Parte 1: Dolor, costumbre y cambio

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No esperas el dolor en tu garganta, en tu pecho, mucho menos en tu alma. Tratas de entender el porqué de las cosas pero nada se te viene a la mente, o quizás sí, pero para ti no son razones acertadas, todo está mal, todas son ideas erróneas.

Duele mucho más cuando quieres gritarlo y no puedes, cuando sientes que el pecho se te comprime solo por no saber qué hacer con eso que guardas en tu mente, seguramente las consecuencias son uno de los miedos que te impiden hablar, decir esas palabras que pueden lastimar a muchos y por eso prefieres callar, tratar de ignorar todo lo que sucede a tu alrededor.

Hay muchas formas de experimentar el dolor: físico, mental, psicológico, crónico, agudo, leve, moderado, severo, entre muchos otros. Este dolor que experimentas quizás puede calificarse como emocional o psicológico, pero la verdad tu no encuentras que alguna definición pueda describir lo que sientes.

Tu cabeza busca soluciones, alternativas para no sentirte de este modo, pero esta sensación de vacío no te abandona por más que intentes soltarlo, y sucede lo predecible, lo más "común": te acostumbras.

Te acostumbras a vivir con palabras atoradas en tu mente y garganta pujando por salir sin importar cuánto daño te haga internamente, te acostumbras a la sensación de algo clavándose en tu alma; te acostumbras a ver sin ver; te acostumbras al miedo que vive en ti porque no quieres ser responsable de lo que pueda suceder si decides dejar de vivir con este dolor tan insoportable y hablas, y dices a viva voz lo que te atormenta, lo que ha influido en tu vida, en tu cambio.

Porque sí, hasta el dolor más mínimo como el de un pellizco provoca un cambio en ti, puede ser físico, emocional o también psicológico. Es ahí donde te das cuenta que todo va junto: Dolor y cambio.

Cambias tu manera de pensar, de estar, de compartir. Te vuelves retraída, desconfiada, insegura y siempre le buscas la doble intención a todo. No eres el mismo de siempre, tus sentimientos y pensamientos están bajo llave, solo muestras la cara que todos quieren ver pero por dentro está el verdadero tú, herido, lastimado.

¿Qué hacer entonces? ¿Callar o hablar? No lo sabes, te levantas cada mañana esperando encontrar la señal para saber qué hacer, pero no la consigues porque esa decisión es tuya, solo tú tienes el poder para saber si seguir con eso que te atormenta o ponerle fin de una vez y que pase lo que tenga que pasar. 

DesnudaWhere stories live. Discover now