Jacob y el Misterio de los árboles caídos

Capítulo 3: "Abre el libro Benjamín, acá empieza mi historia "

Recuerdo que era la década de los ochenta; en aquella época los Hippie caminaban por las calles de Nueva York con su radio consola entre sus hombro fumando marihuana en cada rincón, normalmente no era extraño verlos gritar " ¡Paz y Libertad para todo el mundo!" Mientras escuchaban la célebre interpretación de Jimi Hendrix.< ¡Carai sí que era bueno este guitarrista! > Recuerdo también que los negros de aquella época continuaban con sus protestas en contra del racimo. Marti Luther King ya no estaba para seguir luchando por sus derechos, pero les había dejado un legado, así que se las arreglaban para seguir buscando la igualdad norteamericana. También recuerdo que en casa tenía un Pac-Man. Era algo así como un videojuego. En los ochenta todo mundo quería un Pac-Man . Aunque a decir verdad, realmente no era mío, si no de mi primo Bill. Ese vago adicto de veinte cinco años, mayor que yo por tan sólo dos números. Él vivía conmigo en la ciudad de Nueva York. Estaba casi todo el tiempo jugando con ese videojuego.

Me acuerdo también que aquel día era sábado en la tarde; caluroso y terrible sábado, pues el verano ya había azotado a toda la ciudad y en vez de estar en la playa prefería ir al museo, pero ese sábado no tenía tiempo. Esa tarde tuve mi décimo sexta entrevista. Esta vez había sido en el The New York Times. Sí, buscaba un trabajo en el periódico " ¡Sábado caluroso más una terrible entrevista" ¡Joder! Ese no era mi día. ¡Dios...! Para colmo, no había cruzado del todo la puerta de mi casa y ya escuchaba las estupideces en la radio:

- ¡Buenas tardes Nueva York! ¡Es verano y el cuerpo lo sabe; tomen cerveza, vayan a la playa, y porqué no amigos " Vean en bikinis esas mamasitas" ¡ Eso sí, mucho cuidado con que los cache el novio! "¡Hace calor y el cuerpo lo sabe!" - ¿Por qué demonios ponían a ese demente en la radio? ¿Acaso no sabía Nueva York qué era verano? Dios... Recién me había sentado en el sofá para descansar y aún continuaba escuchándolo - ¡Hora de bailar!- Concluía con una risa mediocre. Me pregunto porqué Bill siempre solía poner esa estación ¿Acaso no sabía que odiaba la mediocridad de ese sujeto? Era un estúpido en cuanto el buen diálogo expresivo, pero en la selección de música solía en ocasiones acertar con algunos de mis gustos. Esa tarde puso a sonar " i Got You " de James Brown ¡Carai! Sí que amaba escuchar esa música, y ni decir de mi primo Bill. De echo no lo había visto en ninguna parte la sala, aunque la verdad ya sabía muy bien en dónde estaba, así que no me molesté en llamarlo.

De inmediato empecé a quitar la corbata de mi traje y sin percatarme ya entonaba agusto algunas letras de la canción, era algo cómo - ¡feel good!- Y aunque el día había sido difícil la cantaba con alegría, emoción y felicidad mientras bailaba sobre el sofá, bueno... Mecía "- ¡I knew that I would!- Lo sé era pésimo cantando, pero esperaba al menos aliviar mis disgustos con aquella bella melodía, y ahí fue cuando vi a Bill pasar frente a mí; estaba en calzones y los que tenía ya estaban hasta rotos, también comía un helado y mientras lo hacía bailaba al ritmo del Soul, era un baila patético parecido a los de un estripers callejero, tampoco cantaba nada bien y aunque la radio estuviese a todo volumen su mala voz estremecía hasta lo más profundo de mis oídos - ¡So good... So good!- Cantaba. Le pedí de favor que mantuviera la boca cerrada, pero seguía vociferando - "So good,so good! - Al parecer no me había escuchado. Luego de unos segundos volteó y al verme, dejó de cantar, bajó el volumen de la radio y dijo:

-Ah, Jacob, ¿has vuelto?

-Se supone- Le contesté con desdén mientras me ponía de pie.

-¿Esta vez te han dado el trabajo?- Preguntó al degustar nuevamente el helado.

-No tengo ganas de hablar.

- ¿Por qué?

-Por que no.

-Entiendo. No te han dado el trabajo- Afirmó al pararse frente a mí, luego dio dos palmadas con su mano sobre mi hombro derecho mientras me decía- Vamos Jacob, no te desanimes, tan sólo llevas dos días sin empleo. Mírame a mí; hace ya dos meses que no trabajo y gracias a eso mi madre aún me mantiene.