"Ahora es tu turno, Katsuki. Ve a buscar tu destino".
Recordando las palabras de su padre, el joven Bakugo Katsuki continuaba su largo camino hacia el reino prohibido.
Con sus ya 15 años cumplidos. Aquel chico de fieros ojos rojos y alborotado cabello rubio, debía realizar la misma proeza que su padre y los antiguos lideres del clan Bakugo.
Domar un dragón.
El clan Bakugo era un reconocido clan de bárbaros. No solo su fuerza y rudeza eran respetados, también lo eran por la proeza de tener a aquellos indomables seres de su lado.
Pasada de generación en generación, era tradición que el sucesor del líder fuera a buscar al propio a la edad de 15 años.
Pero no podía obligarlo.
Ya hubo algunos que cometieron el error de jugar sucio para dominar a algún dragón, pero fueron traicionados en el momento menos esperado y terminaron engullido o incinerado.
La prueba era ganar la confianza de alguno de esos nobles y poderosos seres. Así su gente lo seguiría hasta su muerte.
Si era reconocido por un ser tan desconfiado y autosuficiente, merecía ser reconocido por todos. Ese era el pensamiento de aquel clan.
Suspiraba cansado. Ya llevaba una semana deambulando y no veía señales de algún pueblo o aldea. Revisó el gran bolso que su madre le llenó con comida y agua dulce. Chasqueó la lengua al ver que ya estaba a menos de la mitad.
-"Necesito agua"- pensó al mover sus cantimploras vacías. Miró a su alrededor. Aquel sendero ya lo había recorrido antes cuando era un niño junto su padre y abuelo, así que debía recordar en que partes estaban los claros y ríos.
Se adentró un poco mas en el bosque mientras acomodaba la espada que llevaba en el cinturón. La idea de cazar algún animal grande y asarlo, lo perseguía desde el segundo día, pero para su desgracia ninguno había aparecido.
Solo pequeños como conejos y ciervos, pero él prefería retos mas grandes.
Al mover un gran arbusto, el reflejo del sol le dio de lleno en la cara cegándolo por un momento. Parpadeó varias veces mientras tapaba la luz con su antebrazo y caminó hacia delante.
Al bajar el brazo, vio un bello claro de agua cristalina. Se acercó rápidamente para meter ambas manos sacar una gran cantidad de agua. La bebió dando largos tragos sintiéndose recuperado con cada gota resbalando por el interior de su garganta, y también con las que resbalaban por su cuello llegando a su pecho desnudo. Las joyas en sus orejas y las de sus collares, brillaban gracias al reflejo en el claro.
Se limpió la barbilla con el dorso de su mano. Examinó el lugar mientras dejaba el bolso a su lado y llenaba las cantimploras preparándose para continuar su camino.
Grandes sauces y helechos ocultaban el claro. Flores de colores del atardecer se encontraban a los pies de los viejos árboles. Pequeños animales se acercaban a beber un poco apartados de donde él se encontraba.
De pronto, el sonido de grandes pisadas lo alertaron.
Se puso de pie un poco inclinado con la mano sobre su espada. Retrocedió lento, pero se dio cuenta que los animalitos cercanos miraban tranquilos hacia el lugar donde provenían las pisadas que ahora, eran mas pequeñas.
Se quedó quieto, atento. Las ramas caídas de un sauce del otro lado del claro se separaron, dando paso a un chico desnudo de cabello rojo que caminaba inestable y cabizbajo.
Se sorprendió al verlo. Llevaba una mano sobre su vientre y sangre brotaba bajo ella escurriendo por su pelvis y piernas.
Llegó hasta la orilla donde se derrumbó. Cayó de lado e inconsciente con la cara en el agua.
-¡¿Que demonios?!- corrió hacia el chico rodeando el claro. Le agarró la cabeza con cuidado para evitar que se ahogara -¡Oye!- le dio unas palmadas en las mejillas -¡Despierta! ¡Despierta bastardo!- los parpados seguían cerrados, así que examinó su cuerpo y signos vitales. Comprobó que seguía vivo, además de ver la herida sangrante -¡Diablos!- se quitó la capa, los botines, y con cuidado levantó en sus brazos al pelirojo para meterse en el agua. Después de un tiempo corto salió.
Estiró la capa con una de sus manos para poner al chico inconciente sobre ella. Ahora que su piel estaba limpia, pudo comprobar cuan profunda era la herida. Maldijo otra vez y corrió a buscar su bolso. Lo tomó y volvió junto al pelirojo. Revolvió dentro buscando una bolsa mediana de cuero donde tenía varias plantas medicinales.
Sacó unas hojas verdes y unas cobrizas. Las metió a su boca para masticarlas. Cuando las molió bien, las escupió en una mano y las puso sobre la herida que seguía sangrando -Necesito una hoja grande- miró alrededor otra vez, pero solo habían hojas pequeñas y otras alargadas.
Apretó los puños y salió del claro por el mismo lugar donde el chico entró.
Veía los árboles y plantas buscando alguna hoja lo bastante grande para cubrir la herida, pero al llegar unos metros más allá, encontró varios hombres tirados en el suelo.
Llevaban puestas armaduras, así supo que eran caballeros de algún reino cercano. Se acercó a ellos. Algunos estaban mutilados y a otros parecía que los aplastaron. Caminó con sigilo encontrando algunas armas rotas (espadas, lanzas y ballestas). Mucha sangre alrededor y algunos árboles quemados.
Era obvio que una gran batalla se libró hace poco tiempo. El olor a sangre fresca y cenizas se lo informaban.
Dio con una carreta con una rueda rota y fue hacia ella. Bajo una gran manta verde, había cajas llenas de provisiones, medicinas, más mantas y unas bolsas con ropa.
Sonrió triunfante al verlas y levantó la carreta desde el lado donde no servía. La llevó hacia el claro evitando pasar sobre alguno de los muertos. Al llegar, la soltó con cuidado y miró al pelirojo. Por alguna extraña razón, habían varias hojas grandes a su alrededor. Se sorprendió, pero lo dejó pasar al no sentir alguna presencia cercana.
Fue donde el chico inconciente. Escogió una de las hojas y la puso sobre la mezcla de plantas, después fue a la carreta para tomar unas mantas, envolverlo y dejarlo a los pies de uno de los sauces.
La herida ya no sangraba. Lo examinó de nuevo y suspiró al notar que su pulso y corazón ya estaban más normales. Abrió su bolso y sacó un gran trozo de pan para comerlo.
Decidió pasar la noche en ese lugar mientras esperaba que el chico pelirojo despertara.
___
Continuara...

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Busca tu destino
Hayran Kurgu---CANCELADA--- Bakugo Katsuki x Kirishima Eijiro Advertencias: AU del ending. Todos los derechos de esta historia están reservados. Prohibido la subida a otra plataforma y las adaptaciones.