3. "Grimmauld Place"

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La mañana en que debían partir, Maddie se despertó aún somnolienta. Se sorprendió un poco al no ver a su hermana en el sofá de al lado, pero luego recordó que Noa no dormía 10 horas seguidas como ella, y se despreocupó. Sin embargo, sí se asombró al verla sentada en el escritorio, escribiendo, y no en la cocina, desayunando.

—¿Qué haces tan temprano? —preguntó Maddie, refregándose un ojo con la mano derecha—, ¿sigues escribiéndole a Viktor?

—Buenos días. Hace un rato terminé mi carta en respuesta a Viktor, pero voy a ir al correo a que se la envíen —respondió Noa—. No creo que Emily esté lista para viajar distancias tan largas... Ahora estoy escribiéndole a Harry.

—¿A Harry? —Oyeron la voz de su padre—, no, no puedes escribirle a Harry.

—¿Por qué no? —preguntaron las mellizas al unísono.

—Les explicaré luego, pero con la Orden llegamos a la decisión de que es lo mejor por ahora —murmuró Sirius seriamente—. Háganme caso.

—¿La Orden? —preguntó Noa—, ¿qué Orden?

Sirius sacó un pergamino de su bolsillo el cual, en una letra pequeña, enunciaba:

«Los cuarteles de la Orden del Fénix pueden ser encontrados en el número 12, Grimmauld Place, Londres."

En el momento en que Maddie leyó aquellas palabras, tuvo una sensación muy extraña.

—Pero —repuso Noa—, ¿qué es la Orden del Fénix? ¿Un club?

—Es una organización secreta en contra de Voldemort —dijo Maddie con certeza.

—¿Cómo lo sabes? —preguntaron Sirius y Noa simultáneamente.

Maddie dudó un poco.

—Debes de haberlo mencionado en algún momento, papá —respondió—, ¿a que sí?

—Tal vez —dijo Sirius—, ¿lo recuerdas, Noa?

—No —negó rotundamente—, para nada.

Noa fulminó a su hermana con la mirada: algo ocultaba. Sin embargo, no volvieron a hablar del tema.

—¿Está todo listo para partir? —preguntó Sirius.

—Sí —dijo Maddie rápidamente—, baúl, Rick en su jaula, Allison —agregó señalando a su diricawl en su jaula y a su gata acostada sobre el baúl de su dueña—, no tengo mucho más que guardar.

—Yo debo guardar estos pergaminos y a Emily en su jaula —repuso Noa—. ¡Emily! ¡Leglo!

Inmediatamente después de que enunciara aquella palabra, Emily revoloteó obedientemente desde la ventana hasta su jaula.

—Buen truco, ¿cómo lo has aprendido? —preguntó Sirius.

—¿Qué significa "Leglo"? —añadió Madison, sin entender.

Leglo significa "cama" en búlgaro —respondió el padrino de Noa, entrando en la habitación—: es un antiguo método de enseñanza de los amaestradores de aves del este del Mediterráneo. Al oír esa palabra, las aves regresaban a su jaula, que era como su "cama". Ha quedado en la genética de las aves desde entonces.

—¿Búlgaro, eh? —murmuró Maddie con una sonrisa—. ¿De dónde lo habrás sacado, enana?

—Oh, vamos —respondió Noa, incómoda—. Si tío Remus lo sabe, yo también puedo saberlo. Creo que Hagrid me lo mencionó alguna vez...

—Me lo dijo un profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas búlgaro que tuvimos en nuestros tiempos —explicó Remus y, no muy convencido, agregó:—. Pero Hagrid ha de saberlo también, tal vez, supongo.

Pequeñas Black y la Orden del Fénix (Libro V) (Harry Potter)Where stories live. Discover now