Deseos de un cupido [Viktuuri/Yuuvik]

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—...¿Tienes tus libros, mochila y chaqueta? ¿Sabes qué tienes que hacer? Recuerda actuar como estudiante. ¿Quieres galletas? Solo céntrate en la tarea. Está es tu primera...

—"Es tu primer reparación de corazón". Minami, ya es repetido eso 10 veces.

—Solo me preocupo por ti~

—Soy mayor que tú...—sonríe a tal comentario.—Me retiro ya.

—Muy bien—sonríe—te veo después.

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Ruidos escandalosos de la cuidad inundan mis oídos conjugados con las voces de las personas que transitan la acera. Ver a tantas personas provocan una angustia de que nunca encontraré a "Viktor".

Caminando entre pequeños tropiezos y deslizándome en medio de la gente, miro a mi alrededor buscando a una persona de tantas, una a la cual se supone tengo que ayudar a ser feliz.

—A-ah...¡Waa!—mis pies, enredados con los de otra persona, terminan traicionando mi equilibrio y caigo al suelo—duele...

—Oh, discúlpame.—alzo la mirada para ver al responsable de mi caída en seco.

Será...

Extiende su mano para auxiliarme. Sacudo mis ropas y ya cómodo, examinó cuidadosamente su rostro; sus facciones y el color de sus ojos.

—¿Te encuentras bien?—esa mirada triste es espeluznante; me provoca un escalofrío continuo por mi columna vertebral.

—S-si, estoy bien. ¿Y tu?

—No te preocupes.—sonríe para finalizar dando la vuelta y alejarse.

No te vayas

—E-eh, ¡Espera!—corro intentando alcanzarlo, mirando que no se vaya más lejos de lo que ya está y que mis ojos no se despeguen de él.

Le tomo por la manga de su abrigo beige, provocando que se detenga y un poco sorprendido dirija la mirada hacia mí, quien está jadeando a un lado suyo.

—Vik...Viktor...espera...—inhalo aire, recobró un poco mi apariencia y me preparo para lo que viene.

—¿C-cómo conoces mi nombre?

Si bien venía preparado para muchas cosas nunca imagine está pregunta tan sencilla y tan difícil de responder.

—Yo...—nervioso siento como el sudor resbala por mi mejilla. Esquivo la mirada a donde sea con tal de encontrar una excusa creíble. O mejor dicho, en vez de una excusa una mentira creíble. —Te conozco de la Universidad; estudiamos la misma carrera. Solo...no me di cuenta que eras Viktor en ese momento, todo pasó muy rápido...—rasco mi nuca, buscando más ideas—Qui...¡Quisiera que fuéramos amigos!

Mis ojos se cierran automáticamente de que pronuncio esas palabras. No quiero ver su expresión al escuchar lo que contestará.

—...Lo siento, pero ahora no tengo mucha cabeza para pensar en esto.

Abro mis ojos. Confundido veo su mirada triste mostrando que comprenda, como si por dentro estuviera roto y no tuviera tiempo de pensar en otra cosa.

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