Capitulo 12.

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"Cierra la boca"

—“Lo siento mucho”— repitió por tercera vez la pelinegra. Él hizo una mueca graciosa.

—“¿Por qué? ¿Por haber perdido una apuesta contra Stevens? Eso no es cosa tuya, es cosa de Harry.”

—“No debí apostar así”— murmuró y se removió algo incomoda en el asiento del BMW de Josh.

—“De nuevo”— suspiró —“No es cosa tuya, es de Harry”— se volvió a mirar a Izamar mientras el semáforo se ponía en rojo. —“Creo que le gustas”— dijo como si nada.

—“¿A quién?”— la confusión atravesó su rostro, él la miro como si fuera obvio.

—“A Harry”— los ojos de ella se abrieron grandes.

—“Claro que no”— gruñó.

—“Lo que tu digas”— dijo guiñándole un ojo y acelerando.

*3 semanas después*

Su respiración era agitada y las manos le sudaban, miro un par de veces más sus posibles salidas y las analizo. Rápidamente negó con la cabeza y supo que escapar no era lo que haría esa noche, esa noche le propondría matrimonio a la mujer de sus sueños, si, habían tenido solo 17 citas en las últimas tres semanas, pero él había estado enamorado de ella desde el momento en el que comenzó a enseñar en esa escuela, nunca había estado tan seguro de nada. A sus 35 años John Thompson sabía que estaba enamorado de Grace Miller y si esa mujer se lo permitía pasaría con ella el resto de su vida, dándole los lujos y los mimos que ella merece, porque ella no merecía menos y el intentaría ser más para ella. El haría todo por ella. Pero aún así, sus manos sudaban de sobremanera y la cajita de terciopelo entre sus manos se resbalaría pronto, su rodilla dolía, 7 minutos y 30 segundos habían pasado desde que se arrodilló frente a Grace y le pidió que fuese su esposa. El sabia que ella podría decir que no, que quizá lo rechazaría, pero Grace no le diría que no. Lo veía en sus ojos. Ella lo deseaba a él casi tanto con él la deseaba a ella. Quizá solo estaba asustada y lo comprendía, había pasado demasiado tiempo sola, pero él quería cambiar eso, quería que la vida de ella cambiara, con él. Así que hablo de nuevo, seguro de sus palabras:

—“Grace Anabeth Miller Robinson, te amo, te amo desde el momento en que entre a esa biblioteca en la escuela, te amo desde el momento en que te vi recibiendo y sellando libros, te amo desde la primera vez que me hablaste y me sonreíste, te amo desde ese día y sin duda alguna ahora, te digo que te amare para siempre. Te prometo un para siempre. Te prometo amarte para siempre, cuidarte y mimarte como lo mereces, porque eres un ángel… mi ángel. Así que te lo preguntare de nuevo, porque te amo… Grace ¿Querrías tu pasar el resto de tu vida conmigo? ¿Despertar conmigo cada mañana? ¿Ir a dormir conmigo cada noche? ¿Serias mi esposa?”— Volvió a respirar, duro. La miro de nuevo y esta vez ella estaba llorando, con rapidez se puso de pie dejando caer la pequeña caja de terciopelo y se acerco a ella —“Grace”— dijo con preocupación —“Lo siento, si esto va demasiado rápido para ti, lo comprendo. Puedo esperar. Por ti esperaría una vida”— ella no dijo nada, se limpio violentamente las lagrimas de las mejillas y se puso de pie, el casi caía pero pudo mantener el equilibrio, ella caminó unos pasos y se agachó, tomo la caja de terciopelo entre sus manos y volvió a abrirla, tomó el anillo entre sus manos y volteo a verlo. Esta vez ella sonreía.

—“John, te he amado desde el momento en el que me sonreíste”— lagrimas caían por sus mejillas, pero ella no las detenía —“Ahora, después de estas tres maravillosas semanas y de estas increíblemente románticas citas no puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo”— suspiró—“John Thompson Shepard Claro que acepto ser tu esposa”— se acercó lentamente a él —“Ahora cierra la boca y ponme este anillo para que después puedas besarme.”

El chico de la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora