Adara estaba en clase, totalmente ida y pensativa. Con temor. Era clase de cálculo, a Addy no le gustaban los números.-Adara, ¿puedes darme este resultado?. -dijo el profesor Tatch luego de escribir una problemática en el pizarrón.
Adara reaccionó inmediatamente y vio el problema.
-Quinientos setenta y siete. -dijo desinteresada, y Milo lo había notado.
-Correcto... -dijo el profesor casi inexpresivo.Al cabo de veinticinco minutos, la clase había terminado, al igual que el horario escolar. Eran las dos de la tarde y Adara ya planeaba dormir en su habitación. Justo antes de irse, sintió dolor en su sien.
-Adara, ¿te encuentras bien?. -el profesor Tatch se aproximó a Adara.
-No del todo. -dijo casi inaudible.
-¿Tienes mucha tarea que hacer hoy?. -preguntó buscando su mirada, Adara negó con la cabeza-. Acompañame, desde que llegaste tengo muchas ganas de conversar contigo. -el profesor tomó su mochila, la cual parecía mas como un bolso.Adara sin dudarlo lo acompañó. Milo estaba sumamente interesado en Adara, en su pasado, en su conocimiento, en su poder, y claro, en ella, ¿quien no?. Todos miraban a Tatch y a Adara caminar juntos, no tardaron en salir rumores. Al llegar a la salida de Auradon, Addy notó que Milo iba camino a su auto, un jeep bastante curioso.
-¿Sucede algo?. -preguntó Milo sacando sus llaves.
-¿Esto no está mal?. -dijo dudosa, a lo cual Milo soltó una risita.
-Mmmh, créeme que han sucedido cosas peores aquí. Anda, te prometo que todo estará bien. -reacomodó sus grandes gafas y subió al auto, Adara hizo lo mismo-. Tengo una cabaña a diez minutos de aquí, no es mi casa, pero ahí tiendo a hacer mis investigaciones. -arrancó el auto.Adara no entendía el porque el profesor Tatch hacía todo aquello. Al fin y al cabo solo era una alumna nueva.
Llegaron a la cabaña, parecía mas estar abandonada, casi oculta.
-Tranquila, no esta sucia o sin mantenimiento, le doy esta imagen para que tenga camuflaje. Eres la única que conoce este lugar. -dijo y golpeó la puerta, para que así apareciera un cerrojo muy curioso, Milo tomó su collar con una hermosa piedra del color de los ojos de Addy, y lo usó como llave.
La cabaña abrió. La casa no tenia interruptores ni focos, era a base de energía de Atlantis. La iluminación era tenue, las paredes de madera al igual que el suelo. Varios diplomas y fotografías colgaban de la pared, al igual que artesanías atlánticas.
-Anda, toma asiento. -señaló a un sofa marrón-. ¿Té de jazmín o de manzanilla?, creo que también tengo de hierbabuena, si, tengo de hierbabuena. -dijo alejandose, Adara escuchaba como abría una alacena y husmeaba en ella.
-Hierbabuena, por favor. -Adara se sentó en el sofá y escuchó los resortes.
-¿Azúcar?. -se escuchó desde el otro extremo de la cabaña.
-No gracias. -dijo con una risita.Addy vio alrededor una vez mas, y una foto le causó curiosidad. Milo riendo al lado de una muy hermosa mujer de largo y blanco cabello, piel morena y ojos azul. Parecía de otro mundo, Adara se aproximó a la foto y la tomó en sus manos, instantáneamente sus ojos se llenaron de brillo azul y recibió una visión.
Atlantis
Cerró sus ojos rápidamente y dejó la foto sobre la mesa, regresó al sofá y se sentó. Le dolió la cabeza y sintió pesadez en su cuello.
-Té de hierbabuena a la orden. Personalmente me gusta mas el té de jazmín, pero hoy me apeteció la hierbabuena, y yo tampoco endulzo mi té, solo a veces con miel de abeja, pero ya no tengo mas. Traje galletas y panecillos. -Milo llegó a la sala con una bandeja plateada con las tazas de té y una tetera, ademas de dos platos pequeños con panecillos y galletas de mantequilla.
-Oh, gracias. -Adara reaccionó, Milo sirvió el té y le dio la taza a la chica.
-¿Galletas?. -decía Milo muy alegre.
-No, gracias profesor.
-Ay Adara, no me digas profesor fuera de la escuela. Dime Milo y ya.
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Harry, y la pesadilla de Auradon《HarryHook》
FanfictionEn La Isla de los Perdidos, se cree que la peor descendiente, es nuestra querida y muy popular Mal, quien fue elegida para ir a Auradon. No fue sorpresa para nadie que no tardara en dulcificarse su malvado corazón ante los cálidos brazos del ahora...