If I were sorry- parte 2

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La última caja cayó al suelo, mientras Hinata se estiraba un poco, secando el sudor de su frente. La espaciosa habitación, ahora se veía invadida por las cosas del chico, dándole ese aire desordenado y de caos. Yamaguchi entró a la habitación, llevando consigo, un par de vasos, extendiéndole uno a su amigo. –Sugawara-san te advirtió que te mudaras antes –fueron sus primeras palabras, mientras bebía un poco de su jugo. Hinata solo le sonrió, acabándose de un trago su bebida. –Lo sé, pero había ciertas cosas que faltaba por arreglar en casa –se limpió la boca con la manga de la playera, dejándose caer en el colchón de la que sería su nueva cama. El mencionado asomó su rostro por la puerta, mostrando esa dulce sonrisa tan distintiva en él. –El camión de la mudanza se ha ido, aún quedaron unas cuantas cosas abajo –sus ojos se pasearon por la habitación, con una expresión un tanto divertida para los menores. –Gracias por dejar que me quede –la voz de Shouyo lo devolvió a la realidad, recibiendo un asentimiento por parte de Tadashi, quien compartía la gratitud con el pelirrojo. –Oh, no es nada –Koushi se recargó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre su pecho, sonriendo dulcemente. –Yo debería agradecerles a ustedes; entre los tres, la renta y los gastos se reducirán considerablemente –el más bajo, abrió los ojos ante esa realización.

Los otros dos comenzaron a reír ante las exclamaciones de sorpresa de Hinata. Y es que no solo era eso, la universidad les quedaba a unas cuantas calles de distancia. Eso, sin contar la compañía que se darían los 3 chicos en esa casa. Para Sugawara, era mejor compartir el espacio con alguien, que vivir solo en las residencias universitarias, o rentar una habitación en alguna pensión de estudiantes; tener a los menores con él, le daba esa sensación de calidez familiar que tanta falta le hacía, luego de esos dos años en soledad. Los meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y las cosas entre los chicos no podrían ir mejor; si, con sus altibajos, pero eso era lo que hacía de la convivencia un lazo que los acercaba más. Por su parte, Yamaguchi comenzó a pasar menos tiempo en casa, pues aguantando las bromas de Sugawara y Hinata, les declaró que quería pasar más tiempo con Hitoka, ya que asistían a universidades diferentes, y extrañaba pasar más tiempo con su novia. Las noches en las que solo eran ellos dos, se hacían más frecuentes, y no les sorprendía pasar el fin de semana sin aquel pecoso; aunque la alegría era mayor, cuando Tadashi se dejaba doblegar por sus compañeros de residencia, y terminaba invitando a la rubia a pasar el día en la casa.

Y así como aquel tímido chico seguía con su vida, Koushi y Shouyo hacían lo propio. Manteniendo ignorante al muchacho de verdosa cabellera, las noches que ese par pasaban a solas, su relación se volvía más íntima. No, no era de una forma romántica, aunque esa era la principal razón de ese acercamiento. Lo que iniciaron en la preparatoria, continuó desde el momento en que volvieron a estar juntos. O eso querían creer. Incluso después de que el ex-armador veterano de Karasuno se graduara, ambos mantenían contacto por medio de mensajes y llamadas. A veces, eran simples conversaciones sobre cómo les fue en el día; otras, simplemente empezaban con sollozos al otro lado de la línea, acompañado por dulces palabras de consuelo de parte del otro. En vacaciones, cuando Sugawara viajaba Sendai para visitar a su familia, solían verse antes que nadie y pasar la noche en la casa de alguno de los chicos. Ese apoyo mutuo fue fortaleciendo sus corazones, sin el conocimiento de los involucrados. Ese cariño que se profesaban, evolucionó lento y desconfiado, sin que ninguno de los dos se diera cuenta; escondiéndolo en un amor fraternal, ese que existe entre un par de hermanos.

Muchas veces, Hinata se encontró entre los brazos del mayor, siendo consolado. Pero las lágrimas que caían por sus mejillas no dolían en absoluto; su corazón no se estrujaba para nada. En su lugar, sentía una agradable paz y unas incontenibles ganas de permanecer allí, rodeado por los brazos de aquel amable chico, escuchar su voz, mientras escondía cobardemente el rostro en su pecho, aspirando su dulce aroma. No era el único. Koushi pasaba los días intentando encontrar una pareja que, superficialmente, le hiciera sentir completo; pero al momento en que lograban "formalizar" la relación, inconscientemente, hacía todo lo posible por apartar de si a esa persona, hasta llegar al inevitable final. Pero a diferencia del menor, él sabía el por qué; pero no quería aceptarlo, la simple idea de volver a salir realmente lastimado, era suficiente para mantener sus sentimientos escondidos en lo más profundo de su corazón. Se había enamorado irremediablemente de aquel pequeño Sol; no por el calor que emanaba su pequeño cuerpo, ni por la radiante luz que era su sonrisa. Él había sido el único testigo del lado más demacrado de aquel hiperactivo muchacho, fue el único al que le permitió entrar en contacto con esa horrible parte de él. Sugawara Koushi podía admitir con orgullo que conocía a Hinata Shouyo mejor que nadie, y era por eso mismo, que su corazón cayó completamente rendido ante el encanto del bloqueador central.

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