Capítulo 4

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-¡Bastet!, ¡Bájate de ahí!- El pequeño animal de pelaje oscuro te miro confundido. Suspiraste profundo y te enfocaste en bajarla de allí.

  Sus ojos azules te miraban fijamente, esperando alguna caricia o mimo de tu parte, y como eras débil, acariciaste su lomo.

-Sabes que no me gusta que subas a la heladera, siempre tiras algo- La gata lamió tu mano, sabes que no te entendió, pero aún así volviste a acariciarla- Eres terca, ¿Eh?

  Te sentías tranquila de al fin poder regresar a tu casa, estos últimos dos días fueron demasiado agitados para tu gusto. La muerte de tu amiga, sentirte como una detective, John, Sherlock.

  Sherlock....

  No te habías detenido a pensar en él. Era una persona... eh... ¿Extraña?, ¿Interesante? Sí, quizás eso. Aún así, era atractivo o bueno, atrayente. Estéticamente, hablando, claro.

  Bueno....

  Su personalidad era un enigma, era atrayente de cierto modo también.

  Sacudiste la cabeza, no querías pensar más en Sherlock. Tomaste una toalla del armario y entraste al cuarto de baño, hace días que no tenías una ducha relajante. Comenzaste a apartar las prendas de ropa de ti. Inhalaste, para tu sorpresa, tu ropa olía extraño, no era el olor a vainilla que la lavandería dejaba habitualmente en ella.

  Sherlock.

  ¡Tu ropa olía a él!

  Te sentiste un poco incómoda. ¿Como demonios llego su olor a tu ropa? Tal vez estuviste demasiado tiempo en su apartamento, aunque su apartamento tenía un aroma más a cigarrillos y a vejez.

  Observaste tu suéter y lo inspeccionaste, nuevamente, con el olfato.

-"Huele realmente bien"- Resultó otra sorpresa para ti haber pensado esto, no eras así. Arrojaste tu suéter favorito al suelo- "Mañana lo llevare a la lavandería".

  El agua caliente se deslizaba por tu cuerpo desnudo, llevándose consigo tus inquietudes. Tu mente estaba en blanco.

  Al terminar la ducha te envolviste en una toalla color escarlata. Pero de repente tu cuerpo se tenso. Escuchaste un ruido fuera del baño.

-"Bastet se subió a la heladera otra vez"- Te convenciste a ti misma, aunque no sirvió para nada, ya que al instante otro ruido volvió a ponerte alerta.

  Eran unos zapatos desconocidos, caminando por el piso de madera. Te asustaste un poco, pero lentamente decidiste salir del baño.

  Una figura alta y esbelta sostenía a Bastet con curiosidad, como si se tratara de la octava maravilla del mundo, mientras el animal no desistía en absoluto.

-Creí que tenías más de un gato, tienes demasiados cabellos en tu ropa- La voz grave de Sherlock le devolvió la sangre a tu cuerpo, tranquilizándote.

-Sherlock, se me ocurren cerca de diez insultos para esto, pero los guardaré para algo peor -Suspiraste- ¿Que mierd* haces aquí?

  Bastet maulló, no le gustaba que la tengan en brazos desconocidos por mucho tiempo.

-¡Dame a mi gata!- Le arrebataste a tu mascota de sus manos. Él se limitó a observarte de arriba a abajo, colocando sus brazos sobre su espalda- ¿Que tanto me ves?

La inadaptada y el funcional (Sherlock x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora