Pacto Con Un Demonio [PAUSADA]

Cap.4

¿Qué clase de persona en su sano juicio, atravieza el bosque solo para "Cortar camino"?.

¡Claro, Solo yo!

¿De que me sirvieron las historias que mi padre me contaba de niña?

Tenía un mal presentimiento en estos momentos.

Ruidos a mi alrededor no faltaton en hacerse presente, tal y como una pelicula de terror en donde la protagonista se perdía ahí mismo y tardaba toda la pelicula en salir, golpeada y a salvo, pero salía.
Dudo mucho que ese sea mi caso.

Deja de ser tan paranoica.

Me reprimío mi subconsiente.

Tenía razón, necesito dejar de ser así.
Suspiré y seguí mi camino.

Megan, escuchaba mi nombre ser mencionado por el viento.
Apresuré mi paso.

Ya tenía media hora recorrida y aún no salía de aquel lugar, una y otra vez terminaba aquí mismo, en un circulo rodeado de pinos gigantescos.

—Tranquila Megan— me dije para mi misma intentando calmarme—Solo llama a Jared, seguro el vendra por ti.

Me senté en un tronco y de mi mochila saqué mi movil.

Tecleaba con tanto nerviosismo que mis dedos presionaban las letras equivocadas.

Hermanito bello, ¿Me podrías hacer un favor y venir por mi?.
-Megan-

Presioné Enviar, al ver que el mensaje hijo de fruta no se enviaba me di un palm face ya que, mi inteligencia era tan asombrosa—sarcasmo—, que no me di cuenta que... ¡No había señal!, Era ovbio, ¡estoy en un bosque!.

Relajate.

—Ahora no vengas a joder, porfavor. Y sirveme de algo y piensa.

Me quede ahí sentada.

Megan... volví a escuchar mi nombre, pero esta vez detrás de mi.

Calma.

Giré mi cabeza velozmente hacía atrás, encontrandome unos ojos grises y cabello negro azabache algo revuelto, viendome con odio.

Se acercó rapidamente y me levantó tomandome del cuello, pegandome al tronco del pino.
El aire ya no entraba en mis pulmones, era evidente el enfado tan inmeso que tenía, y de cierto modo me transmitia.
Con mis manos echas puño golpeé su pecho, al parecer no lo sentía, ni siquiera lo logré mover ni un milimetro.
Apretó más su agarre y me comencé a marear.

—Dejala ya— una voz familiar, hizo que mi agresor soltara su agarre bruscamente, soltando un gruñido
—¡¿Quieres que nos maten?!— espetó el ojiverde que me había encontrado en el instituto hace unas horas—
Idiota.—murmuró.

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❤