ÉRASE UNA VEZ

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Érase una vez un corazón roto. Un cuerpo que ardía por dentro. Desnudado una única vez y anudado por la garganta.
Érase esa misma vez un hombre destrozado. Le juraron mil veces ser el único. Y fue el único que calló tantas veces en lo mismo.

Hay historias que no tienen un final feliz. Y otras que simplemente no tienen final. Al menos para una de las dos partes. Historias que son imposibles de escribir y otras que son imposibles de escribirles un punto y final.

Y es que escribí tantas veces en esta historia, que ya no salen más palabras. Sólo soy capaz de pensar en dolor. Y en como volvería una y otra vez a quedarme estancado en la misma línea.

Un amor de esos que ya no quedan. Que ya no se escriben. Y es que ahora comprendo el por qué de que no se lean historias así.
Estas cosas matan.

Mata escribir como pudo ser y no fue. Sentir y no expresarlo. Amar y no poder. Pensar y no deber. Correr y no llegar a escapar. Volver y que no vuelvan.

Sólo queda por decir que muero lentamente. Dejando migas de mi por si te pierdes. Aunque eso signifique desaparecer algún que otro día.

Pero
si vuelves,
habrá merecido tanto..
Que no necesito de mi para vivir.

Por si vuelves. Nunca me fui.

POR EL QUÉ AMARÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora