Capítulo 9.

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Hola espero que el capi sea de su agrado, al fin la parejita a ...Ejem multimedia lo dice todo.


En la casa Hiseli esperaba a su marido con la cena hecha, vino blanco, carne asada con salsa de queso y tomate, al llegar él lo vio satisfecho.

— ¿A qué se debe esto?

—Por ser un excelente abogado, ojalá fueras un excelente marido.

Dijo para picarle, él sonrió y mordió el anzuelo.

— ¿Por qué? ¿Qué me falta?

—Que me des tus besos, tus caricias, tu cuerpo.

Se sonrojo de inmediato y desvió la mirada, carraspeo un poco antes de responderle.

—Bueno, quizás algún día.

Cuando ella se ponía a decir cosas como esas, algo extraño se instalaba en su pecho, algo que no sabía definir, pero que le subía los colores al rostro y hasta las orejas.

—Espero que sea pronto cariño mío, cuando tú quieras, yo estaré lista para ti.

—Bueno, veremos.

Dijo tímidamente. Es curioso pensó, normalmente era el hombre quien tenia que esperar a que la chica estuviera lista para el sexo, no al reves. Hiseli era bastante peculiar. Él le acaricio con ternura la mejilla y añadió.

─Eres una buena chica, te quiero, luces triste ¿Te pasa algo?

—Cuando dijiste que eras un hombre enamorado tú....

—Me refería a ti.

— ¿En serio?

—Sí...

— ¿Eso quiere decir que me amas?

—En cierta forma.

Ella sonrió, así que la quería, no era sólo su ego recibiendo flores, había algo má, su corazón se sentía en paz de saber que era correspondida.

— ¿Eso es lo único que te preocupaba?

—principalmente, si pero tengo un problema.

Pensó que era ahora o nunca, así que le contó todo sobre Miller Softwercomp y el citatorio que tenía. Le externo su temor a ser detenida y encarcelada por una venganza juvenil.

—Te ayudare His

—No quiero que te sientas comprometido.

—Eres mi esposa y te ayudare.

— ¿No te perjudica? tienes el caso del médico y estas ocupado.

—Siempre puedo darme tiempo para ti.

— ¿Siempre?

Pregunto ella levantando una ceja, gesto que él interpreto correctamente y apenado le respondió.

—Bueno, de ahora en adelante.

Al día siguiente Robert Callawey fue de visita de nuevo y le informo a su hermano sus planes.

—Vamos a casarnos Armand, Evelyn y yo nos casaremos y viajaremos de luna de miel todo el mes, será genial.

—Oh que envidia me das Evi, yo no tuve luna de miel.

Protesto con un mohín Hiseli mientras servía el té...

—Oh lo siento.

Dijo la chica mirándola con lastima, entonces Armand, intervino.

Química legalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora