Hola Cass

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Pasaban los dias tortuosamente lentos para Dean. Cada vez que la puerta del Búnker de abría, cada ruido en la noche, cada vez que su teléfono sonaba, su corazón daba un brinco con la esperanza de que fuera Castiel.
Pero eso no paso. Perdió la cuenta de los dias que pasaron. Ocupaba su mente con la reconstrucción del Búnker y la infructuosa investigación de la búsqueda de su madre.
Pero no perdía la Esperanza. Ni uno sólo de los dias que pasaron, ni por un segundo siquiera dudo de que el Ángel volvería. Sólo pensaba en que cuando él volviera ayudaría a resolver el problema de su madre. Y luego entonces podrian pensar en el mayor de sus problemas: el Nefilim.

-Dean despierta!!- su hermano golpeaba su puerta pero el lo ignoraba- Levantate prepárate café... que demonios... ¡Dean alguien entro al Bunker!

Al escuchar a su hermano se vistió a toda velocidad. Recorrió el pasillo a toda prisa hasta llegar a las escaleras que daban a la puerta de entrada.

-¿Seguro que alguien entro?

-Si Dean, escuche la puerta.

-Pudiste haberlo imaginado, yo no escuche nada.

-Claro y mi imaginación dejo eso sobre la mesa.

Dean veía inmóvil las llaves, el Mix tape y la nota que había dejado para Castiel en la mesa de aquella casa, ahora en la mesa del Búnker.
Sentía que su corazón se saldría de su pecho por la forma en la que latía sin control.

-volvió- Fue lo único que salió de sus labios.

-No, no lo hizo y no lo hará- Chuck era quien hablaba, volvía de la cocina con una taza de café.

-¿Que?- Dean lo miraba desconcertado- Eres Dios solo traelo de vuelta.

-Lo intenté, pero el no quiere volver. Dice que está bien donde esta.- Chuck se sentó a la mesa y con un movimiento de cabeza señaló las cosas sobre ésta.- Pensé que seria mejor traerlas, no tenia sentido dejarlas donde estaban.

-Un momento- dijo Sam- ¿Está bien donde esta? ¿Donde sería eso?

-El cielo- Contesto Chuck señalando arriba con su índice.- ¿Preparan waffles?.

-No, digo si puedo preparar waffles- Sam estaba confuso- Pero los Ángeles no tienen cielo.

-Castiel lo tiene.

-Entonces el no quiere volver aqui- dijo Dean- ¿Simplemente renunció y ya? Eres su padre ordenale que vuelva.

-No puedo obligarlo. Libre Albedrío ¿Recuerdas? Sólo quería que lo supieran... y... ¿Quien hará los waffles?

-Yo- dijo Sam- vamos a la cocina. ¿Vienes Dean?

-No, estaré en la biblioteca.

Todo este tiempo esperándolo y él era quien no quería volver. Dean se sentía traisionado y furioso. Ni siquiera lo noto cuando tiro el primer libro contra la pared. Pero cuando tiro todo el librero y estubo a punto de aventar la lámpara se dio cuenta de que estaba llorando. No lo había hecho ni una sola vez desde lo ocurrido. Pero esta vez la situación era distinta, esta vez sabía que no volvería, que era el final. Y no sólo porque las cosas se dieron así, sino porque Castiel lo quería así.
Se sentía un imbécil llorando pero no podía detenerse. Lo había esperado, había orado, mantuvo la esperanza hasta el final. Pero las cosas no se quedarían así. Castiel tenía que saber que era un traidor, un desertor, un cobarde.

-Llevame- dijo Dean entrando a la cocina.

-¿Estabas llorando?- pregunto Sam, cuando la respuesta era mas que obvia.

-No- Contesto y luego de dirigió a Chuck- Llevame donde esta Castiel puedes hacerlo, eres Dios.

-Si quieres puedo hacerlo- Chuck estaba más que satisfecho. Su plan salía a la perfección.

-¿Puedes llevarnos a ambos?- Sam pregunto sorprendido de que accediera a llevar humanos al cielo.

-Claro que puedo, sólo tienen que morir y ya.

-¿Que?

-¿Que?

-Si, arriba hay una regla de 'No humanos vivos'.

-Ok lo haremos.- dijo Dean.

Chuck chasqueo sus dedos y dos armas aparecieron en la mesa de la cocina.

- Adelante, yo no mató humanos.

-Dile eso a los primogenitos de Egipto-dijo Sam tomando el arma- ¿Estas listo Dean?

-Nací listo. Te veo del otro lado.

Luego de los disparos. Lo próximo que vieron fue la casa de Bobby. Era de noche. Dean se preguntaba por que, de cualquier lugar en el mundo, Castiel elegiría la casa de Bobby para pasar la eternidad.

-Esta dentro- dijo Chuck.- pero no esta solo tendremos que esperar.

-¿Como que no está sólo? ¿Quien esta con él?- Pregunta Sam.

-¿Quien crees? Ustedes.- Dijo señalando la puerta, de donde el otro Sam salía sonriente.- Bueno sólo queda uno, esperemos.

-Esperen ustedes- Dean se dirigía a la casa- yo ya espere suficiente.

-Dean espera- Sam trato de detenerlo, pero fue frenado por Chuck.

-Déjalo. Esto será interesante.

Sigieron a Dean hasta la casa. Pero en lugar de entrar se dirigio hasta la ventana de la cocina.
De cualquier escenario que pudo imaginarse, lo que estaba frente a él pudo estar al final de la lista.
Castiel lavaba los platos o eso intentaba, ya que el Dean que se encontraba dentro lo abrazaba por la espalda y besaba su cuello.

-Si sigues así no terminare nunca- dijo Castiel- espera arriba, terminaré esto rápido y subire.

-No tardes- dijo luego de besarlo y salió de la cocina.

Dean miraba la escena desde afuera muy sorprendido. Pudo esperarse cualquier cosa, desde encontrarlo pescando en un muelle hasta verlo bailando desnudo con abejas. Pero eso si que no se lo esperaba.

-Tengo que reconocerlo Chuck- dijo Sam intentando esconder su sonrisa- eso si que fue interesante.

Dean fue hasta la puerta sin decir nada, golpeó y espero.
Sam intento seguirlo, pero una vez mas Chuck lo detuvo.

-Tienen que arreglar esto solos.

Castiel escucho unos golpes en la puerta y pensó que Sam había decidido no entrar de sorpresa, para no volver a encontrarse con una escena incómoda, otra vez.
Pero cuando abrió la puerta, la alegría que sentía de disolvió y sólo podía sentir un nudo en el estómago.

-Hola Cass.

El Cielo De Castiel (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora