Capítulo 7.- "Mío y de nadie más"

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Me desperté con un sabor agrio. La persona en la que más confiaba me podía estar traicionando. Mi amiga, mi confidente, mi apoyo emocional. Me dije a mi misma que afrontaría las cosas de una forma diferente, pero cada día que pasaba y cada llamada de Liam y ella que rechazaba, algo dolía dentro de mi.

—¿Que pasa?—dijo mi madre por el teléfono.

—Nada—dije.

—No es nada. Llevas sin salir del apartamento por dos semanas seguidas—

—Lo sé—dije, a media voz.

—Cariño, ¿debería ir a visitarte?—dijo, sonaba preocupada.

—No tienes de qué preocuparte—mentí, antes de despedirme y colgar.

Miré el suelo de mi habitación y fije mi mirada en los simples detalles. Ya no quedaba nada en mi, me decía constantemente. La puerta rápidamente comenzó a sonar, de una manera energética y un tanto desesperada. La miré desde mi asiento, para moverme a través de la habitación con mis pies descalzos, lentamente. Pequé la cabeza y supe de quién se trataba.

—¿Jessica?—le escuché decir. Mis ojos se llenaron de lágrimas de inmediato.

—¿Estás llorando?—

—No—dije desde detrás de la puerta.

—Déjame entrar...¿Qué está mal?—

—Vete por favor—lloriquee.

—¡No! Joder abre la maldita puerta—dijo enfurecido, y sin saber por qué, la abrí.

Pasó por la puerta algo confundido, y se dirigió hacia mi.

—¿Por qué te has encerrado de esta forma?—

—Porque no tengo ganas de vivir—dije sin ser consciente completamente de lo que decía.

—¡Eh, eh!—dijo, abrazándome. —No vuelvas a decir eso nunca más, ¿me oyes?—

—¿Tuviste algo con Sally?—le dije de repente, cortando el momento del tirón.

—Eh...d-de donde te sacas eso?—preguntó algo nervioso.

—Simplemente dímelo—dije sin ninguna fuerza.

—No, no tuve nada con ella, pero porque yo no quise—dijo, como una jarra de agua fría. —¿Quien cojones te ha dicho que si?—dijo enfadado.

—Mike—le confesé sin importarme nada. —¿Ella si quiso?—

—...Eh...Si...—dijo rascándose la cabeza. —¿Pero por qué cojones tiene que inventarse eso ese imbecil? El sabía que no había pasado nada entre nosotros—

—Liam n-no pegues voces—le dije, llevándome las manos a la cabeza, que me dolía bastante.

—Lo siento, joder—dijo acercándose a mi de nuevo. —¿Estás bien?—

—Si si—le dije, para apartarle. ¿Por qué cojones no me lo contaste?—le dije bastante calmada.

—No quería darte algo por lo que preocuparte o estar mal—dijo cabizbajo.

—¿Porque estoy enferma?—dije. —¿Porque soy esa tonta que se queda en casa mientras su amiga se intenta follar a su novio?—dije comenzando a alterarme.

—¡No digas eso Jessica!—dijo volviendo a elevar la voz.

—Estoy harta...—dije dejándole en la puerta para sentarme en el sofá.

—¿cuando fue todo eso?—le dije.

—Antes de intentar conseguir el dinero para la operación—dijo. —Después no volvimos a hablar—

—Por eso te escondió en aquel piso—dije encajando ideas. —Se preocupaba por ti, por que no te pasara nada—dije cabizbaja. —Pero, ¿por qué me mentiría Mike a mi cara?—

—No lo sé—dijo entristecido.

Le miraba, y no podía aguantar pensar cuánto le quería. Cuanto había sufrido estos días después de enterarme de eso. Cuanto necesitaba abrazarle y sentir sus brazos rodear mi cintura. Este noto mis miradas, e hizo lo mismo. Me levanté sin más, y mi cuerpo iba solo. Me senté a su lado, y cogi su mano. Por un momento, me volvía a sentir viva. Este colocó su mano en mi rostro, para secar mis lágrimas.

—No podría soportar que fueras de otra—dije, sintiendo una lagrima recorrer mi mejilla.

—Ni yo—dijo, antes de abrazarme contra su pecho cariñosamente, y posteriormente besarme. Con los labios que tanto necesité por esos días. Podría reprocharle tantas cosas acerca de Sally, podría odiarle por habérmelo ocultado... pero simplemente le miraba y se me pasaba, era más grande el dolor de perderle.

—Te quiero—le dije al borde de sus labios, sin pensarlo.

—Y yo a ti—

DÉBILES ⓒ| 2 Parte FRÁGILESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora