Extra 1

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19 de Diciembre de 2021 – 01:32 AM

                

Despierto con el ruido que sale del monitor al lado de mi cama, ya no es difícil como al principio, de inmediato me siento a la orilla de la cama y me pongo mis pantuflas.

—Tu ve a darle de comer a Kian, voy por el biberón de Kyle. —Murmura Lex, ya de camino a la puerta, asiento con una sonrisa y lo veo desaparecer por la puerta.

Tardó solo un minuto más en encontrar mi bata y caminar hacia la habitación de mis pequeños, al entrar los encuentro como siempre, Kian llorando y pataleando, mientras Kyle solo tiene sus ojos abiertos e intenta introducir su puño en su boca. Sonrió ante la imagen, amo a mis hijos.

Me acerco a Kyle, lo tomo en brazos y beso su frente, entonces voy hacia mi gritón, lo levanto y maniobró con ambos para que queden con sus cabecitas sobre mis hombros. Camino hacia el sofá y me siento con ambos a la espera de que venga Lex.

Siempre es lo mismo, Kian se acurruca en el espacio entre mi hombro y mi cuello comenzando a quedarse dormido, mientras Kyle juega con su mano y ríe, ambos son tan iguales y tan diferentes a la vez.

—¿Ya se durmió? —Susurra mientras se acerca para tomar a Kyle. Niego suavemente.

Siempre creemos que se duerme, pero no es así, simplemente se acomoda y espera a que venga su papá para que le dé de comer a su hermano, pues yo siempre espero a que Lex esté presente para que me ayude con uno.

Ya con mi bebé en brazos se sienta a mi lado y se acomoda para darle su biberón, mientras yo me descubro el seno para darle a mi otro pequeño. Desde que nacieron es así, a Kyle no le gusta el biberón, hemos peleado para poder darle ya que eventualmente será más difícil, pero él se niega completamente, mientras que a Kian no le gusta que le dé pecho y a diario tengo que sacarme la leche para darle en el biberón.

Media hora después ya ambos están dormidos, con cuidado los llevamos a sus cunas y los dejamos descansar. Vamos a nuestra habitación y nos disponemos a dormir una vez más, tenemos tres horas y media antes de que sean las siete y despierten nuevamente.

[...]

Abro la puerta con una sonrisa, que se amplia más al ver tras ella a mi nueva mejor amiga y su esposo, ambos vienen llegando de su luna de miel, creí que tardarían más pues recuerdo haberles obsequiado cuatro meses en un viaje por Europa.

—¡Cathy! —Chilla causando que su esposo lleve sus manos a sus oídos.

—¡Romi! —Chillo yo, haciendo que Lex, se que queje con un gruñido a mi espalda.

Ambas nos fundimos en un abrazo entre grititos mientras los hombres niegan divertidos. Tras ellos abrazarse también, nos adentramos en la casa y vamos hacia la parte trasera donde esta el jardín y la terraza.

—¿Donde están mis ahijados? —Pregunta Romina, una vez tomamos asiento en un sofá de la terraza, mientras vemos a los hombres ir hacia el asador.

—Arriba, dormidos. —Respondo sonriendo. —Por ahora aún comen y duermen, es rara la vez que duran despiertos. Cuéntame, ¿Cómo les fue? ¿Por que volvieron antes?

—Muy bien, todo fue perfecto tal como lo recordaba, pero él tuvo que volver por el trabajo y no había manera de que yo me quedara sola ahí, por eso nos regresamos. —Murmura con una sonrisa.

—Que pena, yo pensé que le habían dado los cuatro meses. —Menciono recordando haber hablado con su jefe para que le diera ese tiempo. Aunque claramente ella no tiene por qué saber eso.

—Si se los dio, pero hubo problemas en la firma y lo necesitaba, prometió darle los tres meses más para las vacaciones del próximo año, por lo menos me alegra haber vuelto para celebrar navidad en familia. —Sonríe con alegría, se ve feliz y eso me gusta, su vida tampoco ah sido fácil y espero que un día ella pueda arreglar sus asuntos pendientes. —¿Y ustedes? ¿Has hablado con tu familia?

—Tengo a mi familia aquí, Romi. Lex, los niños, ustedes, esto es mi familia. —Digo con seguridad, pero con algo de pesar, en ocasiones me gustaría responder a sus llamadas, pero se que es en vano, ellos jamás se arrepentirán de lo que hicieron.

—Sabes que si, pero tarde o temprano tendrás que enfrentar a tus padres y tu hermana. No te lo había dicho, pero tu hermana me llamó hace unos días, quiere que te convenza de que le respondas. —Dice con una sonrisa de lado, mientras me mira con pesar. —Sabes que no lo haré, pero quizá necesitas escuchar lo que te quieren decir, puede ser importante.

—Tal vez algún día, quizá esto que siento hacia ellos en algún momento pase y entonces decidiré hablar con ellos, hasta entonces solo quiero que me dejen con mi enojo en paz. —Niego con calma. Ella no es la culpable de lo que ellos hicieron.

[...]

—Te vi muy pensativa durante toda la tarde, ¿Pasó algo? —Cuestiona Lex, pasando su brazo por encima de mis hombros a la vez que se acomoda mejor en la cama para que recueste mi cabeza en su pecho.

—No, solo que me quedé pensando en lo que dijo, Romi. —Respondo acomodando mi cabeza en una posición mas cómoda.

—¿Que te dijo? —Cuestiona realmente intrigado.

—Madeline, le llamo. —Respondo con simpleza. —Me dijo que quieren hablar conmigo, pero yo no sé si quiero oírlos.

—Quizá tiene razón, no te digo que lo hagas ahora, pero tal vez ellos aún tienen mucho que decir, deben de tener un motivo por el que lo hicieron, ¿No crees?

—No hay motivos suficientes para justificar lo que me hicieron, amor... lo que nos hicieron. —Corrijo con dolor.

—Lo se, bonita, pero piensa en que eventualmente tienes que volver a verlos, se que lo que pasó fue horrible, yo también lo viví, pero tienes que hablar con ellos, no esperes a que sea muy tarde. —Murmura y se a que se refiere.

Cuando volvimos de nuestro viaje hablamos de muchas cosas, entre ellas me contó que cuando su madre murió, él estaba peleado con ella, se había ido de la casa y a pesar de que le daba todo, no la había ido a visitar. Entonces en la noche que murió ella le llamo solo para decirle que lo amaba. Se que él no quiere que me pase lo mismo con mis padres.

—Lo pensaré. —Murmuro cerrando los ojos, no quiero dormir, pero tampoco quiero seguir hablando de esto.

¿Aun hay boda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora