|01. Tártaro|

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En La Isla de los Perdidos, se cree que la peor descendiente, es nuestra querida y muy popular Mal, quien fue elegida para ir a Auradon. No fue sorpresa para nadie que no tardara en dulcificarse su malvado corazón ante los cálidos brazos del ahora, rey Ben. Si, Malefica tiene su fama, pero, ¿acaso se olvidan de nuestro querido Hades y lo que fue del resto de su inmortalidad?

Oculta entre las tinieblas, se encontraba su mas perfecta creación, y no, esta no era otra extraña criatura. Si no una pesadilla con la forma mas divina de un maravilloso sueño de cualquier hombre. Su nombre, significado de belleza, y ella misma creada por el Dios del Inframundo, Adara.

En Auradon, como ya todos lo sabemos, ahora Evie, Mal, Carlos y Jay son parte importante de aquella "adorable" sociedad, llena de princesitas bondadosas y caballeros vestidos en tonos pastel. Todos pareciendo muñequitos de azúcar, mientras en la Isla de los Perdidos, se pasaba un mal rato. ¿No les parece egoísta?, que cuatro villanos hayan olvidado por completo su pasado para convertirse en aquellas florecitas delicadas, y todos sabemos que, hasta el villano mas cruel, volvería por los demás perdidos.

Mal, Evie, Jay y Carlos tomaban clase, claro, es lo que debían hacer ahora que asistían a su pintoresca escuela. El mismo Milo James Tatch, descubridor de Atlantis, les daba clase de historia a los muchachos. ¿El tema de hoy?, mitología griega.

-En la mitología griega, existen los Dioses del Olimpo, ya todos conocemos a Zeus, Poseidón y Hades, seres con poder inmensamente extraordinario, ¿alguien puede decirme de que se encarga cada uno de ellos?. –habló Milo dirigiendo su mirada a sus alumnos.

Evie levanto la mano, dispuesta a dar una muy buena respuesta.

-Zeus, Dios del Rayo, encargado de los cielos, Poseidon, Dios del Mar, encargado de los océanos, y Hades, Dios de la Muerte, encargado del inframundo. –hablo decidida.

-En efecto, muchas gracias por tu participación. –dijo Milo.

-Profesor Tatch, ¿Por qué no está el hijo de Hércules entre nosotros?. –pregunto Chad muy vagamente.

-Buena pregunta... Veras, hasta el momento solo el hijo de Hércules es perteneciente a su generación, sin embargo, se decidió que el permanecería en el Olimpo, y bueno, ni Poseidón ni Hades han tenido descendencia actualmente.

-Mal. –susurró Carlos a Mal.

-¿Mmmh?. –dijo Mal completamente distraída.

-Mal, me temo que el profesor Tatch se ha equivocado... Hades tiene descendencia. –dijo susurrando y tembloroso.

-¿Y eso me debe de interesar?. –habló de mal humor Mal hacia su amigo.

-Si... Oí que en la Isla, entre las tieneblas y en lo mas oculto, hay escaleras hacia Tártaro.

-Carlos, eso solo es un mito que nos decían para que no fastidiaramos a nuestros padres, no existe tal cosa.

Mal estaba despreocupada, sabía que aquellos cuentos que decía Carlos eran falsos. Hasta para la isla, unas escaleras hacia Tártaro era ya suficientemente malévolo.

Tártaro, no es nada mas y nada menos que lo mas próximo al infierno, es aquel lugar donde se encuentran encarceladas las almas malvadas, los monstruos mas temibles y los demonios mas peligrosos, y claro, Tártaro era aquel lugar donde habitaba y gobernaba Hades. Todos conocemos la historia de Hercules, y sabemos que Hades fue derrotado, se corre el rumor de que sus fuerzas disminuyeron al grado de casi ser un mortal. Que cosa tan errónea.

En la Isla, todo marchaba como siempre. Tinieblas, robos, peleas, cosa de diario. Después de todo aquel drama que hubo con Uma, las cosas habían cambiado. El rey Ben había enviado a varios chicos de la Isla a Auradon, pero claro, se les mantenía lejos a los "peores". Harry Hook, seguía en la Isla, ahora sin Uma, quien había desaparecido por completo. Tampoco es como que le importara tanto, al fin y al cabo, Harry solo tenía sed de libertad, y claro, venganza. Sin embargo, había algo que lo hacía no sentirse tan malvado, aunque mas bien, era un alguien.

Harry, desde que era un niño amaba explorar la isla, buscando tesoros que robar, o niños que asustar, y en uno de sus curiosos viajes, encontró algo que creyó que era solo un mito. Las escaleras hacia Tártaro.

Las escaleras eran largas, casi eternas, si te asomabas demasiado, sentias que caerías a un precipicio sin fondo, estas escaleras estaban hechas de huesos, huesos humanos, y conforme ibas bajando, podías sentir el terrible frío llegar hasta tus entrañas, cada vez que pisabas un escalon de manera incorrecta, este soltaba un grito de dolor, un grito que podría dejarte sordo o hasta volverte loco. Harry quería explorar, y todos los días iba a aquellas escaleras a tratar de averiguar cómo bajarlas sin morir en el intento. Asi, pasaron dos años, Harry había cumplido ya diez años, y por fin, había encontrado la manera de poder bajar. Y así lo hizo, se encontró con multiples fantasmas y espíritus, monstruos que increíblemente para el no eran aterradores, hasta que logró llegar al mundo de las tinieblas. Tártaro.

-No temas Harry, no temas. –decía Harry, quien a pesar de ser hijo de un gran villano, seguía siendo un niño.

Tártaro, estaba teñido en colores oscuros, la única luz que había, era la que provenía de la laguna de las almas, la cual era de un color aqua radiante, lo suficiente como para dejarlo ver por donde caminaba.

-¿Quién eres?.

Y Harry se dio la vuelta para así ver a una niña de su edad, de piel blanca radiante, cabello platinado y lacio, tan brillante que parecían hilos de plata, delgada casi hasta el hueso, y un par de ojos negros que parecían ser portales a una terrible pesadilla, o en el caso de Harry, a un sueño.

Pasaron aún mas años, y Harry frecuentaba en secreto el inframundo, visitando a Adara, la mismísima creación de Hades.

Harry, y la pesadilla de Auradon《HarryHook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora