Loverman (Ángel)

8

Toda la noche James solo se movía de un lado a otro por la habitación, pensando y planeando muy bien sus movimientos para cuando el sol saliera de nuevo.

Cuando por fin vio el sol asomarse se recostó unos momentos en la pequeña cama esperando a que se hiciera un poco más tarde y por ahí de las siete y media se desvistió hasta solo quedar en la ropa interior que ella le había prestado, sonrió al pensar en la cara roja que se encontraría al salir.

Se dirigió a la cocina intentando no hacer mucho ruido, cuando llegó a la cocina se puso un delantal rojo obscuro que encontró colgado al lado del refrigerador  y se dispuso a hacerle un buen desayuno a su querida anfitriona, no era muy bueno en la cocina pero era un buen primer paso para conquistarla.

La castaña apenas había abierto los ojos gracias a su molesta alarma,  enredada en las blancas sabanas intentó levantarse aún algo somnolienta, con pesadez fue a lavarse los dientes, hacer del baño y arreglarse un poco para salir, cuando salió del baño  un aroma delicioso inundó su nariz, si su olfato no fallaba lo que olía era tocino y pan tostado salió de su habitación y dejo que el aroma la guiará.

Una espalda desnuda la sorprendió al entrará en su cocina, fue la mejor vista que pudo apreciar, se mordió el labio inconscientemente y continuó mirado el hermoso cuerpo que tenía frente a ella; piernas torneadas y fuertes, sus hombros anchos y músculos que no se marcaban mucho, pero cumplían muy bien su función y por supuesto esa piel que tenía un tono dorado adornada con algunas pecas que solo agregaban sensualidad al aspecto de ese rubio que la estaba volviendo loca.

- Buenos días preciosa, ¿Quieres desayunar?
La nombrada se quedó paralizada, se sentía tonta y sus mejillas tomaron color rápidamente
- Claro que quiero desayunar
Respondió feliz sin notar que el tono de voz que había utilizado era juguetón.

James volteo y su cuerpo sintió un cosquilleo al ver a Hela solo con una playera que le quedaba grande de color negro que apostaba alguna vez tuvo algo escrito   y si eras cuidadoso en observar cómo lo era James notabas que dormía sin sostén, a estas alturas James agradeció al frío que corría por la casa ya que le estaba haciendo un gran favor.

Ella se encargó de sacar lo necesario para iniciar a comer y claro de vez en cuando James le miraba el trasero (Hela hacia lo mismo) no era incomodo pero había una tensión extraña, como un calor fuerte en todo el cuerpo, James sabía el por qué; Hela aún era muy inocente en el tema. El rubio solo quería abalanzarse y tomarla ahí mismo y Hela solo se confundía más, el asunto se estaba tornando complicado; por un lado las cosas bien claras y por el otro miles de dudas y miedos. Sería muy difícil.

Solo se limitaron a comer despacio, disfrutando de la compañía agena, riendo de la nada al verse y analizándose sin que el otro se diera cuenta. Un sonido hizo que todo el ambiente desvaneciera; el teléfono de Hela.  Fue corriendo a su habitación por su teléfono y contestó sin muchas ganas mientras volvía en la mesa de la cocina.

- Que quieres Dave- contestó un tanto molesta y después sonrió por la contestación de su amigo

James frunció el ceño al ver cómo le hablaba ese tipo, al final solo le dijo que hoy tenía que presentarse y que la esperaba su jefe en la oficina. La castaña suspiro cansada, ya estaba aburrida de todo.
- Tengo que meterme a bañar- dijo dejando el teléfono sobre la mesa-¿Crees que estarás bien si te quedas aquí solo?
Volvió a hablar levantando las trastes sucios y los llevo al fregadero donde comenzó a lavarlos esperando la respuesta.

- Si quieres puedo dejarte en tu trabajo y de paso compro un guardarropa
Dijo sonriendo el ojo azul derritiendo un poco más a la castaña

- Si - dijo levantando una ceja- ¿Con qué dinero?
Soltó una carcajada secando sus manos con una toalla.