Cobarde

462 50 0
                                    

Ya comenzaba a aclarar, el sol salía como todos los dias, un día cualquiera de entre el montón en el calendario. Pero no para Dean.
Arrodillado junto al cuerpo sin vida de Castiel. Inmóvil y en silencio.
Su ego le hacía pensar que después de todo lo que paso en su vida, no habria castigo, tortura o dolor alguno que pudiera quebrarlo. Pero ese vacío en el estómago y la opresion en su pecho que parecía romper sus huesos, le mostraban que estaba equivocado, muy equivocado.
No era consciente del tiempo, ni de lo pasaba a su alrededor. Ni siquiera podía llorar. No era como si hubiese perdido algo, era como si hubiese perdido todo. Estaba vacío.

-Dean- su hermano había perdido la cuenta de las veces que lo llamo. Y otra vez la respuesta fue la misma: silencio.

Pasado el mediodía, Sam se desespero. Su hermano mayor seguía sin reaccionar.

-Lo siento Dean- Dijo Sam mientras intentaba levantar el cuerpo del Ángel tendido en el suelo- sabes lo que tenemos que hacer.- pero su hermano se lo impidió, tomandolo de las muñecas con fuerza, negando con la cabeza, con una mirada que a Sam, por un momento, le pareció de súplica.
Hasta sintió algo de alivio al ver una reacción de su hermano, aunque sea pequeña.
Fue por un poco de agua, no quería que se deshidrate por su insistencia de quedarse junto al Ángel.

-bebe-dijo tendiendole la botella- se que estas mal, pero no lo empeores.- su hermano asintió y bebió el agua- ¿Que haces Dean? No puedes quedarte aquí para siempre, tenemos trabajo. También era mi amigo, mi hermano y me duele, de verdad que me duele, pero no tienes idea de lo que vi en esa casa, tenemos...-

-Espero- la primera y única palabra que dijo su hermano desde que el Ángel murió.

-¿Que?-

-Preguntaste que hacía Sam, estoy esperando- su hermano menor parecía no entender y eso le molestaba- estoy esperando que vuelva, el siempre vuelve.

-Entiendo- Sam buscaba las palabras correctas para no herir a su hermano- Dean no creo que... tal vez... puede que está vez- no encontraba las palabras correctas porque no las había.

-Siempre vuelve y está vez estaré aquí.

-Al menos entra a la casa, podemos llevarlo dentro también si quieres.

-Estoy bien aquí gracias.

Sam decidió no insistir, al menos ya hablaba y eso era un avance.
Cuando la noche llego, el Winchester menor decidió probar suerte otra vez.
Se arrodilló junto a su hermano y por un rato sólo compartió el silencio.

-Dean, Mamá puede estar viva aún, en otra dimensión, con Lucifer de compañero de viaje- Sam sabía que debía dar a su hermano un motivo para levantarse.

-Tenemos trabajo entonces- dijo poniéndose de pie- Encontraremos la forma de traerla de vuelta y Cass volvera, todos estaremos bien. Siempre lo logramos.

-Claro que lo haremos.... Ok esto no te va a gustar, pero... debemos enterrarlo, no podemos dejarlo aquí.- Dean negaba con la cabeza.- Eschame, tu saliste de tu tumba arrastrándote, el es un Ángel del Señor un poco de tierra no lo detendrá.

-Tienes razón. Pero cuando vuelva, porque va a volver, te echare la culpa de todo. Tu tendrás que explicarle por que su recipiente estubo alimentando gusanos.

-Mi responsabilidad- Sam hasta pudo sonreír al escuchar un chiste, aunque de  mal gusto, de su hermano.

Enterraron el cuerpo de Castiel en ese mismo lugar, a poca profundidad. Marcaron el lugar con algunas piedras, y en una de ellas Dean tallo ''Cass''.

-Tenemos que irnos Dean. ¿Que haces?-

-Dejo una nota- Contesto mientras le enseñaba un papel donde decía ''Idea de Sam''.- la dejaré en la mesa de la casa junto a las llaves de esa horrible camioneta.

-Me parece bien, apurate. Tengo que hablarte de algo, no te he contado lo que vi en la casa- Sam estaba notablemente nervioso.

-Espera en el auto. Voy en un minuto.

Dean entró a la casa, dejo sobre la mesa las llaves y el mix tape que encontró en la camioneta de Castiel.
Volteo la nota y escribió: ''Lamentó no estar aquí, pero juro que de ahora en adelante estaré siempre para ti''.
Firmó la nota y salió de la casa. Estaba a punto de subir a su auto, cuando algo más fuerte que él lo hizo volver sobre sus pasos.

-¡Dean sube al auto!

-¡En un momento, olvide algo!

Volvió a la casa tomo la nota y la hizo un bollito en su mano. Sacó otro papel de su bolsillo y escribio: ''Te dejo el obsequio que te di, para que esa camioneta tenga algo de buen gusto''.

Una vez en la carretera, sintiéndose seguro tras el volante de su bebé y con su hermano dormido, sólo podía pensar en el papel arrugado que aún estaba en su bolsillo.

-Si seré cobarde.

El Cielo De Castiel (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora