Papelitos

Día de sol

-¿Por qué parece que lo atropelló una elefante embarazada? -.

-Peor aún... -. Hubo una pausa que se convirtió en un silencio incómodo.

Y llegados a este punto, no me quedó de otra que despegar mi cabeza del libro de matemáticas, el cual me había servido de almohada durante dos horas seguidas de clase, para ver como esos dos hablan entre ellos sobre mí.

- ¿Qué es peor que ser aplastado por una elefante embarazada? -. Mina miraba con cierta indignación a Sero.

- Que una paloma te cage -. Mina se quedó mirando a Sero fijamente, pasaron uno, dos, tres, cuatro y más segundos pero Mina no se movía, solo pestañeaba, estaba ahí, mirándolo, esperando algo que estaba tardando en llegar. Y ahí fue cuando Sero entendió que tenía que decir algo. - Que te cage... EN LA CABEZA-. Sero miró al cielo y a los lados buscando qué más decir. -EL DÍA DE TU BODA -.

Mina se quedó en donde estaba, con la mirada todavía sobre él y después de un rato analizando la respuesta soltó un simple: "Totalmente de acuerdo".

Yo volví a mi cómoda posición sobre mi libro de matemáticas, no era la primera vez que escuchaba ese tipo de comentarios.
"Kaminari luce triste" "Kaminari no ha presentado ninguna tarea esta semana"
"Kaminari parece extrañar a Kirishima".

No me molestaban porque era la realidad. Kirishima y yo llevábamos dos semanas sin hablarnos, sin mensajes, sin cruzar miradas, sin papelitos.

Pero estaba bien con eso.

Tal vez comencé a dormirme un poco más tarde de lo normal esperando que me llamara, a lo mejor iba directo a casa al salir de clases para encontrarlo en el tren, quizás solo comía pizza para que él llegara y me dijera "Denki, come esta manzana amor".

Pero no lo extrañaba, ni tampoco lo necesitaba Y NUNCA ME DIJO MI AMOR.

- Estás en fase de negación -. Me dijo Jiro el quinto día de mantener contacto cero con Kirishima.

- No es ninguna fase y tampoco lo extraño -.

- ¿Quién dijo que lo extrañas? -.

- Lo piensas -. Le dije.

- Arregla las cosas con él y listo, no fue para tanto la discusión. Tiene arreglo -.

Kirishima no se había acercado a mí en las últimas dos semanas después de la discusión y eso me dolió más que todo lo que nos dijimos.

Si él hubiera aparecido en mi puerta con un ramo de flores y su linda sonrisa pidiéndome disculpas por todo yo hubiera caído a sus pies, le hubiera dicho cuanto lo amaba y que yo también había sido un imbécil.

PERO NO.

Kirishima no me llamó, así que estuve desvelándome para nada, Kirishima no intentó coincidir conmigo en el tren, Kirishima no me ofreció una manzana, Kirishima no dejó ningún papel arrugado con una nota para mí, tampoco me dio un ramo de flores y mucho menos se disculpó.

- No le importo -. Le dije a Jiro mientras intentaba arreglar un poco mi habitación.

- Que haya puesto tu nombre en los trabajos grupales sin que hayas hecho nada me suena a que sí le importas-. Dijo ella, lentamente se quitó los zapatos y se acostó en mi cama. - Y que deje todos los días una botella de agua y galletas en tu mochila, es un poco psicópata pero a las chicas les pareció algo lindo -.

- ¿Él hizo eso por mí? -.

Jiro tecleaba en su celular desinteresadamente. - Kirishima me pregunta a diario por ti -.

- Le dijiste que lo extraño ¿Verdad?-. En el fondo deseaba que él lo supiera.

- No, eso es obvio. Le dije que le escribiste dos mensajes intentado arreglar las cosas pero que no pudiste enviarlos, que le dabas a Bakugou los mangas que querías que leyera porque tú no podías, ya sabes esas  bobadas que haces porque estás enamorado -.

Al escucharla, no sabía si morir de vergüenza por todas las posibles cosas penosas que le había contado a Kirishima o si Jiro aceptaría ser la madrina de mi boda con él.

Tal vez las dos.