"Solo es un beso."

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Capitulo 19

"Solo es un beso."

—Eres tan afortunado. ¿Sabes al menos como sostenerlo?—Yo niego y el rie.—Entonces esta es tu verdadera primera vez.—acota y me da una suave palmada en la espalda, apoya su taco contra la pared y vuelve a dirigirse hacia mi.—Me pondre detras de ti.—siento su aliento en mi nuca y me estremezco.—No te incomoda ¿verdad?

Oh, claro que no, solo que estas apoyado detras de mi. eres sexy y que mi novio muerto es muy celoso.

—No-no.—trago saliva y siento como respra en mi nuca, su fuerte respiracion hace que el cabello que cae sobre mi oreja se balancee ligeramente.

—Mejor, mira lo debes tomar asi.— toma mi mano derecha y la coloca si al final del taco.—Y esta va...—lleva mi mano suavemente hacia la punta contrario provocando que nuestros cuerpos se inclinen un poco hacia delante haciendo que nuestras "partes" se rozaran.

Y no, no era para nada extraño.

—Ahora, con tranquilidad lleva el palo hacia atrás. —Hace el movimiento. — Y golpeas la bola que más te gusta. —añade mientras con fuerza golpea la pelota naranja lisa haciendo que gire rápidamente hacia el hoyo que esta frente a nosotros. Se separa de mí y siento una brisa que recorre mi cuerpo, seguramente debe ser alguna de las ventanas que está mal cerrada, Elliot se acerca a donde están los tacos y me lanza uno.

—Golpea igual que yo, debes meter las bolas lisas cuantas más puedas. Apunta a la blanca y que golpee a la que quieras, cuando no logres meterla es mi turno de pegar.

“No logres meterla.” Tengo mente limpia, tengo mente sana.

—Lo mismo pasa conmigo. Una vez que metes todas las tuyas debes meter la bola negra y ahí es cuando ganas el juego. ¿Entiendes?— Asiento y él se para del otro lado de la mesa y se posiciona para pegarle a la bola. —Veamos que tal juegas ahora. —golpea la bola y golpea contra el borde para después girar rápidamente al hoyo a la derecha de Elliot. Trago saliva y me paro como el dijo para pegarle a la bola azul.

 

—Eh rulos, lo haces bien. — Elliot pasa su brazo por mis hombros y me apretuja contra él, en su otra mano tiene la quinta o sexta cerveza de la noche. — Solo debes darle más fuerte. — me mira y me sonríe de costa. — De esa forma, ganaras, siempre.

Dejo la cerveza que tengo en mi mano sobre la mesa y saco el brazo de Elliot de mis hombros volviéndolo a sentar. — Ya es tarde.

—Quedémonos un poco más, vamos ¡la noche es joven!— trata de levantarse de la silla pero cae fuertemente sobre la silla mientras esta choca contra la pared. ¿Cómo haré para llevarlo? Es media cabeza más alto que yo y casi el doble de mi  espalda.

—Debemos volver Elliot, es tarde.

—Con una condición.

—Con un beso.

— ¿¡Que!? No.

¿Qué no Harry? ¿De verdad?

¡Este ebrio pedazo de inútil!

—Solo es un beso.

—Te lo daré en la habitación.

—Oh, ya entiendo, si eso quieres. —se encoje de hombros y me toma de la mano. —Aunque este ebrio recuerdo el camino al hospital. — suelta la botella por ahí y camina entre la gente tirando de mi mano y empujando a la gente.

La muchacha rubia ya no está, ahora hay una chica con cabello corto negro y tiene puesta una camisa roja muy ajustada junto con un short que también deja ver tanta piel en sus piernas como la otra, nos saluda desde los pies de la escalera y nos dice que volvamos pronto, el chico de la cicatriz ya no está y eso hace que vuelva a estar tranquilo.

Subimos los peldaños con cuidado, mis manos están en las caderas de Elliot y el también sostiene mis manos mientras mira sus pies subir cada escalón. Duda con cada paso que da pero cuando comienza a ver más luz levanta la mirada y coloca su mano sobre sus ojos como “techito” para protegerlos de la luz.

Nos encontramos con el pasillo ahora un poco más oscuro, ahora no distingo donde está la cocina ni tampoco puedo oler el café o la  carne que está a punto de quemarse, ni siquiera me doy cuenta cuando pasamos los baños. Quizás es por estar tanto tiempo dentro de él pesado humo del tabaco, ese que se queda impregnado en tu ropa y en tu cabello aunque no quieras. Me sudan las manos y al salir del pasillo cierro los ojos, me duelen cuando se encuentran con las luces del lugar que están prendidas para iluminar todo el lugar, Rodrick nos saluda y pone su mano frente a Elliot antes de que salga.

—Son sesenta libras.

— ¿Qué?

—Lo que dije.

—Hombre, no traigo tanto dinero encima.—Elliot revisa sus bolsillos y mete la mano dentro del izquierdo.—Pero mira.—dice realmente sorprendido, al parecer realmente no tenía dinero pero el chico del uniforme si.—Solo tengo veinte, te debo los cuarenta ¿de acuerdo?

—No, nada de acuerdo ¡págame!

—Pero que no tengo el dinero, te lo traeré el miércoles cuando traiga los medicamentos ¿te parece bien?

Vaya, hasta estando ebrio podía hacer negocios, yo estando ebrio… lloraba.

—De acuerdo, pero me los traes ¿eh?

—Calma, soy de confiar. — Se dan la mano y la sacuden. —Tienes mi palabra Ralph.

—Rodrick.

—Si, eso.—Elliot camina rápidamente hacia la salida y tira de la puerta seguida del tintineo, esta vez los clientes no miran la puerta, solo se quedan riendo en un volumen muy alto mientras chocas sus cervezas y se abrazan,  ni siquiera prestan atención a lo que sucede a su alrededor.

Sale del bar y me apresuro a ir detrás de él, sale cruzado de brazos al igual que yo, veo mi nariz colorada aunque no creo que sea por el frio sino por el alcohol, en cambio Elliot tiene los ojos colorados y la nariz, pero el resto de su cara esta pálido, se va deteniendo y nada más me lo quedo mirando a la distancia.

El voltea y me mira, y yo lo observo ahí parado mientras el frio parece calarle los huesos, troto hasta él y lo abrazo, el se apoya en mi hombro y me abraza por la cintura y extrañamente así, así de tranquilos caminamos hasta el hospital, vamos con silencio tratando de acoplarnos al movimiento del lugar, como si fuéramos nada más que internos, mientras pasamos junto a una habitación miro el reloj de pared, eran las dos de la mañana ¡las dos de la mañana! Nos perdimos la cena y la hora de apagar las luces ¿y todo estaba tan tranquilo?

Vamos hasta las escaleras y ayudo a que Elliot no se caiga con cada escalón que sube, mientras que lo sostengo para que no se tambalee, escalón tras escalón llegamos hasta el piso tres donde estaba mi habitación, ya que no sabía la de él.

Lo siento en una de las sillas de plástico y lo ayudo a quitarse su ropa de interno, al igual que la mía la dejamos en un canasto de tela.

Justo en ese momento noto que lleva una pulsera de plástico como la mía.

“Paciente Elliot Mc. Greyson.  ing 240512

Seccion  Adolescentes-adultos.

Hab. 139

Doc  R.Stephan.”

 

No, esto no podía ser.

Elliot ¿un paciente? Un loco ¿Cómo yo?

Helloooooo beias criaturitas, ojala les haya gustado el cap ¿que piensan de lo que esta pasando? ¡dejen su opinion y no olviden de votar!

pd: perdonen por tardar es que tuve que estudiar y no pude subir u.u

Saludos y nos leeremos cuanto antes.

S xx.

Perdiendome. {pausada indefinadamente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora