Capítulo 10: Jamás.

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J:

Jamás.



Nunca habia sido su intención lastimar a Castiel, se odiaba a sí mismo por haberlo hecho.

Había pasado una semana desde que el moreno los descubrió a él y a esa chica besándose, aunque, en realidad, esa chica lo besó sin darle tiempo a respirar; no obstante, Novak lo evitaba constantemente en la escuela y en donde sea.

Y ahí estaba él, dejándose llevar por sus sentimientos de culpabilidad, debatiéndose entre obligarlo a que lo escuchara o dejar que se alejara como todos los días que ya habían pasado, pero si hacía eso probablemente lo perdería para siempre. Pensar en eso lo aterraba, pues realmente sentía cosas muy fuertes por Castiel. Cosas que nunca antes había sentido.

Entonces, decidido, Dean se paró frente a su puerta y tocó. A los minutos, la puerta se abrió aunque estuvo a punto de cerrarse si él no hubiera puesto el pie para impedirlo.

—Escúchame, por favor.

—Vete.

—Cas... déjame explicarte, por favor, si no logro convencerte yo mismo pondré el trasero para que me patees.

El moreno lo observó fijamente durante minutos antes de abrir con lentitud la puerta.

—Te escucho. —Se cruzó de brazos, viéndole con dureza.

—Pero no aquí. Quiero llevarte a un lugar especial.

Castiel estaba indeciso, si bien es cierto que sentía mucha rabia contra él, pero tampoco podía seguir huyendo como una niña estúpida.

Finalmente asintió y en silencio siguió al mayor calles abajo.

No tenía ganas de escucharle, se sentía herido, traicionado. Estar cerca suyo era lo último que quería, y aún así ahí estaba, siguiéndolo hacia... ¿El cementerio?

El tétrico cartel que anunciaba la entrada al Cementerio de Lawrence se alzaba intimidante frente a él, colocándolo nervioso.

—¿Qué hacemos aquí?

—Quiero presentarte a alguien.

Con una corta pero honesta sonrisa, Dean se adentró al cementerio. Castiel, sin más opciones, lo siguió.

Caminaron y caminaron, en silencio, entre medio de las miles de tumbas, algunas abandonadas, todas solitarias. Todas menos una.

El mayor detuvo sus pasos frente a una tumba muy adornada con bellas flores, antes de extender una mano hacia él. El moreno, aún dubitativo, aceptó y se quedó a su lado, observando el nombre inscripto en la lápida.

"Mary Winchester
Amada esposa y madre. "

—Hola, mamá. Él es Castiel Novak, el chico del cual te hablé. Verás, yo... —soltó una amarga risa antes de continuar. —Yo le dije que él me gustaba pero él sólo huyó, y me lastimó, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de él, ni mucho menos por algo tan estúpido como un beso sin importancia. Tú sabes... tú sabes lo mucho que él significa para mi.

Aquellas últimas palabras las pronunció observándolo. Castiel estaba sonrojado, sintiendo su corazón latir tan fuerte como la manera en que sus manos entrelazadas estaban.

—Yo no la besé, Cas. —dijo sin titubeo, firme y sincero. Sus bellos ojos verdes se lo demostraban. —Yo no besé a esa chica, ella me besó a mi, además... cuando yo te dije que me gustabas era en serio, y... —bajó la mirada. —Y me dolió que huyeras de mi...

Novak tragó saliva antes de acercarse a abrazarlo con fuerza. Dean correspondió, sorprendido.

—Lo siento, no quise herirte... —susurró apenado, teniendo el rostro oculto en su cuello. Se mantuvo así durante un buen tiempo antes de separarse, viéndole decidido; ya no correría más. —Yo, desde hace tiempo... yo te quiero, Dean.

Dean lo observó sorprendido, para dar paso a una hermosa sonrisa segundos después.

—Entonces… si yo te gusto… y tú me gustas… ¿Podemos intentar… salir? —preguntó algo nervioso, pero le agradó ver como Novak asentía con la cabeza.

Sin dudarlo un segundo más lo abrazó tiernamente, no lo besó, pensó que tal vez eso sería demasiado apresurado por como se habían dado las cosas; sin embargo, el estar sintiendo el calor de su cuerpo, era suficiente.

—Cas... yo jamás te haría daño. Se lo prometí a mi mamá.

Y ambos rieron.

De la A hasta la Z: Destiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora