Otra vez estaba en este rincón, sola y llorando... básicamente como estoy siempre. Os preguntaréis por qué lloro, ¿verdad?.
Para poder contarlo tengo que empezar desde el principio.
[Flash back]
Hace más o menos dos años todo era felicidad, tenía la mejor familia del mundo, o al menos eso creía yo. Estaba en mi habitación cuando mi madre entró con un gesto serio en su rostro, parecía destrozada por dentro, entonces se me acercó y..
Madre: ¿Dónde está mi niña bonita? sonrió y me besó la mejilla-
Yo: ¡Mamá! Sabes que ya no soy una niña.. -dije entre dientes, vale, tenía 15 años, pero odiaba que me dijera aquello. Entonces ella echó a reír pero aunque lo intentase ocultar yo sabía que le ocurría algo..
Madre: Para mí siempre serás mi niña pequeña -me abrazó como si se le fuese la vida en ello a la vez que me salía una gran sonrisa, adoraba los abrazos de mi madre.
Yo: Bueno, ¿para qué has venido? -la miré, sus ojos transmitían una mezcla de preocupación y tristeza-
Madre: Cariño, ¿recuerdas la semana pasada cuando fuimos al hospital para hacerme unas pruebas?
Yo: Sí, ¿qué es lo que.. -me interrumpió cogiendo mis manos y me miró a los ojos-
Madre: No me interrumpas..-prosiguió con lo que intentaba decir- ante todo debes ser muy valiente y prometerme que jamás llorarás por mí.
Vale, mi madre me estaba asustando, desde un principio me dí cuenta de que no eran buenas noticias pero.. ¿tan malas como para qué me dijera aquello?
Yo: Mamá, me estás asustando, habla de una vez por favor..
Madre: -cogió aire pensando bien cada palabra que iba a decir- Cielo, tenemos que aprovechar estos cinco meses, me han diagnosticado cáncer y al estar en un estado avanzado no pueden hacer nada.. solo quimioterapias que puedab retroceder algo lo inevitable, pero nada más.. -noté como mis mejillas se empapaban en lágrimas al igual que las de mi madre mientras contaba aquello-
Yo: No, no puede ser, no puedes dejarme sola mamá.. -la abracé con todas mis fuerzas mientras no pude evitar llorar desconsoladamente-
Después de cuatro meses con mi madre en el hospital, yendo a las sesiones de quimioterapia, acompañándola a todas y cada una de sus operaciones y pruebas, veía como no mejoraba, veía que todo el esfuerzo que ella estaba haciendo para salvar su vida no servía de mucho. Aún así, ella seguía al pie del cañón ya que siempre pensaba que nunca estaba nada perdido, siempre quedaba la esperanza..
Un Jueves como otros tantos fui a recoger a mi madre a su habitación ya que le tocaba otra sesión más de quimio. Caminé hasta la sala, esa sala llena de personas con esperanzas, sueños por cumplir y un deseo enorme por salir de aquél agujero oscuro en el que se encontraban.
En un principio todo transcurría con normalidad, dentro de lo normal que tiene una sesión de quimio. Mi madre estaba con esa sonrisa que la caracterizaba, aquella que no perdía ante ninguna situación, mi madre era la persona más fuerte y luchadora que conocía, algún día quería ser como ella.
Tras horas y horas viendo como le metían eso a mi madre y ella cada vez se iba debilitando más aunque no quisiera aparentarlo, se quedó dormida, aquél esfuerzo había podido con ella hasta que le rindió el sueño o al menos eso pensé yo.
Una vez terminada la sesión llegó la enfermera para quitarle la bolsa de quimio y ahí fue cuando pasó lo peor de mi vida..
La enfermera se acercó a mi madre y pudo comprobar que no se hallaba dormida si no que había fallecido. Mi madre había fallecido durante una sesión más.
[ Fin del flash back]
Volvamos a mi habitación. Ya había pasado un año de aquello pero aún así yo no podía pasar página, aún no aceptaba que mi madre se hubiese ido, ella era mi único apoyo, a quién le contaba todo, mis amores, desamores, alguna que otra locura cometida. Todo esto me ha cambiado, ya no soy la misma chica alegre y feliz que siempre sonríe si no que por el contrario me he convertido en alguien fría, que desconfía de todos.
A todo esto se le suma el nuevo matrimonio de mi padre, el cuál no había guardado luto a penas un mes y ya estaba con otra, cosa que jamás le perdonaría. Mi madrastra se llama Emily, desde el momento que supo que mi padre, Josep, tenía una hija se encargó de hacerme la vida imposible y llevarse a mi padre a su terreno enfrentándome a él.
Estaba realmente cansada del cambio que había dado mi vida, ¿por qué a mí? ¿Qué había hecho yo? Estas preguntas siempre rondaban mi cabeza.
De pronto sonó mi teléfono, me levanté de aquél rincón con lágrimas descendiendo de mis ojos y lo cogí..