Capítulo 8

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Me demore, ya sé, pero les traigo capitulo largo.


Capítulo 8

Ella siguió a su jefe a la oficina preguntándose si la regañaría, una ves adentro, se mantuvieron en silencio un par de minutos, que a ella se le hicieron eternos.

—Leo, me estoy desesperando.

— ¿Que hay entre Erien y tú?

Pregunto yendo directo al grano.

— ¡Leoooo!

Grito ella entre sorprendida e indignada. Su jefe y amigo tenía un gesto severo y con firmeza le hablo.

—Contesta.

—Nada, no hay nada.

—No fue lo que vi.

Replico, mirándola con los ojos entrecerrados.

—No viste nada, porque no hay nada, no niego que me gusta, pero estoy con Armand y...

—Es más que eso niña, eres su mujer, pero si no lo quieres, deberías decírselo. Admitir que te gusta Erien no es que no haya nada entones.

—Oh, eso él lo sabe y tú también, conoces las circunstancias de nuestro matrimonio. Ademas hay de gustar a gustar, me gusta cris Evans y no tengo nada con él.

Leonel rodo los ojos a veces Hiseli se pasaba de lista o de estúpida, ya n sabia.

—Sí, pero pensé que podrían superarlo, si tú no crees que puedas quererlo, díselo. Eso sería más justo.

—No es tan fácil, además yo siempre soñé con el amor y una familia y...Él me gusta mucho me atrae sexualmente, pero él ni siquiera se da tiempo para estar conmigo, ni me toca, así que ¿qué debo hacer?

Leonel la miro fijamente y sonrió con amabilidad.

— ¿Qué quieres hacer?

—No sé, quiero que se enamore de mí.

—Sí lo hace y tú lo dejas, sólo sufrirá.

Tratar de hacerle ver las cosas a Hiseli, le recordó a cuando hablaba con su pequeña hija. En muchos aspectos Hiseli aún era una niña. Su padre no debió casarla tan pronto y menos bajo esas circunstancias. Él jamás trataría así a Ofelia, antes se ponía a pedir limosna en las calles que vender a su niña.

—Lo sé, ¿soy una egoísta no?

—No, creo que tú quieres que él se enamore de ti, porque tú ya lo estas de él.

—Supongo que tiene sentido.

Respondió bajando la mirada y luego tomo un bolígrafo y empezó a dibujar corazones en una de las hojas en blanco de Leonel.

— ¿Lo admites o lo niegas?

—Bueno ¿y por qué iba negarlo?

Respondió un poco a la defensiva, se sentía como una pequeña siendo regañada por robar galletas, dos galletas y querérselas comer antes del almuerzo, sí dos deliciosas galletas.

—Antes cuando hablamos de ciertos chicos para ti y alguno te gustaba lo negabas.

—Por qué pensaba en ellos, pero no de manera limpia, oh, no me mires así, no quiero decir que me imaginara cosas eróticas eh, si no que pensaba cosas malas o tontas, y me asustaba y la que se atormentaba era yo, ya sabes a causa de mis amigas, con sus novios que las dejaban o maltrataban, y ya ves, mi primer novio me pinto el cuerno.

Química legalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora