Amar es... || PanHwi (Lai Guanlin x Lee Daehwi)

11. Confesiones de una máscara

Seonho puso los ojos en blanco.

Si hacía cuentas, aquella era la décima vez en el almuerzo que lo hacía.

Miró a su derecha y sonrió un poco debido al rostro desfigurado por el asco de su compañero.

Volvió a mirar al frente y puso los ojos en blanco. 11 veces durante el almuerzo.

—¿Por qué eres tan lindo? —Guanlin acarició  con la punta nariz el cuello del mayor mientras él se hacía pequeño debido a las cosquillas.

—¿Por qué eres tan guapo? —Daehwi respondió con aquella pregunta.

Comenzaron a besarse y Seonho volvió a poner sus ojos en blanco. 12 veces. Aquél debía ser un récord.

Ya había sido una semana de eso y el menor no podía estar más harto de esos dos.

Era lindo, lo admitía, pero ver a alguien tan feliz con su novio le daban ganas de tener pareja y quería alejar aquél pensamiento a toda costa.

El más alto alzó con la punta de sus dedos el mentón de su novio y metió la lengua en su boca de forma tan sutil que incluso fue romántico.

Sorpresivamente, fue Jinyoung quien decidió romper con su burbuja amorosa lanzando encima de Guanlin el contenido de su vaso, haciendo sobresaltar a Daehwi y obteniendo una mirada de desaprobación de su parte. Acto seguido, el chico se puso de pie y salió de la cafetería a paso veloz.

—¿No deberías ir con él? —Preguntó el extranjero. El bajito hizo un puchero.

—No va a ocurrir nada si se separan 5 minutos. —Expresó el menor presente. —Ve con él, yo ayudaré a Linlin a secarse.

—De acuerdo. —Siguió el mismo camino que su mejor amigo y el par se dirigió al baño de varones para secar toda esa agua.

—¿Qué está mal con él? —Preguntó el menor al aire.

—¿Pasó algo entre ustedes?

—Si algo malo le sucede, ¿tiene que ser mi culpa? —Tan pronto como entraron a los sanitarios el joven tomó un par de toallas de papel y las extendió en dirección a su amigo.

—Bueno, como Jihoon no ha salido de casa por estar enfermo, entonces tal vez aprovecharon el tiempo y-

—Lai, no soy el amante de nadie. Sólo pasó una vez, lo juro.

—¿Y la vez que no entraron a clase?

—De acuerdo... Una vez y media. —Esta vez fue el joven taiwanés quien rodó los ojos. —Acordamos que no volverá a pasar y que es mejor ser amigos.

—¿Entonces por qué está tan enojado?

—Te atacó a ti, no a mí. —El alto rio con su pequeño chiste y decidió no darle vueltas al asunto. —Pareces muy feliz con esa pequeña nutria. Me alegra.

—Es hermoso, ¿no? —Se mordió el labio inferior. —Toda esta semana hemos sido inseparables. Por las tardes alguno va a la casa del otro y nos besamos, nos damos mimos y nos abrazamos todo el rato.

—Es normal, apenas están comenzando. Además, ahora tus más bajos y pervertidos deseos pueden ser satisfechos, ¿no? —Soltó una carcajada debido a lo sonrojado que se encontraba Guanlin. —¿Qué tan lejos han llegado?

—Ammm... No lo sé. ¿Cómo podría saberlo si nunca había estado de novio?

—Tienes razón... Cambiaré la pregunta. ¿Qué tan cerca han estado de tener sexo?

—Llevamos saliendo una semana. —Ocultó el rostro colorado  de su mejor amigo fingiendo que necesitaba más toallas de papel. —No vamos a hacer eso pronto.