Capitulo XlV

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POV Katniss:

Estaba ahí, al frente mío, un conejo moteado de café estaba asustado buscándome para correr de mis flechas, pero no lo lograría.

El zumbido de la flecha deslizándose por el arco me dio la seguridad de que ese conejo sería mi cena, pero estaba equivocada. La flecha cayó a un par de
metros a la derecha del conejo, este salió despavorido hacia los matorrales,¿Se me había escapado mi presa? Digo, eso no me pasaba casi nunca.

Me quedé mirando la flecha en el suelo mientras procesaba la idea.

"Sólo es un conejo, ya encontrarás más"

Caminé un par de minutos hasta que vi un ciervo.

"Concéntrate Katniss, estos aparecen poco"

Flecha lista y posición correcta, este no se escaparía.

Suavemente la flecha se disparó hacia el ciervo, pero sólo le rozó la oreja. Otra presa perdida se alejaba burlándose de mi, dejándome atónita.

-¡Mierda!¿Cómo es posible?

Realmente estaba enojada,¿Qué me está pasando? Olvidé al resto de las posibles presas y corrí sin dirección.

Diez, quince, veinte minutos corriendo sin rumbo hasta que empecé a reconocer el camino. Los árboles estaban más separados entre sí y la tierra parecía aclararse. Entonces la vi, la cabaña de mi padre.

No había estado ahí en meses y aun así, a pesar del paso de los años, seguía pareciendo nueva. Pasé al lado de un árbol hueco y dejé mi arco y carcaj dentro. Mi padre siempre guardaba su arco cuando ya llevaba  mucho tiempo cazando y tomaba un descanso en la cabaña. Él pensaba que era más seguro tenerla fuera de la casa por si llegaba a aparecer un Agente de la Paz, lo cual no pasaba jamás, no llegara a sospechar que estaba armado.

Entré en silencio dejando la puerta abierta detrás de mí en caso de que hubiera alguien adentro, pero no había nadie. En verdad, era tonto esperar a alguien porque la cabaña estaba muy dentro en el bosque y casi nadie llegaba tan lejos como mi padre y yo.

La cabaña era pequeña, para dos personas como máximo, tenía una chimenea de metal bastante pequeña y una cama de madera vieja pero que aún servía para lo que fue hecha. Fui a paso lento hacia la cama y me senté en ella. Acaricié la colcha vieja y desteñida con cuidado y recordé una noche de mi infancia.

“Mi padre iba a la delantera y llevaba dos conejos colgando del hombro, era pleno noviembre y había nevado la noche anterior.

-Katniss, deprisa, va a anochecer y es mejor pasar la noche en la cabaña.

-Pero mamá se va a preocupar, debemos decirle que…

-Tranquila, ya sabía que seguramente íbamos a pasar la noche aquí.- Me interrumpió

-¿Y por qué no me contaste?

-Porque era una sorpresa, pero a ti no se te pueden hacer sorpresas, eres demasiado lista.

Seguimos caminando una media hora hablando sobre cómo me sería más fácil usar el arco y cantando para escuchar a los sinsajos seguir nuestra melodía.

-Ya estamos cerca, así que tienes que hablar bajo.- Dijo mi padre mientras bajaba la voz.

-¿Por qué?- Dije bajando la voz también.

-Porque no sería divertido encontrar un extraño en la cabaña, hay que estar listos.

Asentí. Mi padre preparó la flecha en caso de cualquier emergencia, abrió la puerta y relajó el arco.

-Falsa alarma, puedes entrar, cariño.

Mi padre era alguien realmente admirable. Tenía un espíritu libre, cariñoso y amable. Él era mi héroe y mi ejemplo a seguir.

Entramos y dejó su arco en el árbol hueco. Me mostró la cabaña ya que era la primera vez que iba porque antes me agotaba y el trayecto hasta la cabaña desde la pradera era largo.

-¿Tienes hambre, Katniss?- Preguntó mi padre tomando unas cerillas y acercándose a la chimenea.

-Sí, pero aquí no parece haber mucho de comer, papá.

-En casa no es la gran diferencia, pero tranquila, te prepararé unas castañas asadas.

-Suena bien.- Le sonreí a mi padre mientras él prendía una cerilla y la lanzaba al interior de la chimenea.

Así pasó de la tarde a la noche con mi padre, comiendo castañas, practicando con el arco y cantándole a los sinsajos. Ya entrada la noche, salimos de la cabaña a contar las estrellas.

-Papá, yo quiero ser como tú cuando crezca, pero creo que no voy a poder ya que...

-¿Quién dice que no vas a poder? Katniss, tú eres capaz de todo, no lo dudes jamás.- Me inerrumpió mi padre.

-¿Y cómo lo sabes? Apuesto que si me perdiera en el bosque moriría al día.

-Bueno, para eso hay solución. Sólo encuéntrate y estarás bien.- Dijo sonriente.

-¿Encontrarme?

-Si encuentras Katniss, la saeta de agua, vas a sobrevivir.

-¿Y cómo se supone que voy a hacer eso?

-Yo te enseñaré todo lo que sé, en caso de que te pierdas en al bosque, si es que eso te hace sentir más tranquila.

Asentí y me acurruqué en su pecho, él me abrazó y me besó la cabeza.

-Jamás te dejaré sola, Katniss, siempre estaré contigo."

Las lágrimas caían por mis mejillas entre una mezcla de felicidad y tristeza. El recuerdo parecía reciente en mi mente. Era algo que jamás olvidaré en toda mi vida, el cariño incondicional de mi padre.

-Cumpliste tu palabra, papá. Sé que no estoy sola, te tengo a ti.

Me recosté en la vieja cama, cerré mis ojos y dejé que los recuerdos de mi padre me llevaran a un sueño profundo y cálido.

POV Annie:

Katniss no llegaba y estaba oscureciendo. Había pasado la mayor parte del día cazando y no daba señal de vida. Yo no podía ir a buscarla, me perdería y tengo a Finn, no lo puedo dejar sólo.

"Tendré que recurrir a los chicos".

Salí de la casa con Finn en los brazos hacia la casa de Haymitch. Desde lejos se veían las luces apagadas. Genial, seguramente está dormido. De todas formas seguí caminando hasta su casa cuando vi las luces prendidas en una casa a mi derecha.

"Sólo hay tres casas ocupadas, la de Katniss, la de Haymitch y la de Peeta...¡Peeta! Él me servirá"

Corro hasta su casa y toco rápidamente.

-¡Peeta abre, soy yo, Annie, esto es importante!

No me lo esperaba pero escuche pasos en la escalera y de repente la puerta se abrió, dejándome ver a un Peeta a mal traer, con los ojos rojos y el pelo revuelto.

-¿Annie?¿Qué...qué haces aquí? Pasa por favor...- Dijo claramente atónito.

-¡No, Peeta! Esto es urgente, debes salir tú.- Le interrumpí.

-Tranquila, Annie, ¿Qué es lo tan urgente?

-Es Katniss, lleva horas en el bosque y no ha vuelto. En la mañana me dijo que llegaría pronto pero aún no llega. Por favor, Peeta, debes ir a buscarla.

Sus pupilas se dilataron y sus cejas se alzaron, mostrando evidente preocupación. Tomó un abrigo del perchero y saltó fuera de la casa. Se dio vuelta y me dijo mientras cerraba su abrigo.

-Voy por ella. Tú entra a la casa, no puedes pasar frío, yo volveré pronto.

Asentí y lo vi correr lejos de mí, desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Cambiando Página (Katniss & Peeta) [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora