Capítulo 8

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Confesiones

Lilia estaba sentada en un sitial que había en la habitación de Adam, que dormía tranquilamente en la oscuridad de su habitación. Ella había llegado hasta ahí después de que Arial la dejara sola para dirigirse a la antigua casa de Ethan.

Tenía en su mano un globo de agua para despertarlo, estaba analizando desde donde lo iba a dejar caer. Estaba tan molesta con Adam, que quería fastidiarlo solo para que se enojara aun más y como no podía golpearlo y los gritos no servían con él... lo mejor era arruinar su sueño. Ya que por lo visto no había descansado la noche recién pasada.

Estaba furiosa por lo sucedido con Thaumiel, no podía creer que lo tuviese tan cerca y que Adam no le hubiera informado de ello. Se sentía una estúpida por haber estimado a Kobal, quien no era nada menos que su padre.

Se puso de pie y con cuidado se subió a la cama, quedando de pie sobre esta. Adam dormía plácidamente, perfecto para lo que ella deseaba hacer. Ubicó en un ángulo adecuado el globo de agua para finalmente dejarlo caer contra el rostro del ángel caído.

Adam saltó de su cama, mirando asustado hacia los lados mientras llevaba sus manos hasta su rostro para secarlo de lo que fuera que hubiera caído sobre él.

— ¡¿Qué?! –Dijo buscando al causante de su traumático despertar — ¿pero qué demonios te pasa? –preguntó al ver que Lilia estaba de pie sobre su cama.

—Oh, he venido a despertarte, buenos días ¡Idiota que no fuiste capaz de decirme anoche que Thaumiel era Kobal!

Adam la quedo mirando sorprendido, dudando si Eric había sido quien le informó a Lilia lo sucedido, pero era imposible, él era muy reservado.

— ¿De dónde sacaste eso?

— ¿Lo vas a negar acaso? –dijo ahora bajando de la cama y dirigiéndose hacia las cortinas. Las corrió, dejando que toda la luz del mediodía lluvioso llegara hasta la vista de Adam, quien no había podido dormir más de cuatro horas.

Adam se sentó mejor en la cama, secando su rostro con las sabanas, cansado por no tener sus ocho horas de descanso que usualmente tenía que dormir para despertar de buen humor, era una pena que eso casi nunca ocurriera.

— ¿No podías despertarme como la gente normal? –preguntó él, con su cabello corto todo desordenado.

—No puedo creer que me hayas hecho esto, es en serio ¿no decirme que era Thaumiel?

Adam la quedo mirando unos segundos, notando lo guapa que se veía con sus jeans oscuros y un suéter azul que le quedaba un poco ancho. Llevaba su cabello tomado.

Sus labios ardieron al notar como ella hablaba y hablaba, deseando hacerla callar con un beso.

—Lo siento, ayer las cosas no se dieron como esperaba, me desconcentré –dijo Adam, tratando de despertar –pero estas siendo injusta ¿sabes? –pasó sus manos por los ojos, para despertar.

Ese gesto solo hizo que Lilia se sintiera mal por despertarlo tan bruscamente.

— ¿Por qué injusta? –exigió saber ella.

—Te enojas por este único error, siendo que me he pasado mis últimas décadas protegiéndolas.

Lilia se sintió aun más mal de lo que ya comenzaba a sentirse, pero su enojo se aferró a lo que había sucedido anoche, más que al error de Adam. Se seguía sintiendo pésimo por culpa del ángel caído y se odiaba a si misma por no ser capaz de mantenerse enojada con él de una forma más dura.

Un Ángel Traicionado (Segunda parte UAC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora