De la A hasta la Z: Destiel.

Capítulo 6: Fresa.

¡Hola! Pido miles de disculpas por haber tardado tanto, y más cuando estaba tan puntual actualizando. 😭

Como muestra de arrepentimiento les traigo este combo de cinco capítulos. ¡Espero les guste! ♡

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F:

Fresa.

Castiel guardaba dos libros en su mochila, procediendo luego a colocar el seguro a su casillero. Preparado estaba para irse cuando se dio la vuelta, encontrándose de frente con aquellos brillantes ojos verdes que tanto le gustaban.

Ambos sonrieron al encontrarse en aquella mirada, y Dean fue el primero en hablar.

—¿Pensabas irte sin mi?. —Castiel esbozó una corta sonrisa, provocando que el Winchester fingiera una expresión de sorpresa antes de darle un pequeño empujón que los hizo reír.

La relación entre ellos mejoró bastante desde aquella inesperada visita de Castiel hace, exactamente, dos semanas atrás. Ahora compartían mucho tiempo juntos, además de las "clases intensivas" que comenzaron para actualizar al rubio con las materias, más que nada con aquellas que más le costaban, ambos disfrutaban ir al cine así sea solos como con sus amigos, quienes ya los molestaban con que parecían una pareja. A ellos poco y nada les importaba ser vistos así, pues tampoco les desgustaba la idea; aunque, claramente, ninguno lo admitiría.

—Te estabas tardando, la directora MacLeod parecía no querer soltarte. ¿Para qué te llamó?

—Fue para decirme que tendré una "profesora particular" pese a haber mejorado mis notas. Cree que necesitaré más "disciplina". —Dean rodó los ojos fastidiado, Castiel sólo asintió, encaminándose hacia la salida. El Winchester lo siguió.

—¿Y quién será tu "profesora particular"? —inquirió el moreno, haciendo chistosamente las comillas como el rubio.

—No lo sé ni tampoco me interesa, de todas formas... —relajó su expresión al sonreír, deteniendo sus pasos una vez estuvieron afuera del edificio. Castiel también se detuvo. —No vine a hablar de eso.

—¿A qué te refieres?.

—Cas... gracias a ti volví a ser yo otra vez. Me estaba perdiendo a mi mismo y lo hubiera hecho completamente si tú no hubieras aparecido en mi casa aquél día. —el corazón de Castiel, como el de Dean, latía extremadamente fuerte a causa de esas palabras, haciéndole incluso doler el pecho por tal abrumadora sensación. —Por eso yo... quiero darte esto como agradecimiento.

Se descolgó la mochila del hombro y sacó una pequeña bolsita azul. Novak observaba todo con curiosidad e intriga. ¿Qué era aquello? Con duda aceptó la bolsita, viéndole expectante.

—¿Qué es...

—Fresas. Supe de buena fuente que son tus favoritas.

Castiel entrecerró los ojos a la vez que ladeaba la cabeza sin comprender. Dean imitó su gesto con una pequeña sonrisa.

—¿Pelirroja, nerd, amante de los juegos de rol?

El moreno soltó un pequeño suspiro, cerrando por unos segundos los ojos.

—Charlie...

—Y pensar que tuve que pagar por esa información. —frunció el ceño disgustado, pero pronto su expresión cambió al ver la graciosa confusión en el rostro ajeno. Le rodeó los hombros a la par que comenzaba a caminar sin apuro alguno, riendo con suavidad. —Te lo cuento en el camino.

—Gracias, Dean... —agradeció con honestidad, apretando la bolsita contra su pecho.

—No es nada, aún así espero que las compartas conmigo.

Castiel alzó ambas cejas con diversión, viéndole con fingida duda.

—¿Si?

—¡Obvio!

—Mh... lo voy a pensar.

Ambos volvieron a reír, siguiendo el camino de siempre y siendo acompañados por carcajadas y amistosos empujones.

Puede que parezcan una pareja, de esas que van al cine, que se ayudan mutuamente y pasan todo el tiempo juntos, pero lo que ellos tenían era algo tan único, y ambos lo sabían, e igualmente lo sentían, mas jamás lo dirían, así como Castiel ocultaba su amor por las fresas porque no le gustaba compartirlas, pero ese día las compartió. Las compartió con Dean, y eso era porque Dean también se estaba convirtiendo en aquello que no le gustaría compartir. Con nadie.

Dean ya era una fresa más que procuraría mantener en secreto.