Deseo concedido... ¿Don o maldición?

Epílogo :'v

Gracias por leer, hemos llegado al final, final, espero les guste 🤗

...

-Vaya, ya se habían tardado.- Dinah nos miró con picardía.

Una risita nerviosa escapó de mis labios.

-Pues...- Me quedé callada.

-La anciana no hablaba en serio.- Se burló Mani. -La esfera regresó a su lugar desde hace como 4 horas.- Informó riéndose con sorna.

Sentí calor en la cara, demasiado.

Lauren no estaba muy diferente a mí.

-Pero... como... no...- Se enredó la hermosa pelinegra.

-En realidad sólo tenían que aceptar sus sentimientos, quizás un beso sería el complemento, la cereza del pastel.- Aclaró Dinah.

-Así es, ¡son unas pecadoras!- Acusó la "santa" monja con su dedito juzgador.

-Es satisfactorio ver como todos caen.- Se rio la viejita.

Esa anciana era maldad pura.

-Te dije que no se resistiría a tus encantos.- La bajita le guiñó un ojo a Jauregui.

Ella sólo sonrió algo cohibida.

-Creo que es hora de regresar a casa.- Comenté y todas estuvieron de acuerdo.

-Gracias señora.- Agradeció Lauren sincera.

La señora sonrió y nos roció con polvos extraños.

Segundos después las cinco nos encontrábamos en mi casa, parecía que todo estaba en orden.

-Salvamos al mundo chicas.- Dijo Mani feliz.

-Eso amerita celebrar.- La rubia mayor rodeó con sus brazos la cintura de la morena y la atrajo a su cuerpo.

-¡Dinah! Aquí no...- Susurró lo último sonriendo divertida.

Las miré con una sonrisa burlona.

-Ustedes no pierden el tiempo, ¿verdad?- Quise molestar.

-¡Ay Camilita! Al igual que tú con Lauren, ¿no?- Contraatacó Dinah.

Logró callarme la boca.

Es una maldita.

-Bueno, la monja sigue soltera.- Desvié el tema.

-Oh, no, a mí no me metan en sus problemas.

-No la molesten.- Defendió la morena. -Si lo hacen no las invitará a su boda con el monaguillo de la iglesia.- Se rio sonoramente y las demás igual reímos junto con ella a excepción de la chaparrita.

-Lo siento Ally, pero debes admitir que fue gracioso.- Dijo Lauren limpiándose una lagrimita del ojo.

La bajita sólo bufó, revisó su celular y su rostro se mostró en shock.

-¿Estás bien Ally?- Preguntó la alta preocupada.

-Mis padres...- Articuló.

-¿Qué sucede con ellos?- Cuestionó la pelinegra con lentitud.

La pequeña rubia no contestó, se dirigió a la puerta y la abrió.

-Mamá, papá.- Se lanzó a los brazos de las personas paradas en el marco de la puerta.

-Ok... ¿Qué está pasando aquí?- Solté confundida.

-Recibí un mensaje, creí que se trataba de una broma.- Mencionó sorprendida. -Decía que mis padres se encontraban afuera.- Finalizó.

-Nosotros aún seguimos anonadados de que estemos aquí. Una señora de edad avanzada nos trajo a este lugar, lo cual es increíble porque nosotros estábamos en Italia hace apenas unos diez minutos.- Explicó la mamá de Ally.

-Bueno, nosotros debemos irnos, las veo luego chicas.- Se despidió Allyson feliz.

Después de todo, la anciana loca de aquella extraña tienda no resultó ser tan mala.

-Nosotras también nos vamos, tenemos tarea, ¿verdad Mani?- Le dedicó una mirada significativa.

Ella pareció comprender.

-Oh, claro. Por supuesto que sí.- Habló enredada.

Ambas lucían ansiosas y se fueron de mi casa con prisa porque debían "hacer su tarea".

Sí, claro, tarea, yo no me tragaba ese cuento.

-¿Y bien?

La miré, ella se veía nerviosa.

-Pues, si quieres puedes quedarte.- Ofrecí.

-Supongo que debería irme, no deseo incomodarte con mi presencia. Sé que tu invitación es solo por cortesía. No te preocupes, no confundiré nada de lo que sucedió hoy, era algo necesario, lo sé.- Habló en un tono neutral, a pesar de eso percibí algo de tristeza y desilusión.

-Yo quiero que te quedes.- Susurré.

Ella me miró fijamente.

-¿Qué?

-Creo que... me gustas...- Admití. -No te vayas.- Pedí, casi le supliqué.

Ella se acercó y me besó dulcemente.

Mentiría si dijera que sus labios no eran adictivos.