21 de Noviembre de 2020 - 10:30 PM
Quince horas, treinta minutos para la boda.
—Descansa, mañana será un largo día —sonrie y me besa una vez más, entonces sale de mi casa, lo veo entrar en su auto y un minuto después desaparecer al girar en la esquina.
Me adentro en la casa y voy hacia la cocina, enciendo la estufa y pongo a hervir agua par hacerme un té. Mientras tanto, limpio todo lo que ocupamos para cenar ya que fueron bastantes utensilios, además del tiradero de ingredientes que hay por el mesón.
No fue hasta casi las siete de la noche que caímos en cuenta de que no habíamos comido nada en todo el día, entonces decidimos preparar algo de comida, cosa que terminó en una guerra campal de ingredientes, la mitad fue a dar a la comida y la otra mitad terminó en nuestra ropa y cabello, así como en el suelo, las paredes y el mesón.
Él me ayudó a limpiar la mayor parte, pero quedaron los utensilios, la vajilla, los sartenes y cacerolas. Además de lo que hay en el mesón.
Terminó de limpiar y el agua ya está lista, la pongo en una taza y dejó caer el sobre dentro, lo endulzó con un poco de miel y la tomo para irme con ella a mí habitación. Me aseguro de que esté bien cerrado, enciendo la alarma, apagó las luces y entonces subo.
Al entrar sonrió bobaliconamente al ver toda la habitación hecha un desastre, otra en mi lugar estaría furiosa por el hecho de que la alfombra está húmeda, las toallas en el suelo, mi lámpara favorita haya terminado rota, o que mi cama este mojada, pero yo no. Yo no puedo si no recordar que hace solo media hora estaba en es cama haciendo el amor con el hombre que amo.
[...]
22 de noviembre de 2020 - 05:50 AM
Ocho horas, diez minutos para la boda.
Despierto debido al sonido de la alarma de seguridad, me levanto rápidamente, tomo el bate de baseball y bajo corriendo dispuesta a golpear a quien haya entrado en mi casa, pero al ingresar en la sala me encuentro con mi madre y mis amigas, acompañadas de no se cuántas personas con maletas en mano y vestidos en un perchero que han puesto en la mitad de mi corredor.
—Disculpen —llamo con voz dulce su atención—, ¡¿Que diablos hacen en mi casa a las cinco de la mañana?! —grito histérica olvidandome de la amabilidad.
¿Que acaso no piensan en que lo que único que quiero es dormir? Ayer hice demasiada actividad física y hoy estoy completamente molida, planeaban dormir hasta por lo menos las ocho de la mañana.
—¿Cómo que que hacemos? Hoy es la boda, acordamos que estaríamos desde a las seis de la mañana comenzando con la preparación. Ahora quítate eso y prepárate para tu masaje —ordena mi madre mientras veo como unos hombres comienzan a mover mis muebles y luego comienzan a poner unas mesas alargadas que parecen camas.
No digo más, obedezco por que se que intentar dialogar con está mujer es peor que hablar con una pared. Pero sé que algo bueno sacaré de esto, estando vulnerable podré sacarle información. Miro a los presentes y no me sorprende no encontrar a Maddie, se que realmente se enojo y solo espero que realmente se quede callada.
Diez minutos después, estoy casi desnuda acostada sobre la camilla en mi estudio, ya que por falta de espacio en la sala, terminamos aqui, mientras una muy hábiles manos deshacen los nudos que hay en mi espalda y cuello, es increíble que me hiciera todos esos en un día. Giro la cabeza y veo a mi madre a mi lado, se ve bastante relajada, así que creo que es el momento.
—Mamá, ayer estuve revisando lo que me voy a llevar a la casa nueva —menciono casualmente.
—¿Ah sí? ¿Y ya decidiste? —pregunta.
—Si, tengo todo ya arreglado. ¿Sabes? Entre mis cosas halle una fotografía de Lex, es del día del accidente —digo y miro como se tensa y abre los ojos para verme, por mi tono se que no sospecha nada, realmente lo dije como si fuese cualquier cosa.
—¿E-en serio? —cuestiona y siento su mirada a pesar de que eh cerrado los ojos para que no vea cuanto me importa.
—Sí, creí que ya no tenía ninguna foto de él —murmuro sabiendo muy bien lo que le pasó a todas las demás.
—¿Y que hiciste con ella? —pregunta intentando sonar tranquila, pero su nerviosismo se filtra en su voz.
—La guarde nuevamente, no se, pero verla me trajo recuerdos —digo haciendo una pequeña sonrisa a sabiendas de que me ve—. Me hubiese gustado verlo una vez más, poder hablar con él y preguntarle por que se fue, no se, me gustaría saber por que después de todo lo bueno que vivimos, me dejó así, sin más —menciono y siento mis ojos comenzar a picar, pero no por eso, si no por saber que ellos fueron los que lo alejaron de mi.
—Para que mi amor, él nunca te mereció y al irse así, demostró que siempre fuiste un juego —dice esta vez con una seguridad que me duele saber que así de fácil ya me mintieron una vez.
—Supongo que si, pero de igual manera planeo buscarlo —zanjo decidida.
—N-no creo que eso le guste a tu esposo y a tu padre, cariño —se apresura a decir sin poder contener sus nervios ya.
—Pues no pienso pedirles permiso, mamá. Usaré mi dinero, y además no haré nada malo, solo quiero una explicación —digo con tranquilidad. No planeo que descubra que ya lo eh visto y se la verdad.
—No hija, no seas terca, no pretendes humillarte ante él por una explicación cuando está claro que jamás te quiso —dice y eso duele.
—No mamá, no te equivoques, una cosa es que me humille y otra que quiera una explicación, solo quiero la verdad y eso tendré —aseguro y me pongo de pie sin importarme que aún no haya terminado el masaje, me pongo la bata y salgo en dirección a mi habitación.
Al entrar cierro con seguro y voy por mi celular, marco su número y me responde al cuarto toque.
—¿Si? —cuestiona, creo que lo acabo de despertar, recién recuerdo la hora.
—Hola —murmuro un poco arrepentida de llamarlo.
—Tery, ¿Qué pasa preciosa? —pregunta y se oye preocupado.
—Nada, no te preocupes, es sólo que acabo de hablar con mamá y ella miente con tanta facilidad que me da miedo, me horroriza saber qué es mi madre —digo sinceramente.
—No es algo que a estas alturas no supieras, corazón —dice con serenidad.
—Ya quiero que termine el día —digo para cambiar de tema haciendo un puchero.
—Yo también, pero las cosas deben de seguir su curso, ¿Recuerdas? —cuestiona y no puedo evitar reír.
—Eres imposible —murmuro alegré. Por lo menos ya me hizo olvidarme de la tristeza de hace un momento.
[...]
22 de Noviembre de 2020 - 09:00 AM
Cinco horas para la boda.
Bañada y enfundada en una bata de seda, ahora me encuentro sentada en una silla a mitad de la sala, una chica se encarga de hacerme pedicura, otra de hacerme manicura y Romina, como siempre, se está encargando de mi peinado y maquillaje.
Veo a mis amigas encantadas por la situación y yo simplemente no puedo parar de pensar que todo esto es inútil, pues al final del día no me voy a casar y sé que es hipócrita de mi parte disfrutar de todo esto habiendo tomado ya mi decisión, pero quizá en parte lo soy, solo con tal de tener lo que realmente quiero y deseo.
—Te ves radiante hoy, se nota que estás enamorada —dice Romina en mi oído mientras acomoda mi trenza—. El chico es afortunado.
Por la complicidad en su voz se que no habla de Shakir, por su tono se que sabe algo de lo que yo me estoy perdiendo y aunque me encantaría preguntarle, no está en mis planes que ellas lo sepan aún.
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¿Aun hay boda?
NouvellesDicen que el amor se vive con distinta intensidad cada vez. Dicen que el primer amor es el más intenso. Dicen que tienes a alguien destinado. Dicen que siempre hayaras una forma de llegar a él. Pero mi verdad, esa es que para mí el amor no se vive...