Tres historias cortas que se leen en 15 minutos. Ponte en la piel de alguna de las personas que vivieron la catástrofe del 24 de Octubre, en la Ciudad de Nivek. Una terrible erupción volcánica que dejó marcados los corazones de todos aquellos que la...
Sales corriendo de la estación de monitoreo. Aterrado, sientes como la tierra se resquebraja a cada paso que das. A tu alrededor, se abren más fisuras, como si la tierra no soportara la increíble presión que se acumulaba en su interior. No lo comprendes. Tus estudios jamás te hablaron de esto.
Escuchas gritos provenientes de una fisura. Llegas corriendo hasta el lugar y logras divisar las cuerdas que sostienen a tus compañeros. Te asomas al interior y notas la misma oscuridad de siempre. Que extraño... ¿no hay magma?
Notas como las cuerdas se agitan y te apresuras a ayudar a subir a los de abajo. La tierra tiembla con violencia. Miras hacia arriba, hacia el majestuoso cráter, a la punta del monte Brauquiana. Lo que ves, te deja paralizado. Lo sabías... esto no es una erupción.
Una gigantesca columna de fuego... sí, de fuego, emanaba desde la tierra hacia el cielo, perdiéndose de vista en las nubes. Era un espectáculo aterrador. Llamas tan potentes como un tornado, tan vistosas como uno y diez veces más aterradoras, brotaban como un chorro que destruía el edificio del volcán.
Las nubes se tornaron negras y las laderas de la montaña comenzaron a desmoronarse. El fuego comenzó a llover, uniéndose a las nubes negras. Un gran derrumbe en forma de nube de fuego comenzó a descender, desde el cielo hasta el suelo. El volcán Brauquiana se unía a la destrucción.
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No podías creer lo que veías, estabas paralizado. De pie, observando como una nube de fuego se acercaba a ti. Y fue entonces, cuando lo notaste. Tus ojos se iluminaron de rojo, pero no por el fuego, sino por el reflejo de unas inmensas escamas color carmesí. Una bestia, un gigante de color rojo. El fuego emanaba de sus fauces y se dirigía hacia ti.
No pudiste hacer nada, ni siquiera intentar correr. La estación, el bosque, el cielo y la tierra... incluso el volcán. Todo fue destruido por el monstruo que había salido de la tierra. Jamás habrías imaginado... que existía una manera de morir así. Tomaste tu última bocanada de aire, y cerraste tus ojos. Todo terminó en pocos segundos.
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