Capitulo 14.

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Ambos estaban el sofá en casa de ella, había sido un largo día y ella estaba tan agotada que se había quedado dormida con la cabeza sobre su regazo a mitad de la película y él había pasado todo ese tiempo observando sus mejillas que parecían ser más grandes cuando estaba dormida y sus parpados se arrugaban un poco, su nariz se encogía un poco y las comisuras de sus labios caían seriamente, incluso aunque todo eso fuese extraño James lo encontró realmente adorable, con delicadeza acarició su mejilla, tenía dos moretones en la mejilla derecha y uno en la izquierda, se le formo un nudo del tamaño del mundo al pensar en cómo le había sucedido aquello. Y por supuesto que había querido preguntar qué había sucedido, pero no se había presentado la oportunidad. Continuó acariciando su mejilla hasta que el molesto sonido de un teléfono lo hizo casi gritar, con cuidado dejó su cabeza sobre el sofá y se levantó a atender. Tomó el gran teléfono rojo entre sus manos, suspiró y finalmente dijo:
—“¿Hola?”
—“Disculpa ¿Quién eres?” — contestó una masculina y gruesa voz —“Y porque estas atendiendo el teléfono de mi casa ¿trabajas allí?” — una pausa. 
—“Si, trabajo aquí” — mintió James.
—“Bueno en ese caso… Soy el señor Hiragizawa. Necesito hablar con mi hija”
—“Ella está durmiendo” — medio susurró James.
—“Despiértala” — dijo con voz firme, James soltó un bufido —“Ahora” — demandó el hombre.
—“Si señor” — dejó el teléfono boca abajo sobre la mesita, se dirigió de nuevo al sofá, se arrodillo junto a este y la agito por los hombros —“Natalie Marie” — ella soltó un quejido —“Tu padre está al teléfono” — le dijo, ella murmuró algo —“Quiere hablar contigo” — ella murmuró otra vez. —“Natalie” — la regañó y comenzó a agitarla un poco más fuerte.
—“kwhdksdaksjnaksjfnjk” — murmuró.
—“Esas no son palabras” — rio un poco.
—“Te escuche la primera vez” — dijo esta vez claramente —“Ya voy” — se sentó perezosamente en el sofá. Y con aún más pereza camino arrastrando los pies y tomo el teléfono entre sus manos. Bostezó una última vez y hablo —“¿Hola?”
—“Marie” — dijo su padre con un suspiro y la voz un poco quebrada, como siempre que la llamaba. Su corazón se rompió de nuevo, odiaba escuchar a su padre tan débil, tan roto, unos sollozos rellenaban el vacio del otro lado. Su madre. Ella era la que estaba más rota. La más débil. 
—“Papá” — suspiró. —“Hola papi” — el soltó un gemido de asombro y unos sollozos se escucharon después, esta vez era su papá.
—“Mi niña” — dijo en respuesta —“Te amo tanto… hace tanto tiempo que no me llamabas así”
—“Lo siento” 
—“No es tu culpa mi amor, no es tu culpa”
—“Lo sé” — dijo en respuesta —“Me disculpo por lo que les he hecho a ti y a mamá, me disculpo por no haber estado con ustedes cuando Jake murió, siento mucho no haber cuidado bien a Jake… siento mucho que ahora estén tan rotos.”
—“Estamos rotos mi amor, siempre vamos a estarlo de alguna parte, porque Jake se fue para siempre, pero no tienes que disculparte por nada. Solo estuvieron en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.”
—“Si yo no hubiese llevado a Jake a ese lugar…”— susurro con la voz quebrada.
—“No lo sabías mi amor, solo querías hacer feliz a tu hermano pequeño… y te agradezco eso, estoy seguro que sus mejores recuerdos son contigo en ese bendito restaurante. Le diste un buen último día, incluso cuando no sabías que sería el último. Sé que te decimos esto cada año y lamento solo decírtelo cada año pero… mi amor, nosotros no te odiamos, no te culpamos por lo que le paso a Jacob, si es posible te amamos aún más. Tú no sabías que algo así iba a pasar, nadie lo sabía. Al contrario, quienes lo sentimos somos tu madre y yo, (quien por cierto te está escuchando con el altavoz) nosotros sentimos lo que paso y sentimos tanto no haber estado allí para ti después de que Jake se fue, es solo que sentíamos que si nos acercábamos demasiado a ti nos rechazarías, no queríamos hacerte daño. Pero sé que nos hemos equivocado en como intentamos no hacerte daño, porque solo empeoramos las cosas.  No queremos perderte…”— hizo una pausa y ella sollozo, James se acerco a ella y tomo su mano libre entre las de él —“Y lo siento si lo intentamos de la manera equivocada… te amamos” — su respiración era irregular al otro lado de la línea, se escucho como alguien caminaba hacia el teléfono.
—“Marie… mi amor” — hablo con la voz quebrada.
—“Mami” — sollozó ella.
—“Oh mi amor” — sollozó ella también —“Lo siento mucho… de verdad lo siento. Quiero que sepas que yo jamás te culpe por lo que le sucedió a tu hermano. Jamás te odiamos… solo teníamos miedo” — dijo en un susurro —“Teníamos miedo de perderte a ti también… aún lo tenemos” — admitió.
—“No voy a ir a ningún lado mami” — dijo como niña pequeña y sorbió por la nariz.
—“No sorbas, eso no es propio de una señorita” — la regaño gentilmente y ella rio un poco.
—“Mami… te amo”
—“Yo te amo aún más” — pudo sentir como sonreía —“Volveremos en un par de días para tu cumpleaños… ”
—“Juntos” — dijo el Sr. Hiragizawa —“Mi amor… te amamos más de lo que tu imaginas y lo sentimos más de lo que tú piensas”
—“¿Podrías perdonarnos por abandonarte de la manera en que lo hicimos?”
—“No tengo que perdonarles nada… me alegra saber que ya no están rotos” — sonrió con fuerza aún sabiendo que ellos no podían verla. James apretó su mano y le sonrió también, las lágrimas aún caían por su rostro pero al lado de la gran sonrisa que ella mostraba no eran nada. Colgó el teléfono sabiendo que sus padres estaban abrazándose fuertemente al otro lado de la línea, ya hablaría con ellos en unos días. James no lo resistió más y la alzo un poco hasta ponerla a su altura y la abrazó, sus pies apenas rosando el suelo. Ella lo abrazó por el cuello, puso su frente contra la de él y cerró los ojos. —“Debo decirte algo… antes de continuar con esto” — la bajó despacio y sin decir nada la tomo por la muñeca y la llevo al sofá de nuevo. Ya sabía lo que venía y a pesar de que estuvo pensando en eso todo el día y a pesar de que estuvo buscando la manera de obtener respuestas todo el día, ahora que estaba a punto de obtenerla el estomago se le revolvía con el pensamiento de lo sucedido, pero no dijo nada. No lo haría hasta que ella quisiera. Ella se sentó a su lado con las piernas sobre el sofá y en un gesto de nerviosismo estiró las mangas del suéter y suspiró, intentó tragarse las lagrimas y comenzó con aquello que había estado torturándola desde dos meses atrás. —“Ronald y yo llevamos ocho meses juntos y creía que lo quería, él era, es… muy… celoso, se molesta mucho cuando los chicos se me acercan y me gustaba pensar que era porque me quería demasiado. Hace dos meses esa opinión cambio.” — su voz se volvió un susurro —“Fue la primera vez que nos encontramos en la biblioteca, espere a que te fueses y estaba a punto de entrar a casa, Ronald llegó y me gritó, le pedí que entráramos porque no quería armar una escena para los vecinos… cuando entramos siguió gritándome algunas cosas más, hasta que me harte y le pedí que se fuera… no lo hizo. Él solo…”— la voz le tembló —“Me golpeó” — susurró —“Se que debí haberlo detenido, se que debí haber terminado las cosas ahí, pero él era más fuerte que yo y después me dijo que no lo volvería a hacer, que me amaba… le creí. Que estúpida fui. Las cosas no terminaron ahí, cada vez que me veía contigo unos cuantos golpes más. No pude detenerlo y quizá no quise hacerlo. Quizá debí hacerle caso cuando me dijo que me alejara de ti” — James se estremeció —“. Pero no podía” — dijo —“. No quería hacerlo, estar contigo se sentía y aún se siente bien, estar contigo es diferente… mejor. ¿Recuerdas aquella vez que falte tres días a la escuela?” — No esperó respuesta —“La noche anterior habíamos ido a comer unos tacos, cuando volví Ronald había entrado. Alguien lo había dejado entrar, me golpeo y me beso” — ella se estremeció, los labios le temblaron —“Me golpeo más fuerte de lo que lo había hecho hasta entonces, no supe nada de él después de eso. Tenía demasiado morada la cara, incluso creí que tenía una costilla rota, no fue así, sin embargo no podía ni levantarme. Creí que él se detendría después de eso, creí que nada pasaría de nuevo, creí que las cosas serian como antes. En fin, creí.” — Se detuvo, intentó tragarse las ganas de llorar… de verdad lo intento, simplemente no funciono —“Entonces, cuando creí que las cosas se habían calmado, volví a saber de él, de la peor manera posible. Ayer, después de que te fuiste, cuando estaba entrando a casa, sentí que alguien me empujaba, olía a mujeres, alcohol, creo que estaba drogado, justo antes de volteara, algo me golpeo la espalda” —Levantó la cara en busca de su mirada —“Era un látigo” — dijo en un susurro —“Me golpeo más veces con él, diecisiete veces” — tembló —“. Las conté, sentí que nunca iba a acabar. Cuando termino me jalo hacia él y me beso torpemente y de un momento a otro las cosas se volvieron borrosas, estaba caminando conmigo hacia el sofá y de repente estaba sobre mí en el sofá, diciendo que se lo debía, que había sido una mala novia, que eso era lo que el necesitaba y comenzó a sacarme la ropa… creí que se detendría en algún momento. “
—“Natalie” — susurró —“. No tienes que hacer esto” — ella no lo escuchó.
—“No lo hizo, no se detuvo. Intente apartarme pero no funciono era fuerte y estaba borracho, cuando termino de sacarme la ropa supe que no se detendría” — sollozó un poco —“no se detuvo James, no lo hizo” — subió las manos a su cara y en voz ahogada continuo: —“. Yo era virgen… lo era.  Y todo termino ahí. Subió sus pantalones y se fue. Es todo lo que recuerdo.”
—“Todo es mi culpa” — ella abrió la boca pero él la corto —“. Sí, todo es mi culpa” — se levanto y con voz casi firme dijo: —“. Si yo no te hubiese hablado el no habría hecho lo que hizo.”
—“No es tu culpa” — susurró Natalie.
—“¡Si lo es!” — Gritó —“Maldita sea. Nunca debí haber sido tu amigo” — pateo la pequeña mesa que estaba frente al sofá —“Las mujeres son peligrosas” — siseó.
—“Lo siento” — susurró ella. Él no hizo caso alguno.
—“Sabia que esto traería problemas, mira lo que te he hecho. Todo esto es mi culpa. ¡MALDICIÓN!” — gruñó más palabras y volvió a patear la mesa, una y otra vez.
—“¡DIJE QUE LO SIENTO!” — Natalie se levanto violentamente y gritó, el volvió en sí —“LO SIENTO, MALDITA SEA SI QUE LO SIENTO, SE QUE ESTOY SIENDO UN PROBLEMA PARA TI Y LAMENTO QUE ESTO ESTE SUCEDIENDO Y TAMBIÉN LAMENTO SER UN PROBLEMA PARA TODOS. INCLUSO TAMBIÉN LAMENTO HABER LANZADO ESTA MIERDA SOBRE TI. PERO NO LAMENTO HABERME VUELTO TU AMIGA, NO LAMENTO NO HABERME ALEJADO DE TI CUANDO RONALD ME LO EXIGIO Y NUNCA VOY A LAMENTAR HABERTE CONOCIDO, POR QUE CONOCERTE  FUE Y SERÁ UNA DE LAS MEJORES COSAS QUE ME HAN SUCEDIDO” — y con la voz estrangulada terminó diciendo —“Lamento que tu si te arrepientas de todo” — giró sobre sus talones y subió las escaleras, tres segundos más tarde una puerta se cerró. James se quedó quieto mirando el suelo. Y sin pensarlo mucho subió rápido las escaleras, tocó la primera puerta que vio pero nadie respondió así que entro, no había nadie y era claro que esa no era la habitación de Natalie, como un rayo salió de ahí y tocó la siguiente puerta, nadie respondió de nuevo, intento entrar pero esta puerta estaba cerrada.
—“Natalie Marie” — le susurró a la puerta —“Ábreme” — pidió —“Lo siento.”
—“Vete.”
—“No, ábreme” — suplico dando golpecitos a la puerta. —“Lo siento.”
—“No voy a abrirte y puedes quedarte ahí afuera toda la noche, no te abriré la puerta” — silencio, Natalie suspiro y se envolvió con una pequeña sabana, a pesar de todo continuo llorando. Las palabras de James habían dolido ¿Cómo podría haber dicho eso? ¿Se arrepentía de aquello? Su corazón dio un vuelco.  Y entonces por primera vez pensó que quizá nunca se había alejado del porque lo necesitaba, porque se necesitaban mutuamente, porque él era su complemento. Y si, quizá era estúpido pensar de esa manera, solo tenía 17 años. A esa edad no puedes saber nada sobre amor ¿verdad? No necesitaba a alguien para vivir, pero quizá si lo necesitaba para alegrar su día, para entenderla y para apoyarla en los momentos difíciles, para hacerla reír en cualquier momento, para hacerla querer ser una mejor persona… para amarla como ella lo merecía. Pero, ¿No era eso lo que James estaba haciendo ya? 
Excepto claro por la parte de amar. — pensó. Se quedo tumbada en la cama y pensó que el único remedio en aquel momento era dormir.
 
¿Qué hora era? ¿Las tres? ¿Las cuatro? Estiro su mano en busca de su aparato telefónico como ella le llamaba solo para encontrar vacio el lugar de siempre, estiró aún más la mano debajo de su la sabana y siguió sin encontrar nada. Recordó que lo había dejado en la sala de estar la noche pasada después de haber discutido con James. Con pereza sacó los pies de la cama y con la sabana sobre sus hombros se dirigió a la puerta, la abrió y encontró a un James dormido incómodamente con la espalda recargada sobre la pared opuesta a su habitación, estaba frente a ella, el corazón se le acelero y las manos comenzaron a sudarle. Se había quedado. ¿Había pasado la noche –mejor dicho la tarde, la noche y parte de la madrugada- en el suelo solo por ella? Se quitó la sabana de encima y con cuidado la coloco sobre él, regreso por una almohada a su habitación y con cuidado la puso detrás de su cabeza. Aún sin hacer ruido bajó las escaleras y busco por ahí su aparato, lo encontró sobre la mesita de las llaves, lo prendió y encontró exactamente lo que esperaba. 

El chico de la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora