Tío Remus no se quedó a almorzar, sino que regresó a Greenwich: volvería para la primera reunión de la Orden del Fénix.
Resultó ser que Noa no era una cocinera excepcional, pero Sirius y Maddie debieron disimular.
A lo largo de la tarde, Maddie y Noa exploraron el resto de la casa y prepararon las habitaciones de Arthur y Molly, Percy, Fred y George, Ron y Harry y Ginny y Hermione. Un evento muy cómico y sorpresivo fue aquel en el que, tras abrir la puerta de la habitación de la adorable Walburga Black, se encontraron con el hipogrifo Buckbeak, fugitivo junto a Sirius, descansando frente a la puerta de la alcoba. Sin embargo, más allá de aquel acontecimiento, no sucedió nada interesante.
Antes de irse a dormir, Sirius les advirtió que echaran cerrojo a la puerta de su habitación, pues había posibilidades de que Kreacher se apareciera rondando por la casa en medio de la noche, lo que no sería agradable de ver en aquellas circunstancias.Maddie y Noa se levantaron aproximadamente a las 10 de la mañana para seguir con la limpieza. Su padre había servido cereales y yogurt, por lo que inmediatamente se sentaron a desayunar juntos.
—¿Cómo han dormido? —preguntó Sirius.
—Excelente —exclamó Maddie fascinada—. Esos colchones son los mejores que he probado.
—Antiguos —admitió Noa—, pero de calidad extremadamente alta.
—Me alegro —dijo Sirius, sonriendo, y procedió a mirar su reloj—. Diez y cuarto. Molly dijo que estarían aquí a las nueve.
—¿Qué habrá pasado?
Al final, los Weasley, incluyendo al hijo mayor, Bill, y Hermione llegaron aproximadamente a las 11 de la mañana. Se veían cansados, parecía que la señora Weasley rompería a llorar en cualquier momento. Para sorpresa de las Black, Percy no se encontraba con ellos.
—Ho... Hola, señor Black —saludó Arthur, perturbado.
—Señores Weasley... —exclamó Sirius—. Pueden llamarme Sirius. ¿Qué ha pasado?
—Ha sido horrible —susurró Ron acercándose a Maddie y Noa.
Molly sollozó.
—Mads, Noa —las llamó su padre—, por favor, muéstrenle a los chicos donde van a dormir.
Maddie y Noa fueron repartiendo a los hijos Weasley, Bill, Fred, George, Ron y Ginny, en sus respectivas habitaciones.
—Bill, ¿no estabas en Egipto? —preguntó Noa.
—Pedí un trabajo de oficina para poder venir a casa y trabajar con la Orden —explicó Bill—. Debo decir que extraño las catacumbas.
—Pero hay compensaciones aquí, ¿a que sí? —repuso George guiñando un ojo.
Bill se sonrojó.
—Una «señoguita» se ha postulado «paga» «tgabajag» en «Guingotts» «paga mejogag su inglés» —explicó Fred—. Una llamada Fleur Delacour.
—Y «pagece habeg» simpatizado con Bill —continuó George—, quien le ofreció clases particulares.
—Bill, tú duermes en ésta —dijo Maddie riendo y señalando una habitación con una sola cama. Habían elegido aquella para Percy, sin saber que éste no vendría y que Bill sí.
Bill agradeció y se adentró en su habitación, todo colorado.
—Ahora sí, ¿qué pasó? —preguntó Hermione en un susurro—. ¿Por qué lloraba su madre en el coche?
—Hagan lo que hagan, no mencionen a Percy delante de mamá y papá –dijo Ron, tenso, mirando a Hermione—. Detonaste el llanto.
—¿Por qué?
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Pequeñas Black y la Orden del Fénix (Libro V) (Harry Potter)
FanfictionMaddie debe atravesar una difícil etapa de superación, en la cual, junto con Noa, deberán vivir nuevas aventuras y descubrir más acerca de su familia, sus amigos y ellas mismas. ¿Qué esperas para acompañarlas?