Presentaciones

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-Saldremos en la mañana. ¿Alguna pista de dónde queda la tienda?- Preguntó Jauregui, quien parecía haber tomado el mando de la situación.

-No, ese día sólo caminé sin rumbo.- Respondí.

Decía la verdad, no tenía ni la menor idea de cuál era la dirección para llegar a la tienda.

-Entonces buscaremos en los alrededores.- Determinó, todas asentimos.

El lugar se quedó en silencio por unos minutos.

-¿Por qué no nos hacemos preguntas para conocernos mejor?- Propuso Dinah.

-¿Ahora entiendes porque no te hago caso?- Inquirió Normani. -Eres una mujeriega.- Se cruzó de brazos dándole la espalda a la alta.

-No lo dije con esa intención. Sabes que sólo me interesas tú.- La abrazo por la espalda y beso su mejilla con cariño.

No es que odiara el amor o tuviera envidia, pero la situación era un poco incómoda ya que ellas estaban justo frente a nosotras y yo me encontraba en medio de mi némesis y la monja.

Aclaré mi garganta, pues Normani a pesar de estar "muy enojada" recibía con los brazos abiertos el "amor" de Dinah sin poner resistencia.

-Soy Lauren.- Empezó Jauregui con las presentaciones.

-Normani.

-Camila.

-Ally.

-Dinah Jane... ¡Fifth Harmony!- Todas la miramos raro. -¿Qué? Sólo se me vino a la mente. Fue espontáneo.- Se defendió.

Nos volteamos a ver unas a otras.

-¿Y ahora?- Cuestioné.

-No sé... la pequeña da mucha ternura.- Mencionó Dinah y acto seguido se lanzó a abrazarla, apretándola fuertemente contra su pecho.

-No... puedo... ¡respirar!- Intentaba soltarse sin tener éxito.

Pobre, estaba atrapada entre unas grandes montañas.

-¡Dinah Jane Milika Ilaisaane Hansen Amasio! Será mejor que la sueltes ahora mismo.

¿Y la señorita celos no llegó?

Como toda una gobernada por fin liberó a la bajita, quien empezó a inhalar aire con desesperación.

Creo que casi no la contaba.

-Lo siento mi amor.- Intentó acercarse, pero la otra se alejó.

-No me hables ahora Jane, estoy enojada.- Musitó.

-Uhh...- Tal vez estaba de más, pero me fue imposible contener esa expresión.

-¿Estás bien?- Jauregui se acercó a la hija del Señor.

¡Uy sí!

Seguro quería quedar bien con la monja para que intercediera por ella.

-Sí, gracias.- Le sonrió.

Comenzaron a platicar entre ellas y a reírse como retrasadas mientras Dinah suplicaba el perdón de Normani y ella se hacía del rogar.


Deseo concedido... ¿Don o maldición?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora