Pequeñas casualidades

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Ni siquiera sabía por qué estaba ahí. Para cuando se había dado cuenta, sus pasos le llevaron hasta el gimnasio del Nekoma. Contrario a sus pensamientos, aún se lograba escuchar al equipo de volleyball entrenando allí dentro, por lo que el rubio solo se limitó a sentarse en el césped a esperar. Su móvil sonó, con la notificación de un mensaje. Akiteru le avisaba que esa noche saldría con unos amigos, dejándole la invitación. –"No gracias. En ese caso, me quedaré con un amigo" –el mayor no tardó en responder, entre contrariado y preocupado por las palabras de su hermano. Y así se estuvieron un rato, hasta que Kei logró convencer al otro de que fuera a "divertirse".

–Llegas temprano –Tsukishima alzó la cabeza de golpe ante el sonido de esa voz. La sonrisa burlona e irritante, pegada en su rostro; y al lado del capitán, Kenma, quien le miraba con aquellos ojos tan inexpresivos como siempre. La mirada inquisitiva del armador se paseaba entre su capitán, y el bloqueador del Karasuno. Pero no pasó mucho, para que su atención fuera absorbida por la consola. –Buenas –se limitó a saludar Kei, haciendo una pequeña reverencia a modo de saludo. –Hola –respondió casi audible Kenma, sin siquiera alzar la cabeza. –Ya todos se fueron, así que es mejor también emprender la marcha –habló Kuroo, luego de observar en silencio a ambos jóvenes.

–Kenma, te he dicho que tengas cuidado al caminar –reclamaba el moreno, tomando por los hombros al aludido, ayudando a que evitara chocar con un poste. –Si –fue lo único que contestó el armador, restándole importancia a las palabras de Kuroo. Por su parte, Tsukishima solo se limitaba a observarlos en silencio. Aunque no lo quería admitir, sentía un poco de celos por aquel pequeñajo. Ni siquiera entendía cómo es que semejante personaje de fondo, como lo era Kenma, podía ser de tanto interés para alguien como Kuroo. Mentira. Sí que lo sabía. Y lo había vivido muchas veces, en todos y cada uno de los partidos que el Karasuno se ha enfrentado al Nekoma.

Aunque el trayecto no fue largo, para Kei había sido una eternidad. –Nos vemos mañana, Kuroo –se despidió Kenma, regalándole una silenciosa reverencia a Tsukishima. –No te quedes toda la noche jugando –le despidió el capitán. Y se quedaron ahí de pie, hasta que la silueta del pequeño gato se perdió por completo de vista. – ¿Celoso, Megane-kun*? –la burlona voz de Kuroo volvió a asaltar los pensamientos de Tsukishima, quien pegó un ligero brinco. – ¿De qué hablas? –su ceño levemente fruncido, sin siquiera atreverse a mirar a su "acompañante". –Vamos vamos, que todavía no llegamos a casa –comentó el mayor, comenzando a caminar, riendo internamente al descubrir al otro.

                                                                                             ***

Tsukishima se encontraba solo en aquella habitación, sin saber realmente que hacer. La espalda recargada contra la cama del capitán de Nekoma, y la mirada fija en el techo del cuarto. Hacía un par de minutos, Kuroo salió de la habitación, llevando consigo los platos sucios de la cena. En otra ocasión hubiera sido la madre del moreno quien entrase por ellos, pero no esta noche. Estaban solos en la casa del chico, y eso le hacía sentir más inquieto que de costumbre. El sonido del celular volvió a sacarlo de sus pensamientos. –"Ve a casa, ya estás borracho" –tecleó rápidamente, respondiendo al texto que recibió de su hermano. Y una vez más, comenzó con aquella cantaleta con el mayor.

–Listo –la voz de Kuroo lo devolvió a la realidad, haciendo que silenciara el móvil, y lo volviera a guardar en su mochila. – ¿Quién era? –el capitán se sentó a su lado, con una suave sonrisa, mientras veía los movimientos del rubio. –Mi hermano –su expresión permanecía inmutable, al tiempo que regresaba a su lugar. –Oh, ¿ya te quiere de vuelta en casa? –a pesar de querer sonar burlón, se le escapó un ligero tono de tristeza. Esa noche no sería tan divertida como pensaba. Kei dudó en si contarle la verdad o no. –Pasaré aquí la noche –murmuró luego de un largo rato en silencio.

Aquello tomó desprevenido al moreno, quien volteó a ver a su invitado con gran sorpresa y confusión. –Mi hermano se fue a una fiesta con unos amigos, pero yo me negué a acompañarlos –continuó, sintiendo la mirada de Tetsuro en él. –Además, tampoco tengo llave de su departamento, así que me quedaré –concluyó, señalando con la mirada la mochila. Kuroo se quedó un momento en silencio; y lentamente, la sonrisa se su rostro se ensanchó. Después de todo, tendría una noche interesante, justo como él esperaba. –Así que, ¿te invitaste solo a mi casa? –trataba de controlarse, saborear un poco aquel momento. Tsukishima no dijo nada, ni siquiera alzó la mirada. –Bien, no tengo ningún inconveniente de que te quedes –estiró un poco el cuerpo, y también los brazos.

Kei sabía lo que el mayor intentaba, y para suerte del otro, no se movió ni un milímetro. El típico movimiento del bostezo, utilizado principalmente en la sala de los cines. –Si querías hacerlo, no debes fingir nada –pensó con molestia el rubio, mirando la mano de Kuroo sobre su hombro. –Realmente te gusta estar dando de vueltas a las cosas, ¿no, Kuroo? –su voz resonó, con su tono monótono de siempre. Sus labios se encontraron con los del menor, como una única respuesta. Sus lenguas, jugaron un poco, antes de que se separaran a causa de la falta de aire. –Ir directamente al grano, no es divertido. El beso se reanudó, y lentamente, Tsukishima cayó al suelo sobre su espalda. Las manos de Tetsuro comenzaron a delinear aquella silueta que tan bien conocían, dando comienzo a una larga noche, en la que seguramente, ninguno de los dos dormiría.



*Le dejé como Megane-kun, porque no me gusta como suena "Chico de lentes" xD y YOLO, soy le autor B) (?)

Bleeeehhh

Lamento haber tardado xD pero Tsukishima me da bloqueo (?)

Nueva historia, espérenla pronto~ (?)

Haikyuu one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora