Cap.1

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Por mi se va a la ciudad del llanto;
Por mi se va al eterno dolor; por mi se va hacía la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divida potestad, la Suprema Sabiduria y el primer amor. Antes de mi no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente ¡Oh vosotros los que entraís, abandonad toda la esperanza!.

-Dante Aligheri-
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¿Porqué aveces las personas sentímos ese vacío inundarnos sin sentido?, hacernos sentir que algo nos hace falta, sentir un vacío y una necesidad de saber que es, esa curiosidad que no sale de tu cabeza y te tiene pensando unica y exclusivamente el porque te sientes así.
Esa necesidad de sentír un abrazo lleno de cariño, calidez y sinceridad.

Eso es lo que siento en estos momentos, sin saber absolutamente la razón y el porqué de esto.

—¡Megan, baja!.— gritó mi madre desde abajo.

Salí de mi habitación y baje las escaleras lentamente.
Me senté en el comedor y me dispuse a comer frente a mis padres y mis dos hermanos en total silencio.

El agobio que en estos momentos me inundaba era casí palpable entre los presentes, que no me quitaban la vista de encima.

—Te ocurre algo, hija?,— se atrevió a preguntar mi padre con sigilo, Negué.
—Siempre hablas en el desayuno.

—¿Tendría que pasarme algo?.— eso sonó más brusco de lo que esperaba.

—Alguien se levantó de mal humor, ¿Porqué no tomas una de esas pastillas que utilizan las pubertas de tu edad para sus colicos y cambios de humor?.— se burló mi hermano, lo fulminé con la mirada.—...¿O es que aún estás triste por la muerte de tu estupido noviesito?, Muerte que provocaste — recalcó, yo intentaba cada día desde hace un año no recordar ese momento.

Robert era mi novio, mi primer amor, teníamos dos años de relación, mi primera y ultima.

y solo un día todo cambió, recuerdo que ese día peleamos de una forma que jamás lo habíamos hecho, el salío de mi casa hecho furía, subió a su auto y se fue. A las horas me hablaron sus padres y me contaron todo, no tuve más opción que llorar, nunca fuí a su entierro, no podía con la culpa. Era mía, despues de todo yo había provocado nuestra pelea, estaba algo cabreada y de mi boca esa vez salieron puras estupideces.

Tuve que ir al psicologo, yo no quería comer, no salía de mi habitación, mi alimentación era tan mala que caí en las manos de la Anemía.
Mi madre preocupada me animó y logré superar lo pasado.

Hasta ahora.

Sentí un pinchazo en el pecho, ¡Basta!.

Me paré de mi asiento y todos siguieron mi acto, excepto Marc mi estupido hermano menor.
Caminé a paso grande hacía él e impacte mi puño en su rostro.

Mi madre chilló del asombro.

—¡Basta, ya!— gritó la estridente voz de mi padre.

Solo salí de ahí sin decir nada, sumida en mis pensamientos e incrementando el agobio que no dejaba de florecer en mi interior sin razón alguna.

Pacto Con Un Demonio [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora