De la A hasta la Z: Destiel.

Capítulo 14: Novios.

N:

Novios.

Caminaban tomados de la mano por la ciudad, ambos con un poco de timidez, pero con un amor notorio para cualquiera que los viera. Una semana llevaban siendo novios oficialmente y la noticia no pasó desapercibida en la escuela, en donde recibieron diversas demostraciones, desde las felicitaciones a la ignorancia pasando a los típicos comportamientos homofóbicos de pobres individuos que no aceptaban el hecho de que dos hombres podian ser felices juntos, igualmente no fue problema para ellos ni sus amigos que se mostraron muy contentos por su relación.

—No hacía falta que me acompañaras, Cas.

—Quería hacerlo. Quiero hacerlo. —corrigió luego de unos segundos. —Es lo que hacen los novios, ¿no? Acompañar.

Novios. Aún no se acostumbraba.

Cuando habían decidido salir jamás habían pensado, o siquiera imaginado, que acabarían así; enamorados y muy cómodos por la compañía del otro. Ambos, sencillamente, se complementaban, aún cuando a veces chocaban, aún cuando no tuvieran tantos temas de conversación por la personalidad de cada uno. Pero ahí estaban, amándose cada día más.

—Si, tienes razón. Es lo que hacen los novios.

Luego de una extensa caminata llegaron a un taller con apariencia abandonada, debido al mar de autos viejos, rotos y sucios que los recibieron al pasar por una reja que estaba abierta, cuya reja mostraba un cartel que hizo sonreír al rubio.

-----------------------------------
"Taller Singer
Idjits."
----------------------------

—¿Idjits? ¿Qué clase de insulto es ese?. —ladeó confundido la cabeza el moreno, haciendo que el ojiverde le viera divertido.

—Hey, Assbut! —se burló el rubio, imitando la voz gruesa y enojada de su novio.

Castiel puso su mejor cara de poker y siguió caminando, mientras la risa del rubio podía oírse perfectamente, y aún así le fue imposible no sonreír levemente. Dean podía ser un idiota muchas veces.

El Winchester tocó la puerta y esperó a ser atendido, siéndolo a los pocos minutos por un hombre mayor y con aspecto peligroso.

—Hola, Bobby.

La sonrisa del rubio acabó por suavizar la dura expresión del adulto que, rápidamente y en un acto muy paternal, lo envolvió en sus brazos. El adolescente no tardó ni un segundo en corresponder tan esperado abrazo por parte de su viejo amigo.

—Dean.

Estuvieron en la misma posición unos minutos hasta que el carraspeo del Novak los separó, y entonces Bobby reparó en su presencia.

—¿Y tú quién rayos eres?. —y como arte de magia, volvió a ser aquel mismo Bobby Singer que Dean tanto había extrañado; sentimental pero cascarrabias.

—Él es Castiel, y es...

—Su novio. —lo interrumpe el pelinegro ante la épica expresión de sorpresa del mayor. —Y requerimos de su ayuda, señor Singer. No nos iremos hasta que nos escuche.

Y Bobby los escuchó, o, más bien, lo escuchó, a Castiel.
El moreno se dedicó a hablar por ambos, mostrándose serio y seguro en cada momento, aunque se sintió intimidado por los distintos modelos de armas que el hombre coleccionaba en sus paredes.

—Entonces... ¿nos ayudará?

Un pequeño silencio reinó en la sala en lo que Bobby tomaba una copa de whisky, bajo la expectante mirada de los jóvenes que sentados frente a él lo observaban.

—Está bien. —gruñó. —Merezco una medalla por esto, pero está bien.

Ambos esbozaron una sonrisa y se observaron felices.

Si todo resultaba bien, Dean no tendría que irse de Lawrence y ellos tendrían la oportunidad de amarse, protegerse y acompañarse, tal y como los novios hacen.