Una vez que Hongbin estuvo vestido de nuevo, se miró una vez más en el espejo del baño, era curioso pero extrañamente se sentía como una persona nueva. Sonriendo por su loca idea salió finalmente al encuentro de Ken, quien ya lo esperaba con un sobre en donde su paga se encontraba dentro.
— Esto, es tuyo — le dijo Ken extendiéndole el sobre con una mano.
— Gracias — respondió Hongbin guardando el sobre en uno de los bolsillos traseros de su pantalón.
— Espera, ¿no lo vas a revisar?
— Sé que no nos conocemos, pero confío en ti — agregó Hongbin mostrándole su sonrisa con hoyuelos.
Ken también sonrió y aunque tenía la curiosidad latente en su interior, prefirió quedarse callado. Aunque quería descubrir, a qué se había referido Hongbin con respecto al dinero — y el porqué de su comentario de que al dejarse pintar era lo peor que había hecho para conseguirlo —, pero como él mismo había dicho apenas y se conocían, y no quería verse como un chismoso.
— Bueno, creo que ahora si ya debó irme.
— Si... está bien.
— Espero verte por ahí.
— Claro.
Se estrecharon las manos en el intercambio más extraño que les había pasado. Al parecer ninguno de los dos estaba listo para despedirse del contrario. Entonces Hongbin soltó la mano de Ken y dando media vuelta se fue acercando a la puerta para salir minutos después.
* * *
Hongbin casi odiaba tanto como amaba los fines de semana, sobre todo porque eran los días en los que el trabajo lo mantenía tan ocupado que no podía salir prácticamente a ningún lado. Lo único que lo consolaba era el día de pago, en el que todas sus horas caminando de un lado para el otro llevando platos y bebidas se veían recompensados.
— Hongbin esta es la comanda de la mesa tres — le dijo Joon Ki el cocinero.
— Gracias.
Hongbin tomó una charola y acomodó los platos junto a las bebidas y se dispuso a llevar el servicio hasta la mesa. En cuanto dejó el pedido, fue a limpiar un de las mesas que ya se habían desocupado, pero entonces unas cuantas risitas y alguno que otro cuchicheo lo hizo levantar la cabeza para ver de dónde provenían. Dos chicas, sentada justo en la mesa de al lado lo estaban mirando y hablando entre sí. Hongbin trato de ignorar ese hecho y continuó en lo suyo, pero entonces la voz de una de ellas llamó su atención.
— Oye, disculpa...
— ¿Si? Dígame ¿qué se le ofrece? — preguntó con cortesía Hongbin al notar que era a él a quien llamaba.
Hongbin se acercó a la mesa de las chicas dándoles una vista más clara de su rostro, entonces la otra habló.
— Sí, si es.
— ¿Disculpa? — preguntó Hongbin totalmente intrigado, quien no entendía absolutamente nada.
— Pues claro que es él, mira su rostro.
— Discúlpenme pero no las entiendo, ¿de qué están hablando?
— Bueno eres tú, el chico del cuadro.
— ¿Cuál cuadro? — preguntó casi con terror.
— Pues el cuadro del desnudo, el que está en la sala de arte de la universidad del Sur.
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Artwork [KenBin]
Fanfiction¿Qué estarías dispuesto hacer por dinero? Hongbin se hizo esa misma pregunta, y por más que le dio vueltas a sus posibilidades, la única alternativa que le quedaba era vender su cuerpo.