22 de Noviembre de 2020 – 12:00 PM
Dos horas para la boda.
Sentada en mi sofá, veo como arreglan a mi hermana, que además de que me odia en este momento, decidió que asistiría a lo que ella llamo en el momento que el abrí la puerta “La gran farsa”. Ahora la están maquillando y acepto que está quedando muy linda, aunque según mi madre y la mayoría de las presentes, yo tengo un brillo especial el día de hoy.
La verdad es que no lo creo, pero quizá es sólo que hoy realmente me siento feliz, lo único que quiero es que acabe el día.
[…]
22 de Noviembre de 2020 – 01:00
Una hora para la boda.
Me siento en este momento como una muñeca a manos de mi madre, Nancy, Mónica y Maddie, las cuatro han decidido que el vestido debe de estar hiper ajustado, pues ya me han dejado super apretada dentro de el, y ellas dicen que aún le falta.
Oh, y como olvidarme de Romina que insiste una y otra vez en que ni siquiera piensen en tocar mi cabeza ya que no quiere que arruinen el peinado, así como ya decidió que será ella quien me ponga el velo.
Tomo aire y siento que ya es casi imposible respirar, mis pulmones están demasiado comprimidos y sé que no soportaré está tortura lo suficiente. Miro a Romina y le pido ayuda con los ojos, se que por alguna extraña razón, solo a ella le harán caso.
—Ya basta, la dejarán sin aire y no queremos que se desmaye en medio de la iglesia. —Dice apartando a todas de mi.
—Ven, ella lo entiende. —Murmuro mientras le sonrió agradecida. —¿No sería buena idea que ustedes comiencen a vestirse? —Cuestiono mirándolas a todas en bata.
—Cierto. —Dice mi madre y todas salen de la habitación, dejándome solo con Romina que ya trae el velo entre sus manos.
—Gracias, juro que si no las detienes habría muerto asfixiada. —Sonrió dándome la vuelta para que me ponga el velo, pero ella lo deja sobre la silla.
Inmediatamente siento sus manos en mi cintura, poco a poco siento como va entrando el aire. Ahí comprendo que está aflojando el vestido, giro la cabeza en su dirección, ella solo sonríe y vuelve a atar las cintas del corsé.
—Cuídalo, ¿Si? —Pide mientras toma nuevamente el velo.
—¿Ah? ¿A qué te refieres? —Cuestiono confundida, pero ella me hace sentarme en la silla de mi peinadora, quedando tras de mí dirige mi cabeza al frente. La miro a través del espejo y ella solo sonríe.
—A Alex, por supuesto. —Murmura con una sonrisa divertida y de inmediato la miro con los ojos abiertos, abro la boca para decir algo, pero nada sale, en cambio ella rie divertida. —Es mi amigo —aclara, y no puedo más que abrir aún más los ojos—, no sabía que lo conocieras, antes de saber que eras tú la que lo destrozó, juro que te odiaba aunque él te creyera muerta, cualquiera en mi lugar lo haría, si no supiera quien eres y no te hubiese visto hace ocho años. Se que estuviste mal también y me alegra que te haya encontrado. —Dice sin borrar su sonrisa.
—¿Cómo...
—¿Como lo sé? —Asiento. —Hable con él anoche, me llamo muy feliz y me contó que la mujer que había llevado al club, era la mujer que creía muerta, me contó que hablaron y lo que pasó —murmura con un deje de picardía—, le pregunté qué de quién hablaba y él me dijo tu nombre, al principio me confundió y luego entendí. —Dice terminando de acomodar el velo. —Él siempre lloró por ti, después de ese accidente en el que ambos casi mueren, él creyó que tú moriste, en realidad estuvo casi un mes en coma y cuando despertó solo pregunto por su Tery, durante casi una semana preguntaba a diario por ti, pero nadie sabía de quién hablaba más que su mamá y siempre le repetía que no sabía nada. —Niega. —Justo a la semana de que despertó llegamos su mamá y yo al hospital por la mañana, al entrar y verlo, él tenía los ojos rojos e hinchados, había llorado toda la noche según nos dijo la enfermera, cuando le preguntamos qué había pasado, el solo dijo que estabas muerta y era su culpa.
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¿Aun hay boda?
KurzgeschichtenDicen que el amor se vive con distinta intensidad cada vez. Dicen que el primer amor es el más intenso. Dicen que tienes a alguien destinado. Dicen que siempre hayaras una forma de llegar a él. Pero mi verdad, esa es que para mí el amor no se vive...