Vacío; es el echo de poder sonreír sin un sentimiento.
Dicen que las diferencias entre una emoción y el sentimiento son la intensidad y el tiempo que éste se quede en tu cuerpo.
Pero se que lo que estoy sintiendo, no es ninguna emoción, porque es algo que ya lleva tiempo, es algo que ya está arraigadamente atascado, en mi alma, en mi rota y desgarrada alma. Sé, por lo tanto que lo que siento es un sentimiento, uno el cual no puedo lograr descifrar, o como dirían algunos, uno el cual "no tenga la voluntad" de descifrar.
Me ha llamado la atención, el uso, y las diferencias entre la palabra "no sé" la utilizamos cuando, en verdad no tenemos ni la remota idea de la respuesta, y ni tan siquiera un mínimo conocimiento al respecto de lo que pensamos; que al típico "no sé" cotidiano que utilizamos para evadir desiciones, respuestas y resultados.
Pero si dejo aún lado lo que alguna vez fue, lo que alguna vez se sintió como una fría cuchilla atravesando, lentamente, dividiendo poco, a poco; tu corazón, partiéndolo en dos; te darás cuenta, si pones mucha atención, que el del daño, es más que nada, tu, y absolutamente tu.
Así que, sonreír ya no es difícil de verdad cuando, se tiene la costumbre de "elegir" ya no confiar.
Me impresiona, entonces, darme cuenta que soy yo mi propio infierno, mi propio sufrimiento, mi propio pedestal, sí, yo, mi final.