Haikyuu one-shots

El deseo de un gato (Parte 2)

-Yo puedo ayudarte.

Kenma ladeó la cabeza, no muy convencido de lo que aquella cuervo le decía. - ¿Ayudarme? ¿Por qué harías eso? -el ave comenzó a aletear, como si estuviera desesperada, mientras graznaba cosas ininteligibles y sin sentido. El gato solo tomó asiento, esperando a que aquel cuervo se calmara y expusiera sus verdaderas intenciones.

- ¡No planeo hacerte nada malo! ¡En serio! Es solo que... -guardó silencio, mirando el suelo, con cierta tristeza asomando de sus ojos. -Bueno... veo que estás sufriendo demasiado, y no eres un mal gato -su voz comenzó a perder fuerza, hasta llegar a ser un murmullo. Kenma abrió los ojos, sorprendido de sus palabras. - ¿Y cómo sabes que no soy malo? -un paso al frente, tratando de ser intimidante, más el ave no se movió de su lugar; en cambio, clavó la oscura mirada en el gato. -Digamos que el árbol que está en casa de ese viejo, es mi hogar también, y bueno, a veces los observo a ti y al resto de gatos. Incluso hay momentos en los que juego con ese cachorro cuando nadie le quiere prestar atención -una risa nerviosa escapó de su pico, al saber que probablemente el gato la tome por alguna clase de acosadora.

-También vives en esa casa, entonces -comentó Kenma, con aquel tono de voz monótono tan característico de él. -Sí, podría decirse que si -otros minutos de silencio. - ¡Ah! ¡Casi lo olvido! -la cuervo extendió el ala. -Mi nombre es Hitoka, un placer -Kenma alargó la cabeza, olfateando por unos segundos las plumas, antes de extenderle la pata también. -Yo soy...

-Kenma. Lo sé, he escuchado al señor llamarlos a todos ustedes -el gato arqueó una ceja, ante la confesión del ave, quien rápidamente se llevó las alas al pico. - ¡No es que los espíe ni nada! ¡Es solo que siempre escucho todo y...!

-Está bien. También vives ahí, es inevitable.

-Bueno, ¿quieres que te ayude?

- ¿Y cómo harías eso? -Hitoka calló por unos segundos, evidenciando la duda que sentía.

-Conozco... alguien que podría resolver tu problema.

- ¿Y por qué te vez tan renuente? -Hitoka frunció un poco el ceño, con preocupación.

-Porque el hecho de que logre hacer que te ayude, podría causarte más daño.

-No entiendo por qué me dijiste en primer lugar entonces -el silencio volvió a instalarse entre ellos, incómodo y desesperante. - ¿No me dirás en qué consiste esa ayuda? -harto de esa situación, y muy contrario a su naturaleza, Kenma rompió el silencio.

-Volverte humano -respondió Hitoka. -Y cómo te habrás dado cuenta, eso conlleva demasiados inconvenientes -Kozume miraba estupefacto al ave; por un lado, esperando a que terminara su relato. Por otro, tratando de comprender lo que le contaba. ¿Convertirse en humano? ¿Eso era posible? -El que seas un humano, no garantiza que él corresponda tus sentimientos; o que no sufras más de lo que has hecho hasta ahora -la voz de Hitoka sonaba triste y adolorida, como si supiera a carne viva lo que explicaba. -Verás, los sentimientos de los humanos, son más complicados de lo que uno pensaría. Ni siquiera ellos son capaces de entender lo que sienten -la cuervo movía nerviosa sus alas.

Los ojos de Kenma se posaron en la ventana oscura de Keiji. -No importa. Llévame -soltó, poniéndose de pie. - ¿E-estás seguro? -preguntó alarmada. Dejó escapar un suspiro. -Ven, sígueme -alzó vuelo, volteando a ver de vez en cuando al gato. No tardaron en llegar a un templo en la ciudad. El pequeño gato miraba a las enormes estatuas de piedra que resguardaban la entrada. Un par de zorros, que al notar la presencia de los chicos, se movieron para tapar el camino.

-Vaya, mira que trajo el viento 'Samu.

-Parece que unos pillos intentaban colarse, 'Tsumu -Kenma se encogió un poco, esperando la oportunidad de huir en caso necesario. Por su parte, Hitoka comenzó a aletear desesperada, brincando hasta quedar frente a Kenma. - ¡¿Qué no me reconocen?! ¡V-vengo a ver a Ushijima-sama! -graznó nerviosa, llamando la atención de los zorros. -Oh, Hitoka-chan, ¿para qué lo quieres ver? -preguntó sorprendido Atsumu, agachándose a ver a la cuervo. -Bueno... t-tengo a-alguien que quiere verlo -respondió algo intimidada por el zorro, retrocediendo un poco.