Capitulo XVlll

810 48 10
                                    

El aire volvió a mis pulmones, la sangre corrió por mis venas y el alma me volvió al cuerpo. Él y yo, el uno al frente del otro,en un silencio placentero, profundo,pero lleno de palabras sin sonido.

Puede que sólo hayan pasado unos días desde su ataque, pero es que me había vuelto dependiente a él, a su compañía y existencia. Moriría si lo perdiera, otra pérdida sería como una tortura diaria.

-Katniss, yo...

-No hables, no ha...- Mi aliento se escapó de mi garganta, dejándome sin habla.

Sus manos soltaron mi cintura y me estrecharon en un cálido abrazo contra su pecho. Acarició mi cabello y susurró.

-Te hice una promesa.

-¿Qué?

-Una tarde, la tarde que volviste al cuarto de Prim, ese día yo te prometí que haría hasta lo inhumano por ti, y no pude hacerlo, lo...lo siento.

- Peeta, yo... yo también me hice una promesa a mi misma. Me prometí que a pesar del daño que Snow nos ha hecho iba a recuperarte.- Él negó.

-Eso no es tu responsabilidad.

-Que no sea mi responsabilidad es lo que menos me importa ahora.- Dije mirándolo a los ojos.

Me devolvió una mirada confundida y expectante, esperando a que yo continuara.

-Peeta, quiero que me escuches muy bien, así que no me interrumpas. Quiero recuperarte, quiero ayudarte a volver, quiero que dejemos a nuestros fantasmas atrás, que nos superemos a nosotros mismos, juntos -hice una pausa- Ya lo hemos logrado antes, la meta está más lejos, pero lo lograremos igual, no nos rendiremos, nos pararemos y seguiremos adelante. Peeta, vamos a sobrevivir a estos juegos.

-Sin duda, Katniss, sin duda.- Con el dorso de su mano acarició mi mejilla y besó mi frente.

"Vaya, ¿Quién lo diría? Ahora soy yo la de los discursos y Peeta el corto de palabras."

Con su brazo en mi cintura, nos guió hacia un sillón. Nos sentamos y yo me apoyé en su pecho. Sin compartir ni una sola palabra más, nos dijimos todo. Estaba claro que empezar de nuevo no iba a ser algo sencillo. A Peeta le costaría aceptar que no es un peligro para mi y a mi me costaría volver a ser yo misma y dejar esta Katniss débil que salió de su tumba sin que la llamaran. Pero lo íbamos a lo lograr.

El calor de Peeta me dejaba más adormilada que de costumbre. Los ojos se me cerraban solos y me costaba mantenerlos abiertos.

Verifiqué si Peeta estaba despierto y me topé con la sorpresa de que estaba dormido con una expresión de tranquilidad en el rostro. Lo miré detenidamente y vi las ojeras bajo sus ojos, estaban tan marcadas que me quedó claro que hace días que no dormía. Sonreí al pensar que ahora lo tenía a mi lado durmiendo y ahora podría descansar un poco.

Bajé la mirada y volví a acomodarme en su pecho. Me di cuenta que tan solo hace horas estábamos separados, sufriendo y con miedo a volver a juntarnos. Y ahí estábamos después, abrazados y casi dormidos entregándonos paz mutuamente.

Mis ojos se comenzaron a cerrar y a ceder ante mi sueño y el calor de Peeta. Un cerrar de ojos, dos, tres y en el cuarto mis ojos no se abrieron. Disfruté el momento, dejándome llevar y permitiéndome a mi misma dormir juntó a él.

Me estaba empezando a dormir, a sentir que flotaba, que perdía todo mi peso y que todo desaparecía cuando alguien azota la puerta.

-¡Peeta! ¡Adivina que! ¿Dónde es...- Haymitch giró la cabeza hacia nosotros.

-¿Preciosa? ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a aprovecharte del inocente de Peeta mientras duerme?

El estruendo de la puerta me hizo abrir los ojos de golpe y saltar lejos de Peeta. Cuando me di cuenta de que era Haymitch, fruncí el ceño y miré a Peeta. Tenía los ojos entrecerrados y los brazos extendidos hacia los lados buscando equilibrio. Abrió los ojos completamente y alzó las cejas al verme a un metro lejos de él.

Miró hacia la puerta, se refregó los ojos y con mal humor preguntó.

-¿Qué quieres, Haymitch?

-Te responderé cuando me digas que hace Katniss aquí.

-Nada, de hecho, ya me iba.- Dije fulminando con la mirada a Haymitch y haciendo ademán de irme.

-¿Y tú a dónde crees que vas?- Dijo Peeta tomándome de la muñeca.

-Bueno, creo que no me hace falta explicación.- Dijo entre risas.

Peeta me hizo sentarme de nuevo, dio unos golpecitos suaves en el dorso de mi mano y se dirigió a Haymitch.

-¿Qué es lo que quieres Haymitch?

-Vengo a contarles la buena nueva.

Peeta y yo nos miramos y le dirigimos una mirada expectante.

-¿Qué es? ¿Dejaste de beber?- Dije sarcásticamente.

-No, lo siento, creo que tus intentos de cuidarme siguen sin éxito, cariño.

-No estoy intentando cuidarte.- Haymitch rodó los ojos.

-Como sea, lo que pasa es que Effie viene al distrito.

Estaba preparada para un contraataque, pero al escuchar el nombre de Effie, cambié de idea. Hubo mucho tiempo en que no supe nada de ella y realmente temía el que hubiera muerto. Por suerte, no fue así y lo mejor de todo, vendría al distrito.

-¿Y por qué tan feliz Haymitch?- Dijo Peeta.

-¿Y a ti quién te dijo que estoy feliz?

-Se te nota.- Dije yo.

-Eso quisieras.

Con Peeta nos comenzamos a reír por lo bajo, de seguro moría de ganas de ver a Effie.

-De acuerdo, ya hice lo que tenía que hacer, mejor los dejo para que sigan con sus cosas íntimas.

-¿Disculpa?- Dije dejando de reír de golpe y saltando a la defensiva.

-Lo que escuchaste, Katniss, cosas íntimas.

-No sé de qué hablas.

-Oh, por favor preciosa, sabes que no me engañas.

-Tú si que tienes que tienes un grave problema con que Peeta y yo estemos durmiendo juntos.

-Punto uno; son jóvenes, tienen las hormonas por las nubes, ¿Crees que me voy a tragar eso de que son unos angelitos? Ni lo creas. Y punto dos; no tengo un problema con ustedes, sólo estoy ebrio.

Haymitch rió y salió dando un portazo. Yo salí detrás de él para responderle, pero Peeta se puso detrás mío para calmarme.

-¡Hey preciosa! ¡Mejor te cuidas, piensa que ya me es difícil cuidar gansos, más me va a ser cuidar a su bebé!

-No puedes...- Dije en un susurro, pero Peeta si escuchó.

-Ya cálmate Katniss, déjalo. Ven y entremos, no hace falta pelear.

-Yo no quiero pelear, yo quiero venganza.

-Déjalo ya, pequeña revoltosa.

Peeta me obligó a entrar y cerró la puerta detrás de mí. Nos volvimos a sentar en el sillón, me besó la frente y yo me volví a acurrucar en su pecho.

-Duerme un poco, te ves cansada.- Asentí.

"Haymitch, esto no ha terminado, esta me la pagas."

Con una sonrisa malévola cerré mis ojos y me dejé llevar otra vez por el sueño y por el calor de Peeta.

Cambiando Página (Katniss & Peeta) [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora