¿Qué estarías dispuesto hacer por dinero?
Hongbin se hizo esa misma pregunta, y por más que le dio vueltas a sus posibilidades, la única alternativa que le quedaba era vender su cuerpo.
Las pincelas de Ken era suaves sobre el lienzo, mientras trazaba líneas largas y otras más cortas. A Hongbin, le parecieron curiosos aquellas muecas y gestos que hacia cada tanto. Tales como sacar levemente la punta de la lengua desde una comisura, o abultar el labio inferior concentrando observando su trabajo.
«Adorable» pensó.
— ¿Por qué pintar desnudos? — preguntó Hongbin de repente.
— Verás, en la pintura hay una infinidad de técnicas diferentes para obtener un resultado, y se puede pintar cualquier cosa imaginable, pero el cuerpo humano tiene algo especial, que hace que las personas como yo, nos sintamos satisfechos al tener una pintura lista. Es toda una obra de arte...
El escuchar hablar a Ken con tanta pasión sobre la pintura, hizo a Hongbin reflexionar sobre lo que él mismo sentía sobre la fotografía. A él le encantaba capturar la esencia y los detalles de todos los lugares que visitaba, y aunque no fotografía retratos, podía entender la pasión a la que se refería Ken cuando se encontraba hablando de los desnudos.
— Bien, ahora si voy a necesitar que relajes el rostro porque comenzaré a detallarlo ¿de acuerdo?
— Está bien.
A diferencia de como se habían dado las cosas al principio, al comenzar a pintar el rostro de Hongbin, Ken tuvo más cuidado y lo observó con mucho más detalle a él que a su pintura. Parecía tonto decir que el que estuviera desnudo ya no significaba nada, y eso quizás por la forma en la que sus miradas se conectaban, inclusive parecía que los dos parpadeaban casi al mismo tiempo porque había momentos en los que no dejaban de mirarse.
* * *
El atardecer se iba levantando con rapidez, dejando entrar los rayos anaranjados que cubrían bellamente el lugar en donde Hongbin había estado en el suelo.
— ¿Quieres verla? — le preguntó Ken en cuanto vio que el contrario terminaba de colocarse la bata, cubriendo su cuerpo finalmente.
— Claro.
— Aún le hace falta algunos retoques, pero esos los puedo terminar solo.
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Hongbin se acercó hasta la posición en donde Ken se encontraba sentado, observando maravillado su propio retrato. El fondo del lienzo era azul marino, el cual contrastaba con los colores de las sábanas que estaban debajo de él, pero lo que más dejó un poco anonadado a Hongbin era como se veía su cuerpo. Él en primera instancia había imaginado que se encontraría con una pintura grotesca que mostraría al descubierto sus partes íntimas, como en una película porno o un manga hentai, pero era todo lo contrario.
La posición de su pierna izquierda dejaba cubierto lo justo, para que su hombría no se viera reflejada en el lienzo, y por la pose de su brazo derecho, este dejaba ver el rostro de Hongbin de una forma relajada y al mismo tiempo se veía como si estuviera esperando por alguien.
— ¿Y qué te parece? — le preguntó Ken finalmente.
— Vaya, creo que me he quedado sin palabras, luce genial — comentó Hongbin muy sorprendido.
— Gracias, me alegra saber que te ha gustado.
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Sé que la imagen no corresponde exactamente a mi descripción, pero fue la que más se acercó.