Capitulo 18.

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¿Por qué tiene que ser la ultima vez?

[Día cuarenta de cuarenta] {Viernes} 
4:00 pm [[Veinticuatro horas antes de la boda]]


Bien, no estaba bien, no estaba nada bien. Estaba mal. ¿Había alguna palabra que definiera estar mal incluso peor que mal? Bueno, esa palabra definía su estado ese día. Había estado temiendo ese día desde hace una semana, sabía que llegaría pronto, pero no pensó que llegaría tan pronto, se secó las manos sudorosas en los jeans una vez más. ¿Cómo detenía eso? Todo se había sentido demasiado correcto las últimas dos semanas, todo se había vuelto tan normal para él, como si eso fuese lo que faltaba para completar cada uno de sus días.
Salir con ella, verla caminar por los pasillos como siempre, tomar su mano mientras la acompañaba a su clase, molestarla un poco en sus clases en común, recogerla en las mañanas para llevarla a la escuela, esperarla al salir de clases para llevarla a comer y después a casa, ir a sus tutorías. Mirarla… mirar todo de ella, sus ojos, su cabello, sus piernas, sus labios, su nariz, sus manos, sus dedos. Y lo mejor… besarla.
Besarla en el auto, en la escuela, fuera de la escuela, frente a todos, en privado, cuando iban a comer, cuando la dejaba en casa, cuando se veía muy concentrada en esas tutorías. Cuando se saludaban por la mañana. Ya no era solo un beso diario, no había sido una obligación, había sido algo que ambos deseaban. Pero… ¿y si ella ya no quería aquello? ¿Y si aquello se detenía? ¿Qué si lo mandaba a volar? ¿Qué si él le decía lo que sentía y ella no sentía lo mismo? ¿Eso lo detendría? Sacudió la cabeza. Nunca, no la dejaría ir, no la soltaría. Si ella no sentía lo mismo, el la amaría lo suficiente como para enamorarla de el… no dejaría que ella se fuera. Ella era todo lo que necesitaba de una mujer. Fuerte e inteligente. Decía las cosas que pensaba cuando las pensaba, no se daba por vencida, tenía las agallas para todo. Se resistía a él cuando era necesario. No lo dominaba claro que no. Ella le hacía entrar en razón cuando era demasiado estúpido e impulsivo, lo que necesitaba para mantener su balanza equilibrada… su vida equilibrada. Pero incluso habiendo aclarado su mente, el miedo al rechazo de ella no se fue en ningún momento.
Limpió sus sudorosas manos antes de salir por fin de su auto.

Se preguntaran porque él no estaba con ella. Eso era algo sencillo, Harry estaba delante de la puerta de su, por una tutoría más. No la última esperaba.
Con la mano un poco menos temblorosa que hace un momento toco la puerta. Espero. Espero.
Y allí estaba ella. 
—“Harry”— dijo con voz suave. Le encantaba como decía su nombre. 
—“Hola”— ella se hizo a un lado para dejarlo pasar, sostuvo su cintura mientras pasaba y la beso en la frente. Eso era raro. —“Buenas tardes”— medio grito para la familia de Izamar.
—“No están”— susurró ella —“Estamos solos”— sonrió —“Así que vamos a comenzar”
 
Unos cuarentaicinco minutos después Harry seco sus manos en los pantalones por decima o doceava vez. No había dejado de pensar en eso, no había puesto nada de atención a ella.  Ni siquiera había abierto su cuaderno, mucho menos había sacado un bolígrafo.
—“Bien”— murmuró ella entre dientes —“¿Qué carajo te sucede?”— el se volteo a verla —“No has puesto atención para nada y es como la decima vez que te veo pasar tus manos por los pantalones. Cuando llegaste ni siquiera me miraste a los ojos y no me hagas hablar sobre que ni siquiera tu libreta has sacado ¿Si quiera tienes un bolígrafo?”— Le gruñó —“No me llamaste… nena”— susurró. Se sentó frente a él —“¿Qué sucede Harry? Luces preocupado… ¿Tu abuela está bien? ¿Quieres que vayamos a verla?”— Tomó la cara de Harry entre sus manos y lo obligo a mirarla —“Harry”— susurró cerca de él. —“Bésame”— le pidió dulcemente. Por primera vez en su vida Harry le dijo que no. Ella se separo tan rápido de él que Harry casi se cae de su asiento.
—“Bien. Stevens”— gruñó ella —“la clase acabo, quiero notas de todo lo que te dije el día de hoy. De todo. Voy a mostrarle a la profesora como lo estás haciendo y le diré que busque un nuevo tutor para ti, las tutorías terminaron”— comenzó a agarrar sus cosas, Harry inmóvil en su lugar —“Cierra la puerta cuando salgas… supongo que no somos… no éramos exclusivos” — susurro antes de comenzar a subir las escaleras a su habitación y cerrar la puerta con una patada, aventó sus cosas por toda la habitación. Por un momento creyó que él la seguiría hasta su habitación y la detendría antes de cerrar la puerta, pero como no lo hizo creyó que en cualquier momento el tocaría a su puerta y le diría que lo sentía y que la besaría como siempre después de que discutían. Pero no lo hizo.
Esperó.
Y esperó.
Pero lo único que escucho después de quince minutos fue como el auto de Harry se iba. Se sentó en su cama y reflexiono. Que estúpida. ¿Cómo no lo había visto? El no la quería, él quería solamente meterse en sus pantalones justo como lo había hecho con el setenta por ciento de las chicas en la escuela. Era Harry Stevens. El no era exclusivo. Quizá inclusive estuvo con otras chicas mientras estaban “juntos”.
—“Juntos” — ella escupió la palabra —“No estábamos juntos, yo estaba junto a él mientras él se tiraba a otras mujeres”
Se preguntó si habían si quiera acabado con la estúpida apuesta que los llevo a todo eso. Ella había dejado de contar hace un  par de semanas. ¿Para qué iba a contar si de cualquier manera aquello parecía que iba durar? Bueno, quizá si debió contar los días. A lo mejor se habían pasado y el ya se había aburrido. 
Hubo un momento, quizá solo unos segundos en que quiso comenzar a llorar. Pero aunque sabía que llorar no te hacia débil… no lloró porque sabía que esto pasaría en algún momento, solo que no pensó que pasaría tan pronto. ¿Quién lo iba a decir? Se enamoro del maldito Harry Stevens rompe corazones y bragas. 
Si él no la quería… sabia de alguien que si lo haría.
 
Que estúpido era.
—“Estúpido, estúpido, estúpido, estúpido” — se repitió una vez más. ¿Por qué no simplemente le dijo lo que sentía? ¿Por qué la había dejado marcharse? ¿Por qué no la beso cuando ella se lo pidió? —“Por qué soy un estúpido, por eso” — se gruñó a sí mismo. Ella se veía tan… vulnerable cuando se había negado a besarla. Si tan solo ella supiera que eso era lo que él quería hacer por mucho tiempo. Pero como el imbécil que era se había quedado allí inmóvil. Ni siquiera se había movido cuando ella dijo que las tutorías con ella habían acabado. Ni siquiera intento detenerla cuando dijo que no habían sido exclusivos.
“Supongo que no somos… no éramos exclusivos”
Las palabras se repitieron en su mente otra vez.
“No éramos exclusivos”
Y otra vez.
“No”
Y de nuevo.
“Exclusivos”
Y una vez más.
“Éramos”
“É-R-A-M-O-S”

Había usado la palabra en pasado. Quizá eso había sido lo más doloroso del día. Pero estaba tan malditamente equivocado. Lo peor estaba por venir.
—“Maldición” — gruñó mientras observaba que su tanque de gasolina estaba casi vacío, había estado conduciendo las últimas tres horas. No sabía a dónde iba o por cuales lugares ya había pasado. Se detuvo cuando encontró una gasolinera. Entró y una vez se estaciono salió a llenar el tanque, sostuvo la manguera un rato, hasta que un auto azul metálico demasiado familiar se estaciono al lado. El cabello lacio de Josh apareció por la puerta del auto. El estomago de Harry se sintió gracioso. Josh sostuvo la manguera también un rato, le hizo un gesto con la cabeza como saludando a Harry. Entonces una cabeza… una muy familiar, una que siempre reconocería, salió por la ventana del conductor.
—“Comprare algunas golosinas” — ella dijo sonriendo —“En el cine son más caras”
—“No es necesario” — dijo Josh —“Las compraremos en el cine… después de todo esto es una cita” — le guiño un ojo.
—“No, en serio. Las comprare” — se preparo para salir —“Las esconderemos en mi bolsa así no nos las quitaran… así puedes guardar el dinero para la próxima cita”
“La próxima cita”
Ella se bajó del auto sin siquiera mirarlo ¿Sabía que él estaba allí? ¿Por qué estaba con Josh? –Dejo la manguera en su lugar y entró a su auto- se veía muy guapa… no, se veía muy hermosa. Con su cabello azabache largo que rozaba sus caderas, esos pantalones negros que hacían que sus piernas lucieran aún mejor. Y esos tacones, tenían que medir al menos unos diez centímetros, porque ella lucia más alta. La chaqueta negra sobre la blusa azul que ella levaba le daba un toque aún mejor. Su cabello se agitó con el viento, y aún desde esa distancia el pudo percibir su olor. Se quedo embobado mirando por donde ella había entrado a la tienda. Escuchó a Josh arrancando su auto y avanzó hasta la entrada de la tienda, y salió para encontrarse con ella, Josh tomo las cosas entre sus manos y ella le sonrió, apretó las manos en el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Josh puso las cosas en el asiento trasero y se acerco a ella.
—“Demasiado cerca Henderson” — gruño Harry, lo peor vino en seguida. Josh la estaba abrazando, coloco sus –según Harry- delgados brazos alrededor de ella, ella le devolvió el gesto. Sin embargo solo parecía eso, un gesto. No parecía haber nada entre ellos. No parecían tener la conexión que el e Izamar tenían. El lugar no parecía más cálido como parecía cuando ellos se abrazaban. 
Y por eso no lamento lo que hizo después. 
Ellos subieron al auto de Josh. Harry arrancó nueve segundos después de que ellos se fueran. Así que a una distancia segura los siguió hasta el cine. Cuando llegaron al cine solo estaban dando películas de hace mucho tiempo. Escucho como ella le decía con entusiasmo a el que quería ver “Un paseo para recordar” Eso no sonaba como algo que ella diría. No es que fuera una descorazonada que odiaba las películas de amor, solo que le había dicho una vez que prefería evitarlas y que solo vería una si quisiera besar a un chico para poder perderse la película. Ellos habían “visto” un par de películas románticas.
“Mierda, esto va más en serio de lo que creí”
Se acerco a comprar su boleto cuando vio que ellos entraron a la sala. Pidió un boleto para la función y el empleado lo miró tratando de no reírse.
—“Si no borras esa sonrisita la voy a borrar yo” — Amenazo Harry —“¿Tienes un sombrero?” — preguntó de repente, el chico asintió y sacó una caja con la leyenda: “cosas perdidas” Harry tomo el sombrero y se lo puso le lanzó un billete de veinte y camino hacia la tienda del cine. Compró un refresco demasiado grande y unas palomitas pequeñas. Después se dirigió a la sala de cine. Todo estaba demasiado oscuro cuando llegó, la función ya había empezado. Los localizó de inmediato y se sentó exactamente detrás de ellos. Ninguno pareció advertir su llegada. 
Bien, puede que al principio no le interesara la película, pero al ver que no había ningún “progreso” entre Josh e Izamar, puso atención a la película. 
Una hora después la película se había puesto aún más interesante. Así que no se dio cuenta cuando Josh tomo la mano de Izamar hasta unos minutos después. Estornudo falsamente sobre sus manos unidas y se aseguró de escupir un poco sobre la de Josh. Harry se escondió rápidamente en el sombrero y cuando ambos chicos se voltearon el dijo con una ridícula voz:
—“Lo siento”
De cualquier manera eso no funciono, unos minutos después Josh se inclino en el asiento y susurró algo al oído de Izamar, ella soltó una carcajada. Y Harry se irritó. No quería que él la hiciera reír. Josh no debía hacerla reír. Así que soltó un gruñido como si la risa de ella le molestara –cosa que no era cierta- y gruño nuevamente un: —“Silencio trato de ver la película” — uso la voz que había usado antes. Ella no se volteo, solo murmuro un “lo siento” y volvió su atención a la película.
Un minuto después, ella había quitado el brazo del asiento y se acercó a Josh, él envolvió su brazo a su alrededor y ella se acerco aún más. Un momento después Josh hablo en su oído y ella soltó una risita nerviosa.
“¿Qué demonios?”
Ella asintió con la cabeza después de eso, y su cabeza se hizo para atrás.
“Mierda”
Josh acercó su cara a la de ella, se lanzaron una sonrisa.
“¡No! Mierda, mierda, mierda. ¿Qué hago?”
Estaban tan cerca, sus ojos cerrados. Harry no pensó hasta que estaba de pie y su refresco ya estaba sobre Josh, unas gotas salpicaban a Izamar. No quedó nada en el vaso de refresco. Ambos saltaron de sus asientos y quedaron de pie uno frente al otro. Josh lanzo un —“¿Qué demonios?” — antes de que él e Izamar soltaran una carcajada, se miraron cómplices a los ojos y voltearon a ver a Harry. 
—“Lo siento señor” — ella dijo, ¿Por qué se disculpaba? Después se acerco al oído de Josh y le susurró algo, Josh rio un poco y asintió. —“Deberías llevarme a casa” — dijo ella con picardía.
“¡No!”
Harry quiso gritar, pero no lo hizo, espero a que ellos salieran de allí y los siguió de nuevo, no hicieron ninguna parada. Lo que estuvo bien. Pero eso tampoco fue lo peor de la noche. Lo peor llegó cuando ella lo invito a entrar a su casa y Harry observaba. Su corazón dio un vuelco cuando ella cerró la puerta y algo lo estrujo cuando ella encendió las luces mientras él cerraba las cortinas de la sala de estar. Después de un momento las luces de su habitación se encendieron, se escuchó como la puerta se cerraba con fuerza. Y Harry apretó los puños.
Pasaron dos minutos antes de que Harry pudiera respirar de nuevo. Bajó rápidamente del auto. Y sin esperar nada, abrió la puerta con violencia para azotarla justo cuando entraba, entró corriendo por las escaleras sin percatarse de nada y encontró la puerta de ella. Rápidamente y sin pensar la abrió de una patada.
—“HENDERSON QUIERO QUE QUITES TUS MANOS DE MI MUJER AHORA” — gruñó, con la cara roja por la ira. Tan pronto como escaneo la habitación de ella la furia dejó su rostro mientras daba paso a otra emoción “confusión” —“¿Qué mierda?” — dijo atontando.
Izamar estaba sentada en el suelo – se había quitado los zapatos y la chaqueta- mientras buscaba un disco entre sus cosas. No levanto la mirada cuando Harry llego. Y cuando encontró lo que buscaba se paro sin decir nada. No miro a Harry y lo dejo allí parado en medio de la habitación. Unos segundos después reacciono y la siguió por las escaleras y cuando llegó a la sala de estar Josh había estado intentando sacar el refresco de su cabello.
—“Encontré este disco de Bruno Mars” — dijo mientras le sonreía a Josh —“Pienso que es perfecto para el baile.”
“¿Baile?”
—“Pienso exactamente lo mismo” — Josh sonrió desde el baño —“Creo que debería irme” — le dijo a Izamar mientras la tomaba de la cintura —“Nos vemos mañana” — se acerco lentamente a sus labios y de pronto cambio la dirección de sus labios y los puso en su frente.

El chico de la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora