Tras despedir a Liam, me sentí en la necesitad de realizarme a mi misma, y cumplir con lo que había estado dándole vueltas toda la noche y la mañana. Sally. Me estaba comiendo demasiado la cabeza. Tanto que llegue a la conclusión de que quizás no la conocía. Había dejado de ser la chica extravagante y chistosa de aquel asqueroso instituto. Se había metido en demasiada mierda, dudaba de su lealtad...y estaba segura de que aquello no era amistad. Ya no.
Revisé mi móvil y dudé tantas veces de llamarla que casi se me fue toda la mañana. Lo hice porque sabía que debía, en un punto o otro.
—Hola—dije, algo confusa, cuando respondió mi llamada.
—Hey...—dijo. —Te he estado llamando—dijo con un hilo de voz. —Varios días...—finalizó.
—He estado muy ocupada...con exámenes y todo eso—mentí, y después me pareció absurdo lo que dije, pero ya era tarde.
—Necesito hablar contigo—dijo de repente, inquietandome aún más.
—...está bien—dije, algo tímida.
—Tengo una fiesta hoy en mi apartamento. No es grande. Podrías venir, con Liam y algunos amigos—dijo, sonándome demasiado extraño.
—¿Una fiesta? ¿Tú?—le pregunté, extrañada por su unusual comportamiento.
—Si...bueno he hecho algunos amigos y además me gustaría que los conocieras—
—Está bien entonces...—dije. —Te veo allí—
—Te veo allí—me respondió de vuelta, como si nada hubiera estado frío entre nosotras todo este tiempo.
Sin embargo, todavía a esas alturas me seguía preguntando que sentía mi mejor amiga por mi novio. Pero pretendía descubrirlo. En aquella fiesta.
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DÉBILES ⓒ| 2 Parte FRÁGILES
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