Capitulo 11.

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"Cita doble... ¿citla tripe? Un momento... ¿cita cuadruple?"

—“¿Estas nerviosa?”

—“Me tiemblan las piernas y me sudan las manos”

—“¿Tanto así?”

—“Si”— murmuró soplando sus uñas.

—“Solo es una cita”— dijo con desdén. —“No sé porque te alteras tanto.”

—“Hace mucho tiempo que no tengo citas”— dijo avergonzada —“Los tiempos han cambiado, ya no se que se hace en estas reuniones sociales.”

—“Primero, no se dice reuniones sociales. Segundo, ¿A dónde te llevara?”— Tomó otro mechón entre sus manos y pasó la plancha sobre este, lo juntó con los demás y siguió.

—“Iremos a cenar”

—“Elegante”— alzó ambas cejas —“He de suponer que ya sabes que te pondrás.”

—“Si”

—“¿El vestido rojo?”— asintió.

—“¿Cómo es que me conoces tan bien?”— paso el dedo sobre sus uñas para asegurarse de que estas estaban secas. —“Es el vestido de la suerte”

—“La suerte no es algo que suene como tú, sin embargo esa eres tu Izamar.”

—“Lo sé”— miró el reloj asustada —“Vendrá a buscarme en treinta minutos”—Natalie cepillo gentilmente su cabello.

—“Ya terminé con tu cabello”— sonrieron —“Pero tengo que irme, tengo otro compromiso.”

—“¿Compromiso?”— Frunció el ceño —“¿Con el rubio?”

—“Algo así”— la pelinegra hizo un mohín —“Tengo que ayudar a alguien y después ir con Alex.”

—“No te encariñes demasiado Nat, siempre lo haces”— Natalie asintió.

Los nervios no eran algo que pasara por su mente a menudo, a decir verdad jamás había estado nervioso, pero había algo diferente esa noche. Su estomago cosquilleaba un poco, sonrió frente al espejo, seguro no era nada, nada saldría mal esa noche, se veía bien. Traía puesto un pantalón liso, una camisa azul celeste con dos botones sueltos y un saco. Se veía bien para esta cita. Acomodo sus chinos una vez más, sonrió de nuevo y salió de allí. Debía recoger a su cita en veinte minutos.

—“¿Todo listo señor?”— preguntó algo nervioso.

—“Si”— afirmo fuertemente. Y volvió a acomodar su saco y su corbata, sonrió al espejo, Grace no se resistiría a él.

—“Bien, entonces creo que es hora de ir por ella, la espera en quince minutos”— le sonrió.

—“Gracias muchacho”— le sonrió y a él le pareció tan extraño que pensó que simplemente era una mueca. —“¿Tengo que ir solo?”— murmuró asustado.

—“Pues sí, señor. Eso es una cita”— estaba confundido.

—“¿La chica tampoco estará ahí?”— los nervios lo asaltaron.

—“No señor Thompson, Natalie tampoco va a estar allí… solo serán la señora Miller y usted”

—“¿No quieren acompañarnos?”—balbuceo de repente

—“¿Eso es lo que usted quiere?”— el asintió, aún nervioso. Tendría una cita con la mujer de sus sueños… Grace Miller y la idea le encantaba, pero no podía evitar sentirse nervioso, esta sería su primera cita desde hace años. ¿Qué pensaría ella de él? ¿Le gustaría su aspecto? ¿Lo mandaría a volar? ¿Lo insultaría? Su estomago cosquilleaba con las ridículas mariposas, ¡demonios! Parecía un maldito adolecente. —“Yo llamare a Natalie para decirle, estaremos allí pero, no vamos a hablar. Si nos necesita solo acérquese a nosotros”— le dio una sonrisa tranquilizadora.

El chico de la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora