Cuando salimos de clases el sol se estaba ocultando, los últimos rayos creaban varios colores en el cielo, era realmente hermoso; o así lo veía yo, no sé si sería así realmente, porque a lo mejor era tanta mi felicidad de ir al lado de Kirishima que miraba todo bonito.
—¿ Kaminari me estas escuchando? —. Salí de mi trance.
— Sí,sí,sí... Claro que sí —.
— ¿A sí? ¿Qué estaba diciendo? —.
Miré al cielo en busca de una respuesta, pero por desgracia no estaban lloviendo soluciones... nunca llueven soluciones.
— Bueno, no... —. Me rasqué la parte de atrás de mi cabello para disimular lo incómodo que me sentí en ese momento.
Pensé que se enfadaría pero no lo hizo, todo lo contrario sonrió.
— Tú y tu mundo Kaminari, en clase también estabas distraido ¿en qué estas pensando? —.
— En el entrenamiento, será divertido ¿no lo crees? —.
Seguimos caminando y mi yo interior me reprochaba por no ser valiente y preguntarle sobre "eso".
— Tienes razón, lo que explicoron suena divertido —.
Era mejor no volver a perder la cabeza...
Suspiré, era mejor no seguir con las dudas.
Así que decidido paré de caminar y Kirishima hizo lo mismo.
— ¿Qué... —. No le deje hablar.
— ¡Kirishima! Escuchame atentamente, esto es muy importante y tienes que contestar con sinceridad —.
— ¿Bien? —. Su cara era todo un poema, y no lo culpo, la situación era rara; estábamos los dos en una acera, parados uno al frente del otro a unos cuantos pasos para llegar a la estación de tren.
— ¿T-..ú y yo... somos... amigo? —. En ese momento sentí la cara arder. ¿Desde cuando dudaba al hablar?
Aquello parecía una confesión o uno de los muchos coqueteos que he tenido con chicas, pero era más que obvia la diferencia.
Al momento me arrepentí porque pensé en las muchas posibles respuestas.
— JAJAJAJAJA Kaminari, pensé que era algo de verdad serio, vamos hombre, deja de bromear, quiero llegar a casa rápido —.
Me sentí ridículo, así que yo también me reí y comenzamos a caminar otra vez.
¡QUE MIERDA DE RESPUESTA! esperada de todo menos que ignorara mi pregunta.
Cuando subimos al tren la mayoría de los asientos estaban libres, así que no hubo problema para encontrar donde sentarnos.
— Kaminari ¿De que hablaban Midoriya y tú? —. Su rostro no estaba igual, estaba... un poco serio.
— ¡Oooh! Nada importante —.
No parecía conforme con mi respuesta, yo tampoco estaba conforme con la suya, y por más infantil que suene... estábamos a mano.
El resto del recorrido en el tren hablamos sobre las nuevas canciones de nuestras bandas favoritas. Luego compartimos auriculares para escuchar esas canciones y observar los últimos rayos del sol por la ventana del tren.
El recorrido no era largo, tardamos en llegar como unos 20 minutos.
Vajamos, él tenía que tomar otro tren y yo caminar hasta mi casa.
— Hasta el lunes, Kirishima —. Me despedí y comencé a caminar.
— ¡Hey! Espera, Kaminari... —. Camine otra vez hasta donde estaba él.
— ¿Qué pasa? —.
— Dejame ver tu libreta —.
Eso me dejo un poco confundido, pero saque mi libreta de la mochila y se la entregué.
En eso el tren que Kirishima tenía que tomar llego y las personas comenzaron a bajar.
Él saco de su mochila un bolígrafo y hojeó mi libreta, y con un poco de prisa escojio cualquier hoja en blanco y escribió algo con una pequeña sonrisa y un leve sonrojo en las mejillas. Después cerró la libreta y me la entregó.
— Hasta el lunes Kiminari —. Dijo, me guiño un ojo y subió al tren que estaba a punto de partir.
Me quede ahí parado, totalmente confundido y con la libreta en las manos.
Al llegar a casa revisé la libreta para ver que había escrito, estuve buscando y no había nada, hasta que llegue a una de las ultimas hojas, en una de las esquinas:
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"¿Amigo? Somos más que eso Kaminari"
No puede evitar recordar su cara en la estación de tren, cuando escribía en mi libreta y el brillo en sus ojos.
Sonreí, mi cabeza era un remolino de imágenes de Kirishima.
No era justo, parecía una venganza por no responderle a la pregunta que hizo sobre lo de Midoriya o por decir que la última canción que había sacado su banda favorita era mala.
