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      Joanna despertó. Ya era de día. La cabeza le daba vueltas.

Se sentó en la cama y miró de soslayo, de un lado a otro. Sabía que no estaba sola.

¡Al fin despertaste!

—¿Dante? —preguntó.

¡Uf! No... Soy Jofiel. Él no es el único ser incorpóreo que conoces. ¿Sabes?

—Lo siento.

Está bien. Aunque deberías haber notado que era yo. Mi voz es mucho más bonita y musical, no como salida del fondo de una caverna habitada por un grupo de trolls.

—¿Puedo saber qué estás haciendo en mi cabeza? ¿Dónde está Dante?

Respuesta A: estoy en tu cabeza porque sino, no me escucharías.

Respuesta B: Tu "querido" Dante está aquí y no me quita la mirada de encima. ¿Podrías decirle que me deje en paz? Sus siniestros ojos me intimidan.

—¿Qué pasó anoche?

¿Jo, no recuerdas nada? —preguntó Dante.

El rostro de la chica se iluminó al escuchar su voz. Trató de hacer memoria. Estaba un poco confundida.

—En realidad, no estoy segura. No sé qué fue un sueño, y qué no. ¿Oxana trató de matarme?

Sí.

—¿Y tú llegaste a rescatarme como un príncipe de cuento de hadas?

Sí... carraspeó—. Más o menos...

—Y... me... tocaste... —musitó ella, tratando de guardar la compostura. Lo cierto era que todo el cuerpo le temblaba al recordarlo. Había sido real, no un sueño. Aún era capaz de sentir el cosquilleo.

Sí.

Jofiel exclamó:

Agradezco al cielo que no puedas verme ahora.

Ella ni quiso preguntar qué estaría haciendo. Conociéndolo, podría ser cualquier cosa.

¿Cómo te encuentras, preciosa? Quiso saber el ángel.

—Como si me hubiera arrojado de un edificio.

¡Ja! Ésa estuvo buena.

—Oigan, no quiero ser grosera ni nada pero ¿podrían dejarme un momento a solas? Necesito vestirme.

Jofiel respondió:

Lo siento, Jo, pero no podemos irnos. Vas a tener que vestirte frente a nosotros.

Ella puso cara de pánico.

No te preocupes. Vamos a darnos vuelta. ¿No es cierto, Jof? —Se apresuró a decir el demonio.

El ángel resopló.

Ya está, Jo. Yo lo mantengo bajo control.

—Gracias —dijo la joven, buscando en el armario.

¿Por qué no desconfías de Dante y sí de mí? Me siento discriminado —se quejó Jofiel.

Dante le respondió:

El ángel de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora