Amar es... || PanHwi (Lai Guanlin x Lee Daehwi)

2. Historias de amor

—Deja de verlo así, le vas a hacer un hoyo.

—Cállate. —Trató de concentrarse en su almuerzo sin éxito alguno, ya que Daehwi llamaba su mirada con un efecto casi magnético.

—En serio, no puedo creer que no haya notado que te gusta, siempre lo ves fijamente... Como acechándolo.

—Eso es porque antes de ayer no tenía idea de que existía.

—Cierto... ¿Cómo llevas aquello?

—Horrible. No esperaba que los demás profesores no quisieran llevarle la contraria al señor Yang y prefirieran que nos quedemos en esos puestos el resto del curso.

—Me refiero a cuanto has avanzado... ¿Ya le pediste su número? —El mayor volvió a poner su atención a la bandeja frente a él, claramente evitando la mirada de su amigo.

—¿Le has hablado siquiera? —Lo vio negar. —¿Así como quieres tener tu primera vez con él?

—¡Oye! —Se escandalizó y su rostro se volvió todo rojo. —No digas eso, suena demasiado extraño. Yo estoy enamorado de verdad.

—Como sea, debes hacerlo pronto o te lo van a ganar. —Guanlin siguió la mirada de su amigo y pudo ver a un chico acercándose a la mesa a donde Daehwi, Jinyoung y Jihoon se encontraban almorzando. —Es de tercer año.

—¿Quién es?

—Creo que su nombre es Kim Jaehwan, siempre anda diciendo lo lindo que es.

—Está acariciando su cabello. —Un imaginario escenario en donde ese chico y su amor platónico son pareja, navega en su mente sin previo aviso.

—Ve a hablar con él.

—Tienes razón. —Ante la mirada sorprendida de Seonho, el mayor se pone de pie y da tres pasos antes de volver sobre ellos con cara de angustia. —Es mala idea, seguramente lo arruinaré.

—¡Lee Daehwi! —Gritó el más bajo después de guiñarle un ojo a su amigo.

El chico que robaba suspiros de Guanlin puso su atención sobre ellos, ocasionando que él quisiera desviar la mirada, sin embargo, al buscar un escape, notó que Jihoon lo estaba observando atentamente. Suspiró en señal de fastidio y volvió a poner su vista en el chico que se dirigía a él.

—Hola chicos, ¿sucede algo?

—Es que...—Comenzó a titubear. —Quería preguntarte algo. —A pesar de que el rubio asintió un par de veces para que continuara, seguía sin poder pronunciar palaba, con lo que logró que una risa suave saliera de los lindos labios del contrario.

—¿Y qué es?

—¿No le dirías lo de quedarse hoy a planear algo sobre el trabajo? —Le ayudó Seonho.

—Cierto, ¿puedes?

—Claro, avisaré que llegaré un poco tarde. —Les sonrió y luego volvió a su lugar.

El más alto dejó salir el aire de sus pulmones. Tenía la sensación de que moriría si el pequeño permanecía frente a él un segundo más.

—Demonios. —Con la vista de su amigo sobre él, sacó de su bolsillo una pequeña libreta de apuntes y comenzó a escribir con rapidez.

—Eres muy romántico, ojalá no fueras una mariquita y pudieras decirle que esas notas son tuyas.

—Apenas puedo hablar cuando lo veo, ¿cómo se supone que me confiese? —No levantó su vista del papel en ningún momento. Cuando estuvo terminada, simplemente la dobló y se puso de pie. Seonho ya se imaginaba que iría a dejarla a su casillero. —Volveré en 5 minutos.