Capitulo Xl

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Debía correr lejos de Katniss, no quería herirla, ella era mi vida y no me perdonaría que yo le hiciera daño con mis propias manos. Corrí por las escaleras y los últimos siete escalones los salté provocando un ruido hueco.

 Estaba en el salón, con las  manos en mis oídos, desesperado. El recuerdo de la tierna y hermosa risa de Katniss se transformaba en una risa malévola en mi cabeza y luego vino lo peor. La risa malévola se volvió un coro de ladridos de perros furiosos, no, no eran perros, eran mutos, como los mutos de nuestros primeros juegos. Estaba confundido, era como si el único sonido en el mundo fueran esos ladridos. Cuando pensé que no podría empeorar, llegaron las imágenes a mi cabeza: Katniss con Gale, Katniss atacándome en nuestros primeros juegos y la peor de todas, Katniss en el bombardeo del distrito, riéndose, burlándose de la panadería de mis padres que se consumía en llamas, con mi familia sufriendo adentro.

Eso no era real, no podía serlo, Katniss no era así ¿O si lo era? Ella me amaba ¿Y si era mentira? Ella es buena ¿Y si, es mi peor amenaza?

Había un debate en mi cabeza, no distinguía lo real de lo falso, buscaba pistas para saber lo que es verdadero pero a donde miraba las cosas parecían emitir los mismos ladridos. Un odio hacía mí mismo por no saber nada respecto a lo que es Katniss, me consumía y empiezo a tirar cosas lejos para que se callen y dejen de ladrar.

POV Katniss:

Me desperté con la sensación de que alguien me había besado en la frente, claramente fue Peeta pero me extrañaba que no estuviera a mi lado durmiendo. Un sonido de que cosas se rompían me hizo abrir de golpe los ojos, vi rápidamente la hora en el reloj digital de la mesita de noche y eran las tres y media de la madrugada, me entró un miedo de que Peeta se haya caído o algo y se hubiera hecho daño, tomé una bata amarilla pastel muy suave que me dio un niño en el distrito tres en la Gira de la Victoria y bajé rápidamente las escaleras.

-¿Peeta estás bien?

Para mi sorpresa Peeta estaba parado sin ningún rasguño, claro sin contar las heridas en sus manos sangrantes que seguramente se hizo al hacer añicos todos esos adornos y jarros. Los pedazos de éstos estaban a su alrededor.

-¡¿Peeta qué ha pasado?!¿Te lastimaste? Dios, ¡Mira tus manos!

Ahí sí que me asusté. Peeta hizo caso omiso a sus manos y subió la mirada lentamente hacia mi, temblando, parecía estar furioso y el azul profundo de sus ojos ya no estaba y lo había reemplazado un negro profundo. Las piezas encajaron en mi cabeza…Peeta estaba teniendo uno de sus ataques. Retrocedió un par de pasos lejos de mi y me gritó:

-¡MUTO! ¡MONSTRUO! ¡ASESINA!

-¡Peeta no! ¡Escúchame por favor, no vuelvas a irte!

Bajé del segundo piso y cuando estuve a unos metros de él, tomó una posición de ataque, medio dudando si lanzarse contra mi. Debía ser rápida y escapar de él, era un favor para ambos. Primero para mí porque sé que si no corro, Peeta podría matarme fácilmente y claramente no quiero morir, menos en sus manos y también es un favor para él porque sé que no quiere hacerme ni el menor rasguño. Busqué escapatoria y vi el baño de la planta de abajo, por suerte la puerta estaba a pocos metros y abierta (muchas de mis puertas están cerradas con llave).Corrí al baño lo más rápido que pude, porque Peeta también es rápido, a pesar de su pierna ortopédica. Cerré la puerta con llave y me alejé lo más que pude de ella. Escuché los pasos de Peeta acercándose a la puerta y luego los golpes contra ella. Las lágrimas caían por mis mejillas de tanto miedo que tenía.

-¡SÉ QUE ESTÁS ADENTRO!

Traté de calmarme y dejar de llorar, pero fue inútil. No importaba que la rebelión se haya terminado, no importaba que Snow hubiera muerto, ellos me habían quitado a Peeta, a mi Peeta.

La puerta estaba rindiendo a los golpes de Peeta, sentía que era mi final, a manos de Peeta, la única persona que amo y que me queda. Bueno, ¿Alguna última palabra? Me pregunté a mi misma.

-Te…te amo Peeta.- Dije con un nudo en mi garganta que no me dejaba hablar con claridad.

Los golpes de Peeta cesaron y me di cuenta de que me había oído, quedé impactada ya que lo dije bastante bajo.

-Quería que lo supieras.- Susurré mientras bajaba la cabeza,reanudando mi llanto.

Entonces oí como Peeta se alejaba de la puerta corriendo. Ahí supe, que Peeta se había ido, y no iba a volver.

Cambiando Página (Katniss & Peeta) [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora