Unos golpes en la puerta lo hicieron reaccionar, había tardado demasiado en el baño.
— ¡Ya salgo! — logró decir subiendo un poco la voz.
Apretando un poco el nudo de la bata, miró su propia ropa doblada con demasiado esmero junto a sus zapatos, dejó todo sobre la barra del amplio lavabo y exhaló una vez más antes de abrir la puerta.
— Lo siento — se disculpó, caminando descalzo sobre las baldosas color blanco del lugar.
— Está bien, solo estaba asegurándome de que no te hubiera pasado nada. Además lo creas o no, te entiendo.
— ¿También te has desnudado por dinero? — preguntó Hongbin con ironía.
— Ah, no, pero ya he pintado algunos desnudos, y la gran mayoría siempre tiene pena... — comentó sonriendo — pero tranquilo, una vez que te acostumbras ni siquiera lo sientes.
Caminando con sigilo tras Ken — alumno de último año de la carrera de arte y pintura — se percató que en el tiempo que estuvo en el interior del baño, el lugar había sido acondicionado por todas partes.
En el suelo, dos pares de sábanas de diferente color estaban cuidadosamente acomodadas. Las luces del techo, habían sido direccionadas hacía ese lugar y al parecer los colores de las mismas eran de luz cálida.
— ¿Dónde me quieres? — preguntó Hongbin con valentía aunque no estuviera muy convencido del todo de decir aquellas palabras.
— Bien, necesito que te coloques justo en medio de las sábanas. Como estaremos por un par de horas aquí, así no estarás tan cansado ¿Qué te parece?
— Está bien, tú eres el artista.
Hongbin caminó hasta llegar a donde se encontraban las sábanas en el suelo, y al darse la vuelta pudo observar que el contrario tomaba su posición frente a un lienzo en blanco y un banquillo de madera.
— Cuando quieras — agregó Hongbin.
— Bueno, para eso necesito que te quites la bata — le dijo Ken.
«Pero que idiota» pensó.
Estaba muy nervioso, es que no estaba para nada acostumbrado a quitarse la ropa frente a un desconocido, claro que lo había hecho alguna vez, pero había incluido algo de alcohol en la sangre, uno que otro beso descarado y miradas entre sí, que habían aumentado su temperatura corporal, y por lógica otro cuerpo conectándose con el suyo. Y lo que estaba por hacer, era mostrarse como Dios lo trajo al mundo solo para una clase, donde su cuerpo sería expuesto frente un sinfín de personas a las cuales por supuesto no conocía y de las que esperaba no saber nada después de eso.
— Lo siento — dijo Hongbin con las mejillas levemente sonrojadas.
— Tranquilo, solo tienes que relajarte y pensar que estas en la playa.
— En una playa nudista quizás.
— ¿Ves? Ya lo tomaste con humor, esa es la actitud — Ken lo alentó.
Depositando ambas manos para deshacer el nudo de la bata, Hongbin tiró levemente de la prenda y gracias a la gravedad esta, cayó al suelo. Tragó saliva ruidosamente antes de que con su pie izquierdo la hiciera a un lado y finalmente asumiera la posición que el contrario le había indicado.
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Artwork [KenBin]
أدب الهواة¿Qué estarías dispuesto hacer por dinero? Hongbin se hizo esa misma pregunta, y por más que le dio vueltas a sus posibilidades, la única alternativa que le quedaba era vender su cuerpo.